El cineasta cubano Emmanuel Martín participa en First-Time Filmmakers Sessions

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Emmanuel Martín junto a los actores de ‘Historias de ajedrez’ (2019), durante el rodaje de la escena “Match ficticio entre Karpov vs. Fischer, Japón, 1975”

Envuelto en su aura de outsider del cine independiente cubano, Emmanuel Martín ha colocado su largometraje de ficción Historias de ajedrez (2019) en el programa de First-Time Filmmakers Sessions del Lift-Off Film Festival Global Network. Con un recorrido internacional apreciable, la película puede que encuentre ahí el terreno idóneo para su promoción, en tanto el Lift-Off surge precisamente como un espacio enfocado en impulsar el trabajo de creadores imposibilitados de acceder a los circuitos más instituidos del mercado cinematográfico. Concebido como una alternativa de apoyo, su objetivo es insertar en la industria a aquellos realizadores audiovisuales que, moviéndose en el cerco de lo independiente, despuntan con talento y propuestas estéticas singulares.

De ser sólo un festival de cine, Lift-Off Global Network se ha trasformado ya en una plataforma multinacional con eventos alrededor del mundo, que incluye iniciativas disímiles interesadas en trascender la proyección en sala. En la actualidad, abarca acciones de producción y fomento, intercambios de experiencias creativas, encuentros de discusión y otras tantas actividades que, al maximizar las oportunidades de los creadores independientes, logran también dinamizar la concepción estándar de la industria del cine, ensanchar las nociones instaladas en el pensamiento contemporáneo sobre el audiovisual. Despegue apropiado para cineastas independientes, esta organización activa estrategias abiertas a toda clase de ideas novedosas y trasgresoras. Junto a los festivales celebrados anualmente en las diversas sedes internacionales, se efectúan a lo largo del año varios eventos de colaboración e intercambio con proyecciones en línea, como es el caso de First-Time Filmmakers Sessions. Aunque su esquema de programación se genera aparte, en estos eventos –comprendidos bajo la denominación de Showcase— se escogen también obras para la Selección oficial de los festivales Lift-Off.

Con el propósito de presentar las obras al mayor público posible, de ofrecer otras oportunidades de proyección y discusión para estos materiales independientes y engrosar la audiencia para este tipo de producto, privado de las grandes industrias, la programación de First-Time Filmmakers Sessions arrancó el día 19 y se mantendrá disponible hasta el 28 de este mes. Entonces serán seleccionadas las cinco obras con mayor votación, las cuales pasarán a manos de los jueces oficiales de Lift-Off, quienes optarán por una de ellas para su participación en Pinewood Studios durante el evento de ganadores de los festivales internacionales integrantes de esta extensa red global. Aquí tiene Emmanuel Martín, sin lugar a dudas, un resquicio más por el que echar a andar sus malabares fílmicos, sus caprichos de autor, sus antojadizas manías por situarse al margen de todo cuanto huela a qualité cinematográfica, como decían los miembros de Cahiers du cinéma, que para él se traduce en lugar común o prefabricación de estilos.

Contra cualquier pronóstico, este realizador ha decidido permanecer en Santiago de Cuba –en un país donde, no sólo por imperativos geopolíticos, la dinámica cultural y artística más importante se concentra en La Habana–, haciendo un cine que se mueve entre un estilo conscientemente “imperfecto” y cierta obsesión por atrapar en la imagen distintivos de los márgenes de su realidad. Residir en Santiago de Cuba no es un dato ocioso, puesto que su obra faceta un espacio y una manera de ser poco vistos en el cine cubano, el mismo que, en efecto, podemos tomar como mayormente “capitalino”. Emmanuel Martín ve esta particularidad espacial como un factor diferenciador para sus trabajos. En una entrevista que le hiciera el crítico Antonio Enrique González Rojas para el Bisiesto de la 17ma Muestra Joven ICAIC, comentaba: “En la mayoría de las obras filmadas en La Habana se toca mucho el tema político, no sé si la palabra «político» sería correcta. Puede ser «social», se refiere al cambio rotundo de la sociedad y del país. Pienso que la obra del santiaguero es totalmente diferente. Trata de hablar sobre cosas que han existido siempre en la humanidad: las relaciones humanas, de pareja, y las pone en un lugar preponderante, antes que hablar de la política, de la situación económica y social que vive el pueblo de Cuba. En eso se diferencia el cine santiaguero. Es un cine más íntimo, que no da tanta importancia a la situación del país”.

Es justo la inmersión en determinada marginalidad –no recortada del fondo cívico condicionado por el devenir de la Revolución–, lo que torna tan interesante el trabajo de este cineasta. Sus filmes, con el paso del tiempo, han experimentado una “corrección formal” que, sin embargo, no renuncia a retratar los conflictos y las contradicciones de los individuos materialmente fijos a ese ambiente. Un matiz de estima es que este director acude a una marginalidad urbana, citadina, que tiene su mejor explicación en la imposibilidad de ciertas personas para alcanzar un estatus económico capaz de desprenderlos de la reality bites. En Historias de ajedrez se advierten esos seres fracasados a pesar de sí mismos, fajados contra un contexto que les impide obtener eso que buscan con afán denodado: la felicidad. Los personajes de Emmanuel Martín poseen una intensa vitalidad, están atrapados en situaciones que no por cotidianas dejan de ser excepcionales; están ansiosos siempre por encontrar su lugar en el mundo, por agenciarse la placidez que reporta el estar conforme con lo que han hecho con sus propias vidas.

Historias de ajedrez junta tres relatos en los que este juego resulta un detonante temático esencial, pero sin constituir el centro dramático de las historias narradas. “El profesor” mira la existencia de un perdedor, un hombre asfixiado por la incapacidad de tomar las riendas de su destino. En “Campeonato nacional de ajedrez (f)” conocemos el ámbito privado de una Gran Maestra que discute por esos días el título de Campeona Nacional, a quien sus circunstancias familiares acorralan hasta dejarla sin salida. Y “Diabéticos” revisa el devenir de dos personas que desde la niñez alimentaron una intensa amistad en torno al ajedrez, quienes ahora, en plena vejez, se ven abocados a la desdicha y buscan escapar de ella. En un intento por aprehender las razones de estos personajes, el filme apuesta por un estrepitoso realismo, no por la naturaleza analógica del cine ni por la inclinación de la cámara a registrar el entorno material y a los individuos desde un mínimo de artificios, sino por la intensidad con que aspira a agarrar la caída de los personajes.

Detrás de las incorrecciones, los desvaríos narrativos, las fallas dramatúrgicas de los filmes de Emmanuel Martín, late la aspiración por escrutar, ahondar en esas vidas particulares. No es otra la sustancia que las sostiene. Puede que acusen una peligrosa vulnerabilidad estética, pero tienen la inteligencia –otro punto a su favor– de adentrarse en esas problemáticas existenciales sin enfatizar las circunstancias, o sea, los imperativos políticos del entorno social cubano. Quizás logra, de este modo, un entendimiento más cabal de nuestra lógica civil contemporánea.

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ÁNGEL PÉREZ
Ángel Pérez (Holguín, Cuba, 1991). Crítico y ensayista. Compiló y prologó, en coautoría con Javier L. Mora y Jamila Media Ríos, las antologías Long Playing Poetry. Cuba: Generación Años Cero (Casa Vacía, 2017) y Pasaporte. Cuba: poesía de los Años Cero (Editorial Catafixia, 2019). Tiene publicado el libro de ensayos Las malas palabras. Acercamientos a la poesía cubana de los Años Cero (Casa Vacía, 2020). En 2019 fue ganador del Premio Internacional de Ensayo de la revista Temas, en el apartado de Estudios de Arte y Literatura. Textos suyos aparecen en diversas publicaciones de Cuba y el extranjero. Vive en La Habana.

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