Se publican los diarios y cuadernos de apuntes de Patricia Highsmith

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Patricia Highsmith
Patricia Highsmith (foto: Getty Images).

Este 2021 se cumplen cien años del nacimiento de Patricia Highsmith, una autora que forjó algunos de los pasajes literarios más virtuosos de la segunda mitad del siglo xx. El mito alrededor de esta mujer no proviene sólo de la agudeza con que desafió la moral de su tiempo desde la escritura, ni de la vehemente popularidad que gozan sus obras. Su mito es deudor, en gran medida, de su desafiante personalidad.

Mucho se ha especulado sobre la vida y el carácter de Highsmith, de donde emanaron novelas tan ingeniosas como El precio de la sal y El talento de Mr. Ripley. Pero no será hasta ahora, con la publicación de sus diarios y sus cuadernos de apuntes –inéditos desde 1995, cuando fueron encontrados en casa de la escritora horas después de su muerte– que se podrán explorar abiertamente los surcos de su pensamiento y las dimensiones de su subjetividad. Justo para conmemorar el centenario de su natalicio, este 16 de noviembre verán la luz en Estados Unidos y Gran Bretaña, bajo el título Patricia Highsmith, Her Diaries and Notebooks (1941-1995), una edición de los 56 volúmenes –18 diarios y 38 cuadernos de apuntes– encontrados por Anna von Planta, editora y amiga de la novelista, y Daniel Keel, su albacea literario.

La noticia misma, acerca de la aparición de este volumen, ha suscitado la polémica; sobre todo después de que los biógrafos de la autora revelaron fragmentos parciales de esta papelería, donde es posible entrever ya los demonios que atormentaron la vida íntima de Highsmith, y que alimentaban su imaginación literaria.

Esas páginas revelan “su antisemitismo y su racismo, por ejemplo; su comportamiento como mujeriega serial, en lo posible en triángulos con las amigas o ex amantes de sus novias; su violencia psicológica; su hábito de canibalizar el dolor ajeno en su literatura; su alcoholismo como excusa de sus excentricidades y su abuso emocional; sus generalizaciones misóginas y su misantropía”, explica uno de los disímiles comentarios que están circulando a propósito de la aparición de este título.

Y ciertamente la publicación de Patricia Highsmith. Her Diaries and Notebooks (1941-1995) no puede ser menos que un acontecimiento editorial. Aunque la escritora se recordará mayormente por el estallido estético de sus grandes novelas, por el riesgo literario que asumió en ellas, nunca se observará su identidad más plena y resuelta que en sus diarios. Los diarios son el equivalente a los cuadernos de dibujo de un pintor, ese espacio personal donde se esconden secretos que regalan un acceso único a su obra. La publicación de estas páginas, que la autora decidió no entregar a editorial alguna en vida, es una suerte de desnudo público.

Los cuadernos de apuntes –donde la escritora dejaba constancia de sus ideas para algún relato o novela, del proceso de construcción de un personaje, de las reflexiones sobre el estilo o la construcción narrativa de una obra–, y los diarios –en los que fijaba sus experiencias cotidianas, el rumbo turbulento de sus pensamientos y emociones–, resultan una suerte de archivo capaz de revelar la arquitectura interior de su trabajo y de su subjetividad. Es en ellos donde, libre de las presiones de la forma, lejos de las convenciones sociales, apartada del mundo, dejaba emanar sus más recónditas meditaciones y desvelos, las contradicciones y flagelos de su conciencia, todo lo cual terminaba nutriendo su escritura.

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Son los biógrafos de la autora quienes mejor han descrito el potencial que encauza este libro. Andrew Wilson escribió que en los apuntes perseguía “suscitar su creatividad al causar una suerte de reacción catalítica en cadena”, y que la documentación de su vida posibilitaba “recapturar la esencia emocional de cada experiencia, sentimientos que entonces se podrían llevar a un cuento o una novela”; mientras Joan Schenkar comentó que “los giros, las vueltas y los cambios abruptos e impactantes de este material base de su imaginación, ofrecen una imagen en movimiento fascinante, sin precedentes, más parecida a una película que a un documento: la mente de una escritora en plena acción”.

Sin dudas la incorrección política de esta fascinante y detestable mujer –según cuentan sus conocidos más cercanos–, la convierte en una voz escandalosa para nuestra época. Quienes estén fascinados con la sensualidad de la prosa de Highsmith, su capacidad para imprimir complejidad psicológica a los personajes y a través de ellos hurgar en el andamiaje del mal y la criminalidad; quienes disfrutan del frenesí con que argumentaba la aspereza de las conductas y describía un mundo libre de juicios morales, ahora podrán acceder a un autorretrato en el que probablemente se muestren las claves del genio apreciable en la saga de Mr. Ripley, Extraños en un tren, Ese dulce mal, Los pequeños cuentos misóginos, por mencionar sólo algunos ejemplos.

Uno de los aspectos más fascinantes de Patricia Highsmith, Her Diaries and Notebooks (1941-1995), son los extensos pasajes dedicados a auscultar el género y la sexualidad. Este tema hace al volumen especialmente atractivo para el pensamiento feminista. Recordemos que una de las obras cumbres de la escritora relataba la intensa y peligrosa, pero al cabo feliz, historia de amor entre dos mujeres que sobrevolaban las convenciones y normas sociales de su época. En El precio de la sal –más conocida como Carol, nombre con el que fue adaptada al cine por Todd Haynes en 2015–, la autora se venga de la sociedad de su tiempo al hacer a sus personajes reconocerse a sí mismas el disfrute erótico de sus cuerpos, y realizarse social y emocionalmente juntas.

El pensamiento latente en esa novela tiene su explicación, y su reverso, en este volumen de próxima aparición. “Los cuadernos […], escritos en los cincuenta, revelan su lucha por comprender la realidad social de ser gay, lo que influyó en sus representaciones de personajes homosexuales en sus thrillers psicológicos con asesinatos, identidades falsas y vidas dobles”, apuntó Kate Hart en This Recording. “Al leer los cuadernos de Highsmith –continúa– es obvio que se sentía culpable por ser gay. […] a menudo se centra en la fugacidad de las relaciones homosexuales en los años cincuenta, ofreciendo estereotipos psicoanalíticos comunes: «Los homosexuales son realmente muy reticentes sobre sus asuntos. Bajo el pretexto de santidad, ocultan la trivialidad y transitoriedad de sus relaciones. Esa es su verdadera vergüenza y bajeza». Las volátiles y fugaces relaciones de Highsmith con las mujeres le causaron un profundo dolor: el miedo a ser rechazada y abandonada la persiguió durante la mayor parte de su vida”.

La primera novela de la autora, Extraños en un tren, se publicó en 1950 –adaptada al cine un año después por Alfred Hitchcock–, y la última, Small g: un idilio de verano, en 1995, póstumamente. Entre una y otra median más de treinta libros, en las que se revela una seducción especial por el crimen y la psicología social; un tejido de historias memorables en las que emergen los perfiles más oscuros de la sociedad norteamericana y el flagrante ingenio estilístico de una autora. Catalogada por algunos como una maestra del suspense y del noir, la novelista recirculó los códigos de género y los trascendió legando obras emblemáticas. Entrar a las páginas de Patricia Highsmith, Her Diaries and Notebooks (1941-1995), será como “presenciar el doloroso devenir” de una personalidad, comentó Anna von Planta.

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