Este 8 de marzo fue otorgado a la artista chilena Cecilia Vicuña y a la alemana Katharina Fritsch el León de Oro a la Trayectoria de la Bienal de Venecia. El premio reconoce el devenir creativo de ambas artistas y será entregado el próximo 23 de abril, día que coincide con la inauguración de la exposición italiana en Ca’Giustinian, sede del evento.
A propuesta de la curadora de la 59ª Exposición, Cecilia Alemani, la decisión fue aprobada por el Directorio de la Bienal, presidido por Roberto Cicutto. En palabras de Alemani, “Vicuña es una artista y poeta que ha dedicado años de invaluable esfuerzo a preservar la obra de muchos escritores latinoamericanos, traduciendo y editando antologías de poesía que de otro modo se hubieran perdido”.
La artista chilena es también “una activista que ha luchado durante mucho tiempo por los derechos de los pueblos indígenas en Chile y el resto de América Latina. En las artes visuales, su trabajo ha abarcado desde la pintura hasta la performance, pasando por montajes complejos. Su lenguaje artístico se basa en una profunda fascinación por las tradiciones indígenas y las epistemologías no occidentales”.
Asimismo, la curadora italiana recuerda que Vicuña se adelantó a muchos debates ecologistas y feministas, e “imaginó nuevas mitologías personales y colectivas”. “Muchas de sus instalaciones están hechas con objetos encontrados o materiales de desecho, entretejidos en delicadas composiciones donde lo microscópico y lo monumental parecen encontrar un frágil equilibrio: un arte precario que es a la vez íntimo y poderoso”.
Al escuchar la noticia de su reconocimiento, Cecilia Vicuña, quien vive entre Santiago de Chile y Nueva York, explicó que es muy significativo para ella recibir este premio, pues algunos de sus antepasados paternos llegaron a Chile desde el norte de Italia en el siglo XIX, “así que aprendí a amar su historia y su arte”. “Es un gran honor y una alegría para mí recibir el León de Oro en un momento en que la humanidad está tratando de mantener la paz y la justicia contra viento y marea”, afirmó la creadora de la noción “arte precario”.
Katharina Fritsch, por su parte, declaró que se sentía “muy honrada y agradecida con este premio”. Alemani así recuerda el primer encuentro con una de sus obras: “La primera vez que vi una de las obras de Katharina Fritsch en persona fue en Venecia, en la primera Bienal a la que asistí, la edición de 1999, comisariada por Harald Szeemann. La enorme pieza que llenaba la sala principal del Pabellón Central se titulaba Rattenköning (El Rey Rata), una inquietante escultura en la que un grupo de roedores gigantes está agazapando un círculo con las colas anudadas, como en un extraño ritual mágico”.
“Cada vez que me encontré con una de las esculturas de Fritsch en los años posteriores”, agrega Alemani, “sentí la misma sensación de asombro y atracción vertiginosa. La contribución de la Fritsch al campo del arte contemporáneo, especialmente la escultura, ha sido incomparable. Crea obras figurativas que son a la vez hiperrealistas y fantasiosas: copias de objetos, animales y personas, representados fielmente a cada detalle, pero transformados en extrañas apariciones”.
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