El realizador Luis Alejandro Yero denunció este jueves 30 de noviembre un nuevo caso de censura en el ámbito cinematográfico cubano: su largometraje documental Llamadas desde Moscú (2023) ha sido excluido –sin justificación artística válida– de la selección oficial de la edición 44 del Festival del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana. Ello acontece mientras la institucionalidad cultural isleña y, en específico, el ICAIC dan largas a las urgentes demandas de una Asamblea de Cineastas surgida el verano último a raíz de un episodio similar con La Habana de Fito, de Juan Pin Vilar, el cual –para más inri– tampoco habría pasado el corte de los organizadores de la cita decembrina.
Fuentes enteradas de primera mano sobre los procesos de selección del Festival de La Habana confirmaron a Rialta Noticias presiones por parte de la directiva del evento para purgar la lista definitiva de obras problemáticas.
“¿Qué pretextos van a crear ahora ante la ausencia de Llamadas desde Moscú en la programación del Festival de Cine de La Habana?”, se pregunta retóricamente Yero, cuya obra tuvo su estreno mundial en febrero de este año dentro de la a sección Forum de la Berlinale. “Desde hace un mes estábamos al tanto de que nuestro filme, y varios más, se encontraban a la espera de la última palabra, el último y definitivo dictamen de esos misteriosos y siempre presentes censores. ¿Quiénes son? ¿El Ministerio de Cultura? ¿El Departamento Ideológico del Partido Comunista? ¿La Seguridad del Estado? Nunca se sabe dónde comienza y dónde termina esa terrible serpiente”.
En esta suerte de carta abierta, el actual coordinadorde la Cátedra de Documental de la Escuela Internacional de Cine y Televisión (EICTV) de San Antonio de los Baños dice saber, al menos, un par de cosas: 1) “que algunos de esos filmes fueron notificados de su inclusión apenas un día antes de la conferencia, como si alguno de estos ridículos y peligrosos filtros dijera a última hora, «está bien, dejemos pasar»”; 2) “que algunos de los trabajadores del festival han sido amenazados y [les han] exigido al estilo de una vil mafia que hicieran silencio absoluto sobre todas estas violencias”…
Pero eso no es todo… En una declaración que incluso hace palidecer la gran mayoría de las intervenciones públicas y los informes de los colegas suyos agrupados desde hace varios meses en la Asamblea de Cineastas, el ganador –con Los viejos heraldos– del Premio Coral al Mejor Corto Documental en el Festival de La Habana de 2018 subraya: “Sabemos que Llamadas desde Moscú ha sido censurada por algunas frases incómodas que apuntan hacia el colapso y la falta de moralidad de un gobierno que apoya solapadamente la invasión de Putin a Ucrania, que ha llevado a la ruina a un país entero y provocado el mayor éxodo en la historia de Cuba –más de 500 mil personas en año y medio, el equivalente al 5 por ciento de su población–, que tiene a sus jóvenes dispersos por medio mundo y[,] como algunos de los participantes de la película dicen, prefieren estar a menos 20 grados, ilegales y en el país más homofóbico de Europa, antes de regresar a Cuba”.
En opinión del joven director cubano, resulta “inmoral participar en un festival que oculta estos atropellos y recibe a cineastas de todo el continente como si La Habana –una ciudad hundida en la tristeza– fuera un resort caribeño donde tomar mojitos y darse palmaditas en el hombro los unos a los otros”.
La publicación, aparecida en Instagram y –por vía del también realizador José Luis Aparicio– en Facebook, da fe de la tristeza y la “profunda rabia” que provoca “este gesto (otro) de las autoridades políticas y culturales cubanas que, cada vez más aislados de sus propios creadores, expulsan todo relato incómodo a su discurso”.
“Pero no habrá silencio”, prosigue Yero, “ni olvido ante estas acciones de violencia. Sepan que el relato de la nación, de la cultura, de la sociedad, está cada vez menos en sus manos”.
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Este jueves se hizo público el programa del festival habanero, pocas horas después de que las principales autoridades de la institucionalidad cultural cubana emitieran una coreografiada condena del IV Festival de Cine INSTAR, una iniciativa trasnacional que ofrece amplio espacio –aunque no solo– al cine joven e independiente cubano de dentro y fuera de la isla.
Las intervenciones públicas de jerarcas ministeriales y de, por ejemplo, Abel Prieto, zar cultural de la isla y presidente de Casa de las Américas, partieron de un artículo aparecido en la publicación electrónica La Jiribilla –y luego replicada en otros medios oficiales– que toma como chivo expiatoria otro documental, Veritas, del realizador cubano –asentado en Miami– Eliecer Jiménez Almeida, quien entrevista a miembros de la Brigada 2506 cuya incursión armada en abril de 1961 fue derrotada en Playa Girón/Bahía de Cochinos (suroccidente del país).
El relato historiográfico oficial fue activado de inmediato para descalificar no solo el filme y los testimonios incluidos en él, en tanto supuesta “exaltación del terrorismo”, sino, de plano, para tildar el festival promovido por el Instituto de Artivismo “Hannah Arendt” –que lidera la artista y opositora cubana Tania Bruguera– de “pantalla” diferida de, nada más y nada menos, la CIA.
Según voces conocedoras de los intríngulis de establishment cinematográfico en Cuba, la arremetida contra el IV Festival de Cine INSTAR no sería obra solo del rechazo habitual de la oficialidad a este tipo de iniciativas disidentes, ni la explicaría en su totalidad el hecho de que el mismo coincida en fechas y venga a competir, en cierto modo, con la vieja cita fílmica habanera, sino que habría servido como inmediata “cortina de humo” para ejercer nuevamente la censura en las propias narices de la Asamblea de Cineastas y de los participantes e invitados en la “meca” del “nuevo cine latinoamericano”.
Además de su debut en Berlín y su inclusión en el certamen de INSTAR, Llamadas desde Moscú fue incluida este año en el prestigioso Hot DOC Canadá y en la vigésima segunda edición del MoMA’s Festival of International Nonfiction Film and Media. También fue proyectado hace casi seis meses, en calidad de estreno latinoamericano en el Festival Internacional de Cine de Guadalajara.
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