Falleció el célebre pianista italiano Maurizio Pollini, gran intérprete de Chopin

El célebre pianista italiano Maurizio Pollini falleció en la madrugada del  sábado pasado, 23 de marzo, en un hospital de Milán, a los 82 años. Se habían anunciado conciertos suyos en Madrid, Zaragoza y Barcelona para el mes de abril, que fueron cancelados en febrero a causa de una seria condición respiratoria.

“El Teatro alla Scala llora el fallecimiento de Maurizio Pollini, uno de los grandes músicos de nuestro tiempo y referencia fundamental en la vida artística del teatro desde hace más de cincuenta años”, anunció el célebre teatro de Milán, donde el pianista dio 168 conciertos.

Pollini siempre defendió “el papel de la música, entendida como componente esencial de la cultura y de la vida civil y como herramienta de transformación de la sociedad”, destacó el teatro. Aunque fue un virtuoso del piano desde edad temprana, no sólo se limitó a tocar e interpretar a los clásicos, también se involucró en varios proyectos para acercar la música contemporánea al público obrero.

Maurizio Pollini se graduó del Conservatorio de Milán. En 1960, con 18 años, ganó uno de los concursos de piano más prestigiosos a nivel mundial, el Concurso Chopin de Varsovia. Su presentación en este certamen está recogida en una grabación, de 1960: Concierto para piano núm. 1, de Chopin (EMI/Warner Classics).

“Pollini fue un intérprete capaz de revolucionar la percepción de compositores como Chopin, Debussy y el propio Beethoven, y de promover con incansable dedicación la escucha de las vanguardias históricas, sobre todo Schönberg, y de la música actual”, añade el comunicado.

Su último recital en el Teatro alla Scala fue el 13 de febrero de 2023. Allí también participó en encuentros con estudiantes y formó parte de jurados y conferencias. Su influencia internacional contribuyó a renovar la interpretación de un gran repertorio pianístico desde Beethoven a Debussy.

Siempre puso en un lugar central el valor de la composición, por encima de la interpretación. Con el sello Deutsche Grammophon empezó grabando, en 1971, los Tres movimientos de Petrushka, de Stravinski, junto a la Séptima sonata, de Prokófiev. Chopin fue otro de los compositores que ocupó buena parte de su repertorio. A muy temprana edad, para el sello EMI, grabó el Concierto para piano número 1 en Mi menor, de Chopin, con la Orquesta Philharmonia, dirigida por Paul Kletzk.

Durante su extensa carrera, abordó a otros grandes de la composición como Schumann y Brahms, Schoenberg, Webern, Pierre Boulez, Luigi Nono, Karlheinz Stockhausen, Giacomo Manzoni, Salvatore Sciarrino y Bruno Maderna.

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En una entrevista para The Guardian, entre las pocas que ofreció en su vida, transmitió con claridad y concisión su perspectiva sobre el papel que desempeña el arte en la sociedad contemporánea: “En cierto modo, el arte es un poco como los sueños de una sociedad. Parecen contribuir poco, pero dormir y soñar son de vital importancia en el sentido de que un ser humano no podría vivir sin ellos. De la misma manera, una sociedad no puede vivir sin arte. Por otra parte, creo que el gran arte tiene aspectos enteramente progresistas, elementos que de alguna manera están fuera del detalle del texto o incluso de las opiniones políticas de la persona que lo genera”.

Pollini obtuvo un Premio Grammy en 2007, a la mejor interpretación instrumental solista (sin orquesta) por Chopin: Nocturnos. Además, el Premio Ernst von Siemens en 1996 y el Premio Imperial de Japón en 2010. Obtuvo la condecoración de la Orden al Mérito de la República Italiana en grado de Caballero, en 2000, y la Medalla de Oro de la Cultura y el Arte. Recibió también el doctorado honoris causa de la Universidad Complutense de Madrid, en junio de 2013.