El domingo veintinueve de mayo, el sol estaba blando y la lluvia recia.

Día sin transparencia en la atmósfera, negado al aire libre y, sin embargo, claro de poesía en Matanzas y en la Cooperativa Cuba Libre.

(Se trata, de que los poetas de la ciudad yumurina iban a ofrecer un recital, presidido por la voz máscula de Nicolás Guillen y de que el recital era a beneficio, como se dice, de la campaña para adquirir el avión Poesía. Esa era la primera parte del programa. Es decir, la segunda. La primera fue tocar de puerta en puerta y hasta, como se dice, de corazón a corazón, para pedir dinero para la nave del cielo y de la patria.

Luego serla la fiesta en la Cooperativa Cuba Libre. Un mano a mano entre poetas de tierra adentro. Guillén iría. Diría sus versos que tienen la sencillez definitiva de las grandes montañas. Irían los poetas de Matanzas. Los poetas de la ciudad que escriben a la manera aprendida en ciudades.)

Matanzas

En Matanzas hay varias instituciones culturales. Hay muchos poetas (“más de cuarenta”, aritmetiza Carilda Oliver). Hay tradición de poesía y de poetas, pero también de cenáculo. Poesía y poetas de encierro de minorías, no de amplitud de pueblo. Y había el temor: ¿responderá el pueblo a un llamado de un hermoso empeño civil de los poetas? ¿Dejará el pueblo sus afanes milicianos, por una mañana, sus playas domingueras, su fiesta dominical por escuchar poesía, que es una manera sutil de ayudar a hacerla?

“Yo he pensado que el futuro más que tiempo, es poesía”.

El teatro Sauto se llenó. Todo de poetas. Todo de obreros, que al hacer una vida nueva, hacen poesía. Un pelotón miliciano, uniformado, marcial, severo rítmico.

- Anuncio -

“Es la primera vez que damos en Matanzas un acto poético donde el público es todo pueblo”, aclara Carilda. “Es una prueba”.

Manola García abre el programa. Sus primeras palabras son un grito: ¡Patria o Muerte!

Ricardo Vázquez, del Comité organizador de la fiesta, dice palabras introductorias: “El avión Poesía es una idea de Rafael Alberti, Nicolás Guillén y María Teresa León. Se trata de convocar a todos los poetas del mundo para adquirir un avión, donado por su esfuerzo, que sirva a la defensa de la soberanía nacional cubana”, La Habana ha respondido, Pekín, también. Prepara su respuesta Checoslovaquia. Matanzas estaba ahí.

Cándido Domínguez, declamador que por serlo de época está en el INRA, dice versos de Juan Alonso y de García Makú. (“Las cañas no tienen rodillas”).

Urdino Álvarez, poeta montuno, que es poesía agreste que tiene la profundidad de las cosas simples, dice hermosas décimas al avión Poesía. Canta:

Yo he pensado que el futuro
más que tiempo es poesía.

Y siempre Alberto Suárez, con su guitarra, y Luciano Monet, con su laúd, acompañan a Julia María, dieciséis años de belleza tierna, voz ronca, grave, plena, cuando canta una guajira. (“Cantaré mejor con los guajiros. Son los míos”, nos aclara, modesta).

“Señor Embajador”, un latigazo en versos de Romualdo Suárez, hace reiterarse en el escenario a Cándido Domínguez. De pie, el público repite los latigazos del verso.

Pedro Zervigón dice el canto de Néstor Ulloa a Camilo Cienfuegos. Y cuando el público saluda la hermosa evocación, Zervigón declama un discurso de Martí: “Para Cuba que sufre…”.

Mandy Gironelle recuerda en voz cálida que Carilda Oliver cantó a los héroes y mártires del Goicuría, al día siguiente de la inmolación y del crimen horrendo.

¡Patria o Muerte!, clama la gente. Es buena la poesía, piensa el reportero que está a la altura de las grandes decisiones. Y las exalta.

Y luego Bola de Nieve canta, a su manera personal —intransferible, cosas suyas y cosas ajenas, que las hace suyas—. Y no quieren que se vaya. Y se va y vuelve. Y cuando vuelve, cuesta trabajo —le cuesta trabajo a él— decir “hasta luego”.

Y el poderoso escenario parece llenarse cuando Nicolás Guillén aparece con su poesía y la dice. Una y diez, poesías suyas. “De 1931 a la fecha”, advierte. Poesía tan poesía que la más vieja es nueva. Permanente como poesía que lleva el sello inmortal del pueblo.

Dinero para el avión

Manolo García entrega a Guillén lo que ha dado el pueblo de Matanzas: setecientos pesos que buscaron los poetas, para armar el avión, hecho con versos escritos en cien idiomas.

Y ese esfuerzo insólito lo realizaron, de consuno, Ricardo Vázquez, Carilda Oliver, Manolo García, la Peña Literaria, el Ateneo de Matanzas, los Amigos de la Cultura de Cuba, el Departamento de Cultura de la CTC (Delegación Provincial), el Ministerio de Educación, Unidad Femenina Revolucionaria y el Departamento de Relaciones Públicas del Ministerio de Obras Públicas.

(¡Patria o Muerte! Cuando se termina el acto, rodean a Guillén mujeres milicianas. “Forman círculo. Desfilan ante él. Le van estrechando la mano y diciéndole, a la manera de representación nacional: ¡Patria o Muerte!)

Cuba libre en Cuba Libre

Llovía en la cooperativa Cuba Libre. Pero más de doscientos campesinos aguardan a los poetas. Se quiere sustituir a las visitas “por curiosidad”, con las visitas de trabajo. Y en una cooperativa hacer versos por la patria y el hombre, poesía “que llegue al fondo del alma”, es una manera de trabajar. Descansa y crece el hombre que puede alternar, de vez en cuando, la poesía del trabajo creador con la creación del trabajo poético.

Con albricias reciben los campesinos a Guillén, hermano mayor. Una mujer le ofrece una revista INRA para que estampe su autógrafo “en la mejor revista del mundo”.

Dicen sus versos Carilda y Guillén. Cantan Ursino Álvarez y Julia María. Tocan Chano Manet y Alberto Suárez. Declaman Cándido Domínguez y Pedro Zervigón, Víctor Valdés, de la cooperativa Camilo Cienfuegos, de la Zona M-ll, improvisa, habladas, décimas intencionadas, fervorosamente revolucionarias. “Se cae abajo”, el recinto, cargado de guirnaldas —y de manos trabajadoras—. Y Félix Sainz, de la cooperativa Cuba Libre, improvisa. Y Eugenio Tápanos, que vino de Arcos de Canasí, donde es presidente de la Asociación Campesina.

Y cuando decidimos irnos porque la noche caía, junto a la lluvia, y otros redamos nos urgían, llegaron, en racimo, más poetas —del campo—. Salíamos ya cuando brotaban sus versos a la Reforma Agraria, al avión Poesía, a la Patria. . .

El punto de partida

¿Y por qué no? Cada domingo debiera hacerse lo mismo. Vendrían a cualquier parte los poetas de todas partes. Se haría poesía, que es cosa que aman mucho nuestros campesinos. Cada domingo así daría nuevas fuerzas al trabajo. Hermanaría. Ayudaría a borrar los límites, por demás artificiales, entre la ciudad y el campo. Y se iniciaría la identidad por cosas del espíritu, que atañen a toda la vida.

Cada domingo, en cada cooperativa, un “mano a mano” de poetas. La poesía es un arma. Guillén lo prueba. Y, ¿por qué no ponerla en mano de los campesinos, igual que el tractor, el machete y el fusil?


Colabora con nuestro trabajo
Somos una asociación civil de carácter no lucrativo, que tiene por objeto principal la promoción y fomento educativo, cultural y artístico. En Rialta nos esforzamos por trabajar con el mayor rigor profesional en la gestión, procesamiento, edición y publicación de los contenidos y la información. Todos nuestros contenidos web son de acceso libre y gratuito. Cualquier contribución es muy valiosa para nuestro futuro.
¿Quieres (y puedes) apoyarnos? Da clic aquí.
¿Tienes otras ideas para ayudarnos? Escríbenos al correo [email protected].

Deja un comentario

Escriba su comentario...
Por favor, introduzca su nombre aquí