El crítico Orlando Hernández, primer invitado de la muestra ‘Itinerarios’ en El Apartamento

El crítico de arte, curador, antropólogo, fotógrafo y poeta Orlando Hernández compartió el pasado 21 de julio su recorrido personal en torno al arte cubano en un evento organizado en la galería habanera independiente El Apartamento, como parte de la muestra Itinerarios, del artista visual cubano José Manuel Mesías (La Habana, 1990).

Además de invitado a este evento, Hernández es el autor de las palabras del catálogo de Itinerarios. La muestra es una especie de taxonomía de objetos recogidos de la calle y expuestos por Mesías como teselas desperdigadas, como marcas de vacío, como un mapa truncado, inconcluso, procesual. Como una cartografía de cuerpos marginales y desmembrados que hacen pensar, a su vez, en otros cuerpos que no quedaron, que no están, que fueron descartados para la itinerancia “pulida”, pudiéramos decir, en los espacios blanquísimos de El Apartamento.

“En modo alguno puede hablarse aquí de llaves rotas”, nos dice Hernández. En todo caso, de llaves truncas, de medias-llaves, de llaves de medio cuerpo, de la cintura para arriba. O de llaves a media asta, como nacidas en días de duelo, de luto. Llaves con apariencias de bañistas que, en vez de zambullirse en las profundidades de un llavín prefieren quedarse con el agua al pecho, sacando sólo su redonda cabeza”.

Itinerarios abrió al público en abril y se podrá ver hasta septiembre. Comisariada por Liatna Rodríguez, la muestra incluye una serie de intervenciones, a modo de charlas, con personas que de alguna manera tributan a las nociones que infiltran la colección: “encuentros con amigos, creadores e investigadores”.

“Los itinerarios de…” tuvieron su punto de arrancada el pasado 14 de julio. En su primera versión fue el propio José Manuel Mesías el que recibió a los visitantes y los condujo por los senderos de sus encuentros con cada objeto desechado –por otros– y encontrado por él (y no sólo).

Hasta el cierre de la exhibición, cada jueves, sucederán estos encuentros. El primer invitado fue el historiador, crítico de arte y poeta Orlando Hernández (San Antonio de los Baños, 1953). En medio de naipes, dados, números, legos, gavetas, bigotes de gata, rompecabezas, guayos, maquinarias de relojes, jaulas descompuestas, pétalos de jabas, piezas de ajedrez, una paloma descuartizada, áspides, parches de pelotas de fútbol, fotos de carnés, yaquis, llaves rotas, pencas, cerdas, dineros, pies de San Lázaro, Orlando Hernández se presentó con un pulóver negro y, muy desenfadado, relató sus propios itinerarios.

Algunas anécdotas dieron forma a la memoria fragmentaria de su recorrido. Supimos que estudió Historia del Arte en la Universidad de La Habana. Luego trabajó de 1978 a 1989 como investigador en el Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA). Lugar que abandonó, cuando, al cobrar un proyecto de entrevistas a veinte artistas cubanos, se dio cuenta de que en dos días había obtenido todo el dinero que en el MNBA le tomó diez años adquirir. Mil quinientos dólares. Al darse cuenta pidió la baja y se fue, dejando boquiabiertos a todos.

Recordó además que, mientras en 1981 se inauguraba la ya mítica exposición Volumen Uno, él organizaba en el MNBA una gran muestra de pintores populares que marcó sus posteriores investigaciones. Para reunir a estos creadores periféricos, Hernández recorrió toda la isla. Cuando en 2001 reabrió el museo, él propuso que se creara una sala de arte popular. Una sala que aún espera para existir.

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Orlando Hernández formó parte de varias muestras fundacionales del independiente Espacio Aglutinador. Creado en 1994 por los artistas Sandra Ceballos y Ezequiel Suárez en su propia residencia, este gesto curatorial, sobre todo, le brindó a Hernández la posibilidad de escribir varios textos para catálogos y sumarse al trabajo de curaduría. En El Apartamento confesó que aún conserva la invitación que le cedió Ezequiel Suárez, donde estaban escritos, a puño, los principios y necesidades de Aglutinador.

El crítico cubano, un tanto huraño desde su perspectiva, ha realizado investigaciones por todo el Caribe apoyado por el Fondo Príncipe Claus para la Cultura y el Desarrollo. Sus textos, muy apreciados por los creadores cubanos, han sido publicados en medios cubanos y extranjeros. Cuenta que posee un gran archivo, inédito en su mayor parte, sobre arte popular caribeño. Asimismo, sus exploraciones en el interior de la cultura del río Ucayaly, en Perú, lo han llevado a registrar un sistema creativo prácticamente desconocido en nuestro país.

Su mirada, antiburguesa, desjerarquiza los sistemas artísticos. Como investigador de las culturas populares y las artes rituales afrocubanas se ha insertado en varios focos religiosos y reivindicado sus atributos dentro de nuestra cultura. “Cuando hablemos sobre arte cubano hacia ahí también debemos mirar”, zanjó.