Susan Sontag: de una biografía autorizada a un mito de la autora

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Susan Sontag (Foto Bob Peterson)

En The New York Times, la crítica literaria Parul Sehgal reseña con severidad el libro Sontag: Her Life and Work, de Benjamin Moser.

La última biografía de Susan Sontag se interna por las facetas más problemáticas de la personalidad de la autora norteamericana, como su crueldad para con su pareja e hijo, e incluye no sólo una acusación de negligencia por no haber hecho pública su homosexualidad en el momento más crítico de la epidemia del SIDA, sino también el diagnóstico psiquiátrico de un desorden de la personalidad. La reseña de Sehgal, aunque le reconoce eficacia narrativa, cuestiona a Benjamin Moser por su superficialidad en el tratamiento biográfico y por su deficiente valoración de la obra de Sontag:

Sontag se mantuvo alerta sobre los modos en que la realidad puede ser distorsionada (en las fotografías, por ejemplo, o en el lenguaje metafórico, falsificaciones que entumecen nuestras reacciones). Sin embargo, Moser declara que la mayor relevancia de Sontag es como metáfora. […] Encontramos a Sontag como una serie de máscaras, motivos, síntomas y símbolos, y su biógrafo presenta una serie de claves que pueden explicar su comportamiento. Moser comienza con la figura de la bella y gélida Mildred Sontag, una alcohólica que imprimió en su hija “una dinámica sadomasoquista que fue recurrente a lo largo de la vida de Susan”. […] El alcoholismo de Mildred se encuentra en la raíz de muchas de las dificultades de Sontag, argumenta Moser basándose fundamentalmente en un libro de auto-ayuda de 1983, Adult Children of Alcoholics [Los hijos adultos de los alcohólicos], de Janet Woititz. Tanto depende de él para su argumentación, que me provocó curiosidad y encargué una copia. Resulta que no es un libro clínico ni el registro científico de una investigación, sino “una relación de mis observaciones”, tal como admite Woititz, e incluye trece características que esos individuos supuestamente comparten, algunas de ellas endiabladamente vagas (esos hijos adultos suelen ser con frecuencia “súper irresponsables o súper responsables”). Woititz deja claro que no se propone describir “defectos de carácter”, pero Moser utiliza su libro precisamente para hacer eso: “Muchos de los aspectos aparentemente repulsivos de la personalidad de Sontag pueden explicarse a la luz de un sistema familiar alcohólico”, escribe. “Por ejemplo, sus enemigos la acusaban de tomarse demasiado en serio y le reprochaban su rigidez y su carencia de sentido del humor”. (Aquí un momento, por favor, para apreciar cómo, en una mujer, el hecho de tomarse en serio y carecer de sentido del humor puede determinar un diagnóstico.)

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