El 3 de octubre pasado la ilustradora cubana Gabriela Chang (La Habana, 1994) publicó en Facebook: “Por favor, necesito apoyo en Instagram con esta ilustración. Debido a los filtros de contenido sensible no puedo usar los hashtags o me tumban la publicación y ya con esta sería mi tercera advertencia por [infringir] las leyes de la plataforma”.
A continuación, un emoji con cara de gatico suelta una lágrima.
La imagen es reveladora: una púber con antifaz rojo; una boca cubierta de rojo; una falda manchada de rojo; una mano –casi– deforme entintada de rojo. Sobre la mano, un caracol repta. El caracol es un pene. Instagram censura los caracoles.
Las ilustraciones de Gabriela Chang no se reducen a la imitación de un modelo, sino que se precipitan en la persecución de una desmesura, de un artificio que intimida, paraliza o aterra. En sus dibujos el artificio es fascinante; magnetiza una idea de vulnerabilidad tan desacralizadora como cualquier disidencia contemporánea. Es la propia simulación de esa disidencia, en calidad de gesto trasformador, la que decide la metáfora.
Debemos entender la simulación como una pulsión (Severo Sarduy). Debemos entender las ilustraciones de Gabriela Chang como reverberaciones de una apariencia. Femenina, nos dice. En ellas una panoplia cromática hace variar cada vez el camuflaje para que la presa se acerque sin desconfianza.
Instagram te ha hecho varias advertencias. ¿Cuán cáusticas llegan a ser algunas de tus ilustraciones para que esta red social te llame la atención? ¿Cómo respondes a eso?
Primero, quiero aclarar que Instagram ha implementado una inteligencia artificial que detecta contenido que puede resultar ofensivo o sexual. No sólo yo me he visto afectada, también páginas de galerías y otros artistas. Más allá de eso, reconozco que mis obras reflejan mis emociones y esto puede tener como resultado imágenes explícitamente violentas y de una sensualidad morbosa y agresiva. Quizás esto a personas más sensibles les afecte, por eso me he visto en la necesidad de retirar hashtags y tags de la mayoría de mis trabajos más explícitos. Entiendo que la gente tiene miedo de sus deseos más íntimos. Comprendo que lo que hago es para aquellos que desean descubrir quiénes son sin temor alguno.
¿Es verdad que muchas veces no estás segura de cómo nombrar tus ilustraciones? ¿Es verdad que a veces ni siquiera sabes qué texto va a acompañarlas en tus posts?
No pienso en esas cosas realmente… La gente en redes sociales no tiene tiempo para leer, o simplemente no quieren. Prefiero dejarle el trabajo a la imagen, y que el espectador se vea impactado por aquello que teme experimentar incluso en su intimidad.
Hablemos de tus bocetos ¿Qué pudiéramos encontrar en tu sketchbook?
En mi sketchbook no encontrarás bocetos de mis ilustraciones. Ahí suelo experimentar con nuevas maneras de emplear mis materiales. Anoto ideas para futuros trabajos. Siento que si hago un boceto esto le va a quitar cierto misterio a la imagen final, como si al dibujar tratase de acceder a alguna memoria lejana.
Desde que estabas en la academia tus ilustraciones han explorado una zona en cierto modo onírica. ¿Por qué hurgar en la psique?
Cuando estaba en la escuela primaria y secundaria me sentía muy cohibida, tanto por mis profesores como por mis compañeros de aula. Recuerdo que fueron periodos muy estresantes para mí. Aún tengo pesadillas en las que vuelvo a cursar el sexto grado. Incluso cuando entré en [la Academia Nacional de Bellas Artes] San Alejandro esa autocensura permaneció en mí, impidiendo que me relacionara con otros y creara obras desde una perspectiva más sincera, de acuerdo con quien yo sentía que era.
¿Nos referimos a una psique sólo personal?
Sí.
¿Nos referimos a una psique femenina?
Sí.
¿Feminista?
No, y no es que esté en contra de mis derechos como mujer, sino que siento que últimamente ciertos movimientos han tomado un auge tan grande que en vez de ser una causa han pasado a convertirse en términos de moda.
Háblame de los gatos. ¿Por qué vemos tantos gatos en tus dibujos?
Me encantan los gatos. Siento que son seres misteriosos e incomprendidos. Siento que, de cierta manera, reflejan cómo me siento con respecto a mi espacio personal y cómo interactúo con los demás. También me parecen un símbolo de lo femenino; son animales con un ritual de apareamiento bastante violento para lo frágiles que son en apariencia.
Muchas de tus ilustraciones poseen figuras rojinegras. Esas figuras, muchas veces, parecen muñecas destrozadas. ¿Son muñecas destrozadas?
No. Es mi intención que evoquen el goce hallado en ser manipuladas como muñecas; que disfruten en ponerse a sí mismas en situaciones de vulnerabilidad, de entrega total, de espectadoras a la vez que autoras de sus propios deseos.
¿Cómo entiendes el deseo? ¿Cómo el deseo guía tus trazos?
Me impulsa el sorprenderme por el camino que toman, a medida que las realizo, muchas de mis obras. Las piezas exigen que me cuestione y me obligue a fluir todo el tiempo con el personaje que se va mostrando.
¿Cómo el shunga, el ukiyo-e, el bijin-ga y el eroguro han influido tu obra?
Además de ser obvia mi admiración por los códigos estéticos, los conceptos y las formas representativas del gran panorama del arte asiático, mis motivos son personales y autorreferenciales. Ese arte me ha impactado y servido para dar sentido y reinventar, así como plasmar, mis vivencias.
¿Quiénes han sido tus maestros, tus principales referentes?
Takato Yamamoto, Tsuguharu Fujita, Audrey Kawasaki, Suehiro Maruo, Toshio Saeki y Aya Takano.
¿Qué ilustradorxs cubanxs llaman tu atención?
Actualmente noto un movimiento muy amplio de ilustradores. Me llaman mucho la atención los trabajos de elmenorenlahabana, ultraviolencie_graphics, Chabeli Farro y Duchy Man. En algunos casos cito los perfiles de Instagram porque no sé sus nombres.
¿En qué trabajas actualmente? ¿Cuáles son tus proyectos?
Actualmente estoy explorando las posibilidades que ofrece el mundo de los NFTs. Me enfoco en los códigos que he aprendido del arte japonés para emplearlos desde la perspectiva de mis vivencias personales. En el futuro me gustaría poder comercializar mis obras, y apoyar activamente la causa animalista en Cuba.
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