Enzensbergers Tod: Alemania despide a una de sus últimas autoridades intelectuales del siglo XX

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Hans Magnus Enzensberger (1929-2022) (FOTO Andreas Gebert / picture alliance/ dpa / vía: ‘Der Spiegel’)
Hans Magnus Enzensberger (1929-2022) (FOTO Andreas Gebert / picture alliance/ dpa / vía: ‘Der Spiegel’)

“Fue un poeta, reportero, ensayista, observador enciclopédico, rebelde, incitador, coleccionista, editor, gacetillero, provocador, traductor, crítico, pedagogo, a veces admonitorio, a veces también apaciguador”; así perfila, casi interminablemente, Frankfurter Allgemeine Zeitung (FAZ) a Hans Magnus Enzensberger (1929-2022), fallecido a los 93 años este jueves en Múnich, Alemania.

Luego de que la familia, a través de la editorial Suhrkamp de Berlín, diera a conocer el deceso del célebre autor de más de 70 libros, la prensa alemana en pleno ha publicado este viernes multitud de obituarios elogiosos que retratan la trayectoria vital y literaria de un escritor absolutamente polifacético, una “autoridad intelectual” (DPA) en toda regla.

“Más ligero y elegante que nadie en Alemania”, tituló FAZ, donde a continuación se lee: “Con el gran poeta, ensayista y editor Hans Magnus Enzensberger, se marcha una de las figuras literarias fundadoras de la República Federal. Su ingenio y espíritu permanecieron insuperables”.

Dos titulares aparentemente contradictorios –“El enciclopedista” (“Der Enzyklopädist”) y “Debes estar en movimiento” (“Du musst unterwegs sein”)– aparecieron esta jornada encabezando, alternativamente, la necrológica de Süddeutsche Zeitung, cuyo articulista destacó sus rasgos de cosmopolita y polemista.

Hans Magnus Enzensberger | Rialta
Hans Magnus Enzensberger

La ministra alemana de Cultura, Claudia Roth, afirmó en un comunicado que Enzensberger es “uno de los intelectuales alemanes más versátiles e importantes”, y recapituló “deja una obra de vida abrumadora que incluye numerosos poemas y ensayos, pero también libros infantiles, dramas, artículos especializados en matemáticas y declaraciones políticas”.

Acerca de su influencia social y política a lo largo de las últimas siete décadas, Roth valoró: “Con sus versos y reflexiones críticas, acompañó la historia de la República Federal de Alemania, cuya fundación sobre las ruinas de un país destruido presenció a los veinte años”.

Berliner Zeitung (BZ) prefirió este epíteto: “el pensador flexible”, y pronto recalcó que Enzensberger “dio forma a los debates alemanes durante décadas”.

El diario capitalino recordó que tenía apenas 33 años cuando recibió el Premio Georg Büchner, uno de los más importante de las letras germanas, “por su poesía y ensayo y la crítica social realizada en ambos casos con significativos arte y fuerza”.

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Asimismo, ese medio señaló la coincidencia de que, en el propio año 1929, Thomas Mann ganara el Premio Nobel y nacieran tantas figuras de primer orden en las letras alemanas: Christa Wolf, Günter Kunert, Peter Rühmkorf, Walter Kempowski, Michael Ende… y Enzensberger.

El autor de Defensa de los lobos (poesía; 1957), El corto verano de la anarquía. Vida y muerte de Buenaventura Durruti (biografía; 1972) y ¡Europa, Europa! (crónicas; 2006) ha sido “el último de esa serie”. Como también fue, hasta este jueves, uno de los pocos sobrevivientes del famoso Gruppe 47, que revitalizó la literatura en lengua alemana durante la posguerra e integraron autores como Hans Werner Richter, Alfred Andersch, Ingeborg Bachmann, Heinrich Böll, Günter Grass, Paul Celan, Ilse Aichinger, Uwe Johnson, Siegfried Lenz, Günter Eich, Erich Fried, Martin Walser o Erich Kästner.

Hans Magnus Enzensberger
Hans Magnus Enzensberger

Aun cuando todos los comentaristas apuntan hacia el protagonismo de Enzensberger en la vida pública de la llamada Alemania Occidental, también se recuerda hoy que en su momento se alejó, al menos físicamente: “se fue a Noruega, a Italia y más tarde, en el legendario año 1968, a Cuba, porque no le gustaban los Estados Unidos, a donde se había mudado”, leemos en BZ.

Enzensberger sostuvo una relación de amistad con el poeta cubano Heberto Padilla, víctima del estalinismo tropical: censurado, encarcelado, empujado a la autoinculpación pública y, más tarde, al exilio.

De hecho, Padilla traduciría al español El hundimiento del Titanic, celebrado poema épico del alemán, quien había publicado El interrogatorio de La Habana: Autorretrato de la contrarrevolución y otros ensayos políticos, y en 1971 había integrado la nómina de escritores europeos y latinoamericanos que firmaron aquella sonada carta pública que exigió la libertad del autor de Fuera de juego (1968) y marcó, en resumen, la ruptura de muchos intelectuales de primera fila con la Revolución cubana.

El servicio en español de Deutsche Welle colocó énfasis este viernes en su condición de “referencia de la intelectualidad alemana” para América Latina, así como en su olfato de editor y, más ampliamente, en su influjo sobre las nuevas generaciones de escritores en el ámbito de su lengua: “Con instinto editorial, introdujo por primera vez el reportaje literario en el mercado del libro alemán. El autor y periodista polaco Ryszard Kapuscinski fue uno de sus descubrimientos, y también tuvo una influencia decisiva en la carrera de escritores y poetas de renombre como Raoul Schrott, Irene Dische, Christoph Ransmayer y W.G. Sebald”.

En el papel de animador editorial, Enzensberger también fundó y dirigió las revistas culturales Kursbuch y The Transatlantic en las décadas de los sesenta y ochenta, respectivamente.

Su interés por la historia y la filosofía se transparenta en libros como Conversaciones con Marx y Engels (1981), que incluye testimonios de Lafargue, Bakunin, Hess, Kautsky, etc., o El filántropo (1984), inspirado en Diderot. En tanto, Mausoleo (1975) constituye una galería de baladas especulares donde, según la editorial Anagrama, asoman los perfiles de “revolucionarios y astrónomos, músicos e ingenieros, matemáticos y prestidigitadores, monjes y burócratas (Gutenberg, Maquiavelo, Leibniz, Darwin, Fourier, Chopin, Méliès, Bakunin, el Che, etc.)”.

Su veta de divulgador científico y de autor para niños y jóvenes tiene dos momentos notables en El diablo de los números (1997) y ¿Dónde has estado, Robert? (1998), este último libro incluido, junto a ¡Siempre el dinero! y el reciente Fallobst (“Fruta caída”), entre “sus obras más bellas”, de acuerdo con Merkur.

Otros apelativos publicados en esta jornada por la prensa alemana subrayan su ingenio, su alegría y su erudición: Der Entfesselungskünstler (“El artista del escape”, en Welt), Zeitlebens heiteres Kind (“Niño alegra para toda la vida”, en Taz), Das Orakel von Schwabing (“El oráculo de Scwabing”, en Der Spiegel),  o bien: “autoridad pública” (Er war eine öffentliche Instanz, en Zeit Online).

“Mi sabiduría es una carrera”, dijo al parecer una vez Hans Magnus Enzensberger. Y esa carrera –jalonada por un buen puñado de conquistas literarias y reflexivas– no se ha detenido, necesariamente, el jueves 24 de noviembre de 2022. “La posteridad no es asunto mío”, dijo en otra ocasión. “Los sucesores deberían decidir eso entre ellos”.

Entre múltiples galardones y otras formalidades, la hoja de vida de Enzensberger indica también la relevancia del Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades (2002), en España, y de la Orden de las Artes y las Letras (2009), en Francia.

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