A dos años de las históricas protestas del 11 de julio (11J) en Cuba, un grupo de cubanos se concentró en la plaza de las Cortes, frente al Congreso de los Diputados, en Madrid. Lo hicieron con la intención de rememorar las manifestaciones sucedidas en más de cuarenta ciudades y poblados cubanos en 2020, reprimidas fuertemente por el Estado. Además, exigieron la liberación del millar de presos políticos en las cárceles de la isla y la reposición de la democracia en un país que ha sufrido la condena dictatorial en las últimas seis décadas.
“Aquí hacemos lo que en Cuba no podemos hacer”, dijo la activista y defensora de los derechos humanos Carolina Barrero. Ella fue la encargada de entregar a la Cámara de Legisladores que resulte elegida de las elecciones generales convocadas para el 23 de julio próximo en España una carta que recomienda la no conciliación del Gobierno de España con una regencia totalitaria en el Caribe.
La carta, firmada por dos decenas de manifestantes cubanos (y no sólo), que está disponible para consulta y apego de manera telemática señala: “En el segundo aniversario de las históricas protestas del 11 de julio, los cubanos sostenemos con firmeza y verdad legítimos nuestros reclamos de libertad. En las plazas públicas de las capitales europeas y americanas nos reunimos sosteniendo intacta la voluntad de cambio democrático pleno, el reconocimiento de la pluralidad política y social, la edificación de un estado de derecho basado en la independencia de poderes y de la capacidad de elegir libremente a nuestros gobernantes. Los ciudadanos no se deben a sus gobiernos, son los gobiernos quienes han de rendir cuentas y ofrecer servicio a la voluntad de los ciudadanos”.
Y prosigue: “Hace dos años, ante el levantamiento ciudadano pacífico y desarmado, Miguel Díaz-Canel respondió con una orden de combate que puso al país al borde de un conflicto civil. Hoy son más de 1 047 los presos políticos, al menos 35 menores de edad y 116 mujeres, todos sometidos a tortura, según el informe publicado ayer por la organización Prisioners Defenders. El 11 de julio lo dedicamos a ellos, a los condenados, los perseguidos, los exiliados y los asesinados por la dictadura. No hay parte que haya sido en vano. Nada podrá mitigar la realización de la libertad”.
Una parte de la comunidad cubana en Madrid estuvo en la plaza de las Cortes “para solicitar a la cámara de legisladores que el Estado español se ponga del lado de las fuerzas democráticas y no de la élite militar corrupta en el poder [en Cuba]. Para que sean los derechos humanos, y no los intereses económicos, los que determinen la política exterior española hacia el principal aliado de Putin en Latinoamérica. España ha de recordar los lazos culturales y familiares que la unen a Cuba, a su gente, no a los usurpadores del poder”.
Un grito resonaba frente a las columnas corintias del Congreso español: “Usamos nuestra voz para amplificar la de quienes, tras las rejas, la dictadura busca sin éxito silenciar”.
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