Fruto Vivas, referente fundamental de la arquitectura en Venezuela, falleció este martes 23 de agosto a la edad de 94 años. Una noticia de la que pronto se hicieron eco medios de prensa locales e internacionales, y que además lamentaron varios miembros del gobierno de Nicolás Maduro, dada la conocida afinidad entre el creador y el exmandatario Hugo Chávez.
De hecho, el sepulcro en que reposan desde 2013 los restos del caudillo socialista –el Mausoleo de los Cuatro Elementos, en el Cuartel de la Montaña– fue concebido por Vivas.
En todo caso, el periódico venezolano El Universal reseñó en esta jornada las condolencias públicas no sólo de ministros y voceros del establishment chavista, sino también de figuras de la oposición que reconocieron su altura como artista y, también, el compromiso con la gente que signó su trabajo desde hace más de seis décadas.
Entre sus obras arquitectónicas más relevantes –que han merecido los calificativos de modernistas, humanistas o naturalista– se cuentan la Iglesia del Santo Cristo Redentor y la Plaza Mayor, en la ciudad de San Cristóbal; el Club Táchira, en Caracas (junto al ingeniero Eduardo Torroja); el Hotel La Cumbre, en Ciudad Bolívar, y el Complejo de Árboles Para la Vida en Puerto La Cruz.
También diseñó la Flor de Venezuela, instalada en Barquisimeto y decretada luego como Monumento Nacional y Patrimonio Cultural de la nación.
Vivas –quien, tras recibirse en 1956 de la Universidad Central de Venezuela, colaboró incluso con el maestro brasileño Oscar Niemeyer en el proyecto de un Museo de Arte Moderno en Caracas– es célebre también por el aclamado Pabellón de Venezuela para la Exposición Universal de Hannover, Alemania.
Militante de izquierdas desde su juventud –señaladamente del Partido Comunista–, Vivas trabajó en Cuba a fines de los sesenta en proyectos de “arquitectura de masas” impulsados por el gobierno de La Habana. Décadas más tarde, llegaría a tomar parte en momentos de la “Gran Misión Vivienda Venezuela” del chavismo, “aunque con objeciones”, según apunta este martes El País de España.
“Fruto Vivas fue un resuelto partidario y defensor de Hugo Chávez, aunque también criticó algunas de sus decisiones, y le acompañó en sus momentos más comprometidos como hombre público”, subraya el diario ibérico, cuyo breve obituario establece continuación: “Respetado también en los confines de la oposición, Vivas fue uno de los contados venezolanos que tuvo una obra que logró superar las sinrazones de la polarización como hábitat natural de la política nacional”.
Por supuesto, las razones de lo anterior subyacen de alguna manera en la descripción que se lee más adelante: “Su obra, de estilo contemporáneo, es recordada por el atrevimiento de su geometría y su talento para incorporar los elementos de la naturaleza, como la vegetación y la luz, en el hábitat individual del hombre”.
Según el arquitecto Pablo Farfán, este día ha muerto “un sabio”: “pionero de la construcción bioclimática [quien] desarrolló conceptos que aún hoy apenas empezamos a entender y a aplicar”.
“La optimización de recursos, la integración de la vegetación en la arquitectura y de esta en el paisaje, el pensar en la ventilación, la iluminación o la energía le llevaron a soluciones tan únicas como espectaculares”, sostiene Farfán en un hilo de Twitter. “Y también fue un prolífico inventor, innovador en otras áreas de la ingeniería, algo así como el Buckminster Fuller tropical, con la mejor mano para el dibujo”.
“Su interés por aplicar procesos industriales a la construcción tenía el fin de hacer mejor y más accesible la vivienda para todos, la faceta social fue muy importante en Fruto Vivas y le llevó diseñar sistemas prefabricados tanto en Venezuela como en Cuba en los años 60”, prosigue el experto. “Creador de conceptos como la bio-arquitectura, promovió el uso de la «biotermia» mediante vegetación, de las celosías, de la madera estructural, del barro o de la cal, siendo un precursor de la arquitectura ecológica actual”.
José Fructoso Vivas Vivas (La Grita, Táchira, Venezuela, 21 de enero de 1928 – 23 de agosto de 2022) recibió distinciones Honoris Causa en varias universidades de su país, tal como antes había merecido, verbigracia, el Premio Nacional de Arquitectura (19879 y, después, un reconocimiento especial en la XI Bienal Iberoamericana de Arquitectura y Urbanismo de 2014.