Guggenheim de Nueva York exhibe una retrospectiva de la artista germano-venezolana Gego

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Gego instalando ‘Reticulárea’; Museo de Bellas Artes de Caracas, 1969. (FOTO Juan Santana © Fundación Gego / Vía: www.guggenheim.org)
Gego instalando ‘Reticulárea’; Museo de Bellas Artes de Caracas, 1969. (FOTO Juan Santana © Fundación Gego / Vía: www.guggenheim.org)

Gertrud Goldschmidt (Hamburgo, 1912-Caracas, 1994) adoptaría el nombre de Gego a su arribo a Caracas, Venezuela, tras huir en 1939 del nazismo en Europa. La tierra venezolana no solo le brindaría un hogar, sino que también sería el espacio donde la creadora se abriría camino en el arte después de cumplir sus cuarenta años.

Hoy, cerca de doscientas obras suyas se exhiben en una retrospectiva que ha organizado el Guggenheim de Nueva York. Gego: Midiendo el infinito incluye esculturas, dibujos, grabados, textiles y libros de artista, junto a imágenes fotográficas de instalaciones y obras públicas, bocetos, publicaciones y cartas. Las piezas reunidas están fechadas desde principios de los años cincuenta hasta inicios de los noventa.

La exposición podrá visitarse hasta el 10 de septiembre de 2023. Una selección de la misma viajará en otoño de 2023 al Museo Guggenheim Bilbao.

La retrospectiva en Nueva York ha puesto a dialogar obras que ponen de relieve “nuevas investigaciones sobre las intersecciones de Gego con los campos de la arquitectura, el diseño, la coreografía, la educación, el grabado y el tejido”, indica el museo.

El trabajo de Gego siempre giró en torno a la relación entre los objetos y el espacio arquitectónico. La artista fue escultora, grabadora y pintora, pero su formación fue en arquitectura e ingeniería, herramientas que no abandonaría en su práctica creativa.

A lo largo de su polifacética carrera recurrió a la abstracción pura para cazar formas inéditas, pero nunca se identificó con ningún movimiento. Gego rechazó las tendencias artísticas que la rodeaban: tanto el realismo mágico y onírico, frecuente en el arte latinoamericano de los cincuenta, como el arte abstracto o el cinético y el constructivismo de raíz europea. Al final de su carrera, experimentó con materiales “pobres”, como desechos industriales y metales.

Su pieza más emblemática, Reticuláreas, la realizó para el Museo de Bellas Artes de Caracas. La obra es un esqueleto de estructuras de alambres, con figuras geométricas y orgánicas.

Gego comenzó en el arte tras cumplir los cuarenta años gracias a su segundo matrimonio, con el pintor y escultor de origen lituano-alemán Gerd Leufert. Actualmente es reconocida internacionalmente como una de las principales figuras del arte surgido en la segunda mitad del siglo XX.

La Fundación Gego, creada en 1995 en Caracas por la hija y la nieta de la artista, posee un fondo de más de dos mil 500 piezas.

Entre sus numerosas exposiciones individuales se encuentran Cuestionando la línea: Gego, 1955-1990. Una selección, Museo Tamayo (2003); Gego: entre la transparencia y lo invisible, The Museum of Fine Arts, Houston (2005) y The Drawing Center, Nueva York (2007); Gego. Desafiando estructuras, Museu de Arte Contemporánea de Serralves, Oporto (2006) y MACBA Museu d’Art Contemporani de Barcelona (2007).

Obras suyas se encuentran en las colecciones del Museum of Modern Art, Nueva York; Museum of Fine Arts, Houston; Museo de Arte Contemporáneo de Caracas; Museo de Bellas Artes, Caracas; New York Public Library, Nueva York; Tate Modern, Londres; y MACBA Museu d’Art Contemporani de Barcelona; entre otros.

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