Reinaldo Arenas. La escritura como destino (Editorial Isla Negra, 2021) es una reciente compilación de ensayos críticos sobre el escritor cubano, editada por las investigadoras Rita Molinero y Yolanda Izquierdo, que se presentará de forma presencial, trascurrido un año desde su publicación, el domingo 12 de junio de 2022, a las 4:00 p.m., en la librería Books & Books de Coral Gables, en Florida. Organizado en colaboración con el FIU Cuban Research Institute, este encuentro aspira a dar nuevo impulso al volumen sobre Arenas, una especie de “homenaje póstumo, sincero y merecido” al escritor holguinero, que contribuye a “legitimar una obra condenada al ostracismo en Cuba”.
La escritura como destino llega, entre otras cosas, para reafirmar el fecundo diálogo que la contemporaneidad sostiene con la producción literaria del escritor cubano, y con su historia de vida, material que nutrió siempre su sensibilidad estética, y que se encuentra estrechamente enlazada a la Historia intelectual cubana de la segunda mitad del pasado siglo. El abordaje del peregrinar existencial de Arenas explica algunos de los perfiles más coercitivos de la cultura política en la isla y la moralidad imperante de la ideología de la Revolución.
El libro agrupa un conjunto de autores pertenecientes a generaciones, escuelas, tendencias y nacionalidades diferentes, e interesados en zonas desemejantes del quehacer del escritor. Entre todos sondean no sólo los lazos que unen la obra de Arenas con la producción literaria y artística contemporánea, sino que proyectan hacia el futuro el corpus literario y existencial del escritor. Este adentramiento polifónico en la subjetividad del creador de El mundo alucinante, en su accidentada existencia, en su pantagruélico imaginario literario, en la proteica y delirante arquitectura lingüística de su obra, en su ostentosa asunción del sexo y del cuerpo como política de resistencia al poder, deviene un mapa lúcido (y reconfortante) de la trascendental dimensión (no sólo estética) alcanzada por este narrador y poeta.
“La obra de Reinaldo Arenas, de una calidad literaria extraordinaria, caracterizada por una imaginación desbordante, alucinada y desmesurada, merece habitar esta casa-libro; como decía Lezama Lima, «tener una casa es tener un estilo para combatir el tiempo. Combatir al tiempo sólo se logra si a un esencial sentido de la tradición se une la creación que todavía mantiene su espiral, que no ha dejado aún de transcurrir»”, comentó a Rialta Noticias la profesora Yolanda Izquierdo, quien además enfatizó en el deseo que mueve a este compendio de estudios críticos: contribuir a crear futuros para el autor.
“El proceso de selección de los autores fue relativamente fluido, puesto que ellos –profesores, estudiantes, escritores, amigos de Reinaldo, amigos nuestros– mostraron interés y entusiasmo desde que nos acercamos con nuestra propuesta”, explica la compiladora. “Queríamos que la muestra fuera muy diversa, queríamos que el libro constituyera un material académico, sí, pero sin dejar de ser íntimo y personal en tanto homenaje al escritor y a la persona de Reinaldo”. “Sin embargo”, continúa, “el proceso de edición resultó algo accidentado, porque entre el año 2015, cuando concebimos el proyecto, hasta el 2021, cuando finalmente se pudo publicar, ocurrieron varios contratiempos relacionados con acuerdos editoriales, el huracán María, una serie de terremotos y la pandemia”.
La escritura como destino está organizado en cinco secciones, en las que se distribuyen los colaboradores según las temáticas. La primera, “Las constelaciones del amor”, reúne un grupo de trabajos relacionados con la trayectoria del escritor, las vicisitudes que experimentó en Cuba y en el exilio. La personalidad del autor también es protagonista de esta zona del libro formada por testimonios de amigos y personas que glosan pasajes de su vida entrelazados con el análisis de su obra, su vocación política o su impacto en generaciones de literatos posteriores. Se pueden leer aquí a Javier Guerrero, Abilio Estévez, Eduardo Lalo, María Badía Valero, Carlos Velazco y Rafael Rojas. Guerrero, por ejemplo, emprende un interesante estudio del archivo de Arenas en la Universidad de Princenton, en lo fundamental de la correspondencia sostenida con un grupo de colegas puntuales, para demostrar la construcción que él mismo promovió de su condición de “autor de culto”.
La segunda sección, “Ecos y resonancias”, se consagra a estudios textuales, culturales o de recepción, de su obra literaria. José Quiroga indaga en las resonancias del proceso de reescritura acometido por Arenas en La Loma del Ángel; Yolanda Izquierdo interpreta la visión del exilio en “Final de un cuento”; Rubén Ríos Ávila analiza el legado de Lezama en su escritura; Norge Espinosa tiende una aguda observación en torno a la recepción del escritor en el paisaje intelectual de la isla; y Alejandro Aguilar ensaya sobre la presencia de lo exógeno y lo local en El color del verano.
La tercera sección, “De alucinaciones y cuerpos”, acumula un grupo de aproximaciones, realizadas desde perspectivas de conocimiento francamente contemporáneas, a las novelas del Arenas. Guillermina de Ferrari y Daria Sinitsyna se detienen, cada una desde campos teóricos diferentes, en Celestino antes del alba; Alberto Garrandés lee El mundo alucinante, al igual que Kevin Sedeño-Guillén; Jorge Luis Torres se ocupa de El color del verano; y Arturo Matute Castro examina simultáneamente El portero y Antes que anochezca.
“El infierno está vacío”, la cuarta sección, recoge ensayos acerca de tópicos y franjas heterogéneas latentes en la creación del autor. Juan Carlos Quintero Herencia, Juan Abreu, Esther I. Rodríguez-Miranda y Félix Miguel Rosario Ortiz, se aproximan específicamente a la poesía, quizás el cuerpo textual menos atendido dentro de la producción de Arenas. Entre tanto, Enrique del Risco se ocupa de colocar al escritor en el cosmos que configura la denominada “Generación del Mariel”, mientras Rita Molinero se adentra en el universo textual de El asalto, la novela que cierra la célebre pentagonía.
La compilación cierra con “Divertimentos”, la quinta sección, donde se pueden leer tres reveladores artículos, entre testimoniales y analíticos, escritos por Antonio José Ponte, Uva de Aragón y Severo Sarduy.
Agradecida de que La escritura como destino vuelva a entrar en un circuito de presentaciones, Izquierdo comentó sobre el recorrido del volumen hasta la fecha: “Desde su publicación, el libro sólo se ha presentado en la Librería La Esquinita, en el Taller Comunitario La Loíza, en diciembre de 2021. La presentación estuvo a cargo del profesor, escritor y gestor cultural Manolo Núñez Negrón. Estuvo en la Feria del Libro de Santo Domingo este año, adonde lo llevó Carlos Roberto Gómez-Beras, el editor de Isla Negra, que está cumpliendo ya sus 30 años de existencia. Rita y yo no pudimos asistir, lamentablemente, por la situación del COVID”.
El encuentro en Books & Books ayudará a intensificar la presencia del libro en el medio intelectual y a hacer más prominente la figura de Arenas entre los posibles nuevos lectores. Uno de los propósitos fundamentales de las compiladoras, ambas estudiosas del escritor, es abrir en la agenda académica intereses renovados por el estudio del cubano. “Mediante un lector-comprador que los suele distribuir”, apuntó la editora, “Carlos Roberto Gómez-Beras ha destinado felizmente una cantidad considerable de ejemplares a universidades y bibliotecas”.
“Rita y yo concebimos el libro una tarde con la idea de conmemorar el 25 aniversario de la muerte de Reinaldo en Nueva York”, advierte la profesora Izquierdo. “Ha terminado siendo una conmemoración tardía, a los 31 años, pero igualmente sentida. Nuestra finalidad fundamental con él es que Reinaldo se lea, que contribuya a ampliar el conocimiento de su obra y su persona entre quienes lo estudian, y que ayude a que sea descubierto por aquellos lectores, sobre todo los más jóvenes, que no lo conocen aún. El libro trata una diversidad de aspectos de su vida y su obra, ojalá pueda inspirar a otros estudiosos y escritores a explorar zonas insospechadas que haya podido develar”.
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Allí estaré. Conocí a Reinaldo en Puerto Rico, en 1981. Se hospedó en mi apartamento en Isla Verde. Gracias a Javier y Silvia Figueroa que que tenían la librería Punto y Raya en Río Piedras. Después seguí compartiendo con Reinaldo en Miami. Lo conocí en su época más feliz. Nunca lo olvidaré.