Un retroceso de los ideales democráticos. Entrevista a Rahul Soni, traductor de Shrikant Verma

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Rahul Soni (FOTO Jinhee Park)

Rahul Soni trae el poemario clásico hindi de Shrikant Verma, Magadh, al inglés en un lenguaje a la vez minimalista y excelente. Sus traducciones sirven como la base de las versiones en español que Ramón Hondal y yo hemos creado para este dosier en Rialta Magazine. Como los lectores verán en esta conversación, Soni piensa dentro y mucho más allá de Magadh, dándole vida a las observaciones y al trabajo de Verma en los contextos urgentes de las luchas indias sobre la democracia y el poder, en el siglo pasado y presente.

Sobre todo me alegro de haber conocido a Soni en el encuentro Almost Island Dialogues de 2022, que tuvo lugar en Nueva Delhi, justamente cuando otra ola de la pandemia Covid-19 descendía sobre esa ciudad. Varios colaboradores tuvieron que abandonar el encuentro: otros escritores de la India se enfermaron; mientras tanto, debido a preocupaciones médicas, dos de las destacadas escritoras internacionales invitadas nunca subieron a sus aviones, entre ellas Reina María Rodríguez. Para mí —traductora viajando sin su autora—, el esfuerzo de este viaje todavía mereció la pena. Esto se debe, en parte, al haber comprado un ejemplar de Magadh que inmediatamente llamó mi atención.

La inmediatez: comencé las traducciones al español aquí publicadas sentada en aviones y aeropuertos. La voz que atrajo mi atención es la de Verma y simultáneamente la de Rahul Soni. Cuando terminábamos esta entrevista, aprendí que el mismo Soni estaba tan embelesado por el poemario original de Verma que empezó a traducir poemas sueltos del hindi al inglés antes de haber leído el libro completo.

Hoy, Soni es editor de HarperCollins India, y esta entrevista tardó más tiempo en terminarse que las traducciones al español (después del encuentro, Soni salió para viajar profesionalmente afuera de la India, con un horario exigente de interacciones con otros editores, agencias y público de encuentros comerciales). Entre otros lugares, Soni aterrizó en Alemania con una Beca Frankfurt en octubre.

Antes de aceptar su empleo con HarperCollins en 2017, Soni dedicó aproximadamente una década trabajando en proyectos literarios sin fines de lucro. Cofundó una revista bilingüe, Pratilipi, colaborando como editor desde 2008 a 2012. Fue residente y coordinador de temporada con la Sangam House International Writers’ Residency Program, y trabajó con una agencia literaria. Dentro de la India, Soni fue también editor asociado de 2013 a 2019 en la revista literaria Almost Island, fundada por Sharmistha Mohanty, la organizadora del encuentro Almost Island Dialogues. Mas allá de la India, Soni fungió como el editor en jefe de Asymptote, una revista internacional digital especializada de literatura en traducción.

Gran parte de la actividad editorial de Soni se superpuso y se cruzó con su propia ejecución de traducciones literarias, como sugiere el énfasis anterior en lugares bilingües y orientados a la traducción. Recibió una beca Charles Wallace en traducción en la Universidad de Anglia Oriental en 2010. Pratilipi publicó poemas escritos por diversos autores en las traducciones de Soni, todavía accesibles en Internet. Se puede encontrar también una muestra de los poemas de Ashok Vajpeyi, traducidos por Soni del hindi al inglés, en Poetry at Sangam, publicados en 2013. Su primera traducción de Magadh se publicó en ese mismo año, y una segunda edición debe aparecer en 2023. También ha traducido obras en prosa y editado un libro de poesía hindi traducida al inglés publicado en 2011.

En la siguiente entrevista, le he hecho a Soni algunas preguntas específicas sobre su trabajo con el Magadh de Verma −pero también me acerco a su labor como intelectual y a sus perspectivas sobre la literatura y la sociedad.

Has presentado a Shrikant Verma como una figura histórica significativa en la cultura india del siglo XX. Sin embargo, luego de conversar contigo cara a cara, puedo ver que tu traducción también surgió de la convicción de que la poesía de Verma importa nuevamente en nuestro momento contemporáneo. ¿Por qué? ¿Qué piensas de Magadh en relación con los problemas actuales dentro o fuera de la India?

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Me topé con Magadh por primera vez cerca del 2008. En aquel entonces, mi traducción ocurrió, creo, por razones puramente de lenguaje y poesía. Pensé que los poemas hacían algo especial con el lenguaje, con la dicción y la sintaxis, y quería ver si podía aprender a hacer lo mismo en el idioma en el que escribo, o sea, en inglés. En términos de política y filosofía estaba poco formado y enterado −si algo me impresionó entonces fue la cualidad de una voz obsesionada por el pasado, y la inmensa sensación de futilidad que recorre su obra.

2008 está, por supuesto, a años luz de la política actual. 2014 fue el año en que las elecciones nacionales llevaron por primera vez al gobierno gobernante BJP al poder, con el tipo de mayoría en el parlamento que no se había visto desde el apogeo del partido Congress (del cual Verma era un miembro destacado). Fue un año, creo, que formó la conciencia política de mucha gente en la India de mi generación y más jóvenes, especialmente aquellos de una clase lo suficientemente privilegiada como para haberse permitido, hasta ese momento, permanecer “apolíticos”.

Magadh había aparecido como una respuesta a un momento muy específico en la política india –la Emergencia de 1971-1977, cuando los derechos democráticos se suspendieron gracias a “disturbios internos”, o sea, unos juicios adversos al gobierno por la Corte Suprema de la India, una agitación masiva de estudiantes-campesinos-trabajadores-gremios, etcétera. Para conocerlo en breve y, por demás, sencillamente, se puede leer un resumen aquí.[1]

Cito del resumen de Wikipedia: “El orden le otorgó al Primer Ministro la autoridad de gobernar por decreto, permitiendo que cancelara elecciones y suspendiera libertades civiles. Durante gran parte de la Emergencia, la mayoría de los opositores de (Indira) Gandhi estaban encarcelados y la prensa estaba censurada. Otras violaciones de derechos humanos fueron denunciadas durante este período, incluida una campaña masiva de vasectomía encabezada por el hijo de Indira Gandhi, Sanjay Gandhi. La Emergencia es uno de los períodos más controversiales de la historia de la India después de su independencia nacional”.

Verma fue el portavoz del partido gobernante Congress durante este tiempo. Y se puede leer Magadh como un cuestionamiento privado de todo lo que estaba pasando entonces, todo de lo que él era parte, y de lo que permitía. Un mea culpa. Se publicó en 1984 –¿tal vez la muerte de Indira Gandhi finalmente le permitió a Verma un sentido de libertad suficiente para hablar de todo esto? (Estoy especulando, por supuesto.)

Creo que la India emergió de ese período, al igual que el mundo emergió de la Segunda Guerra Mundial, resuelta a no permitir que algo así vuelva a suceder. Y el país avanzó hacia la globalización, la liberalización, etcétera, etcétera.

El 2014 cambió todo eso. Llegó al poder un partido de derecha, hindú, nacionalista, y desde entonces tenemos en el país lo que muchos llaman un estado de “emergencia no declarada”, con los mismos niveles, o peores, de restricción de libertades, y violaciones de derechos humanos (especialmente de las religiones minorizadas), una corrosión gradual de todas las instituciones públicas, incluso la judicatura, las fuerzas armadas, y las universidades que antes solían ser fortalezas de libertad de expresión y pensamiento.

Es en ese contexto en el que siento que se volvió importante que Magadh fuera leído y escuchado nuevamente, que necesitaba una nueva vida. De ahí el impulso de esta reedición ahora (que debería salir a mediados de 2023).

Al mismo tiempo, en los últimos años, hemos visto este retroceso de los ideales democráticos en todo el mundo –se está desarrollando el mismo tipo de política nacionalista, populista y mayoritaria. La democracia parece ir mal de manera similar en todas partes.

Es aquí donde Magadh, con su cuestionamiento de las formas de poder y con su visión cíclica de la historia, vuelve a cobrar relevancia.

El crítico y escritor hindú Apoorvanand dijo: “Las referencias incrustadas en la historia y la mitología de la India pueden inducir al lector a creer erróneamente que el poema se encuentra en la India y trata sobre la India. Pero Shrikant Verma es, en su esencia, un poeta de sensibilidad mundial. Tiene un profundo sentido de ser residente del mundo. Fue un gran lector de literatura mundial y un gran observador de la política mundial. Vio la crueldad detrás de las afirmaciones del llamado mundo libre de establecer la democracia y también el vacío de la promesa de las revoluciones…  Magadh es esencialmente un poema que busca las formas de realizar el potencial de la democracia. ¿Podemos cultivar y desarrollar una sensibilidad democrática en el verdadero sentido del término? ¿O está destinada a fallar? Este no es solo un problema indio, el mundo lo sabe después de perder casi un siglo en la búsqueda de una verdadera forma de vida democrática”.

Gracias por tomarte el tiempo no solo para dar tu perspectiva, sino también para fundamentarla en un contexto tan útil. Los poemas de Verma también me llamaron la atención como estructuras a través de las cuales mi propia angustia podía moverse, tomar forma y fluir hacia la siguiente meditación. Es esa doble necesidad la que tú y Apoorvanand señalan: reconocer los daños graves en nuestras democracias, alejarse de los eslóganes y aferrarse a las razones por las que el potencial de mejores iteraciones debe seguir siendo importante. Las fuerzas políticas impactan las condiciones básicas de posibilidad para demasiadas personas en la vida cotidiana como para alejarnos de ello con resignación. Como resultado, encuentro que a veces me atraen los poetas que toman la política abiertamente –a través de una respuesta directa a las fuerzas y la retórica actuales–. Pero uno siente la misma necesidad por aquellos cuyos poemas modelan otras formas de pensar y ser: encarnan diferentes registros de resistencia de la mente y el cuerpo al funcionamiento o las demandas de poder.

Dado que acabas de regresar de un viaje profesional durante el cual estoy segura de que estuviste discutiendo sobre muchos escritores contemporáneos, me pregunto cuáles te parece las obras literarias más poderosas que están publicándose ahora. ¿Cuáles son algunos de los trabajos que más han captado tu atención en los últimos años, de la India o de otros lugares?

Lamentablemente, mi puesto en HarperCollins no me ha dejado tiempo para leer fuera del trabajo –mi cometido allí es la ficción literaria y la no ficción narrativa (incluidas las traducciones), eso es lo que comprende casi la totalidad de mis lecturas. Sí edité  un poemario hace varios meses: After, de Vivek Narayanan –un “escribir a través” como lo califica él, en poesía, de la epopeya india el Ramayana– que lo arrastra al mundo contemporáneo, no solamente por aplicar a ese antiguo verso todos los recursos de la poesía moderna, sino también al tratar temas contemporáneos muy urgentes y de actualidad, yuxtaponiéndolos o integrándolos con sus escenas, o viéndolos a través de la lente de esa epopeya. Es uno de los mejores poetas actuales, y esta es una de las obras de las que estoy más orgulloso de haber publicado (New York Review Books lo publicó en EE. UU.)

Entiendo la necesidad, a veces, de leer trabajos que tratan abiertamente sobre política, especialmente en el momento actual. Sin embargo, no creo que hayamos tenido un ajuste de cuentas desde la literatura verdaderamente serio, en India, con el momento político actual, pero hay un par de obras que saldrán el próximo año que se lo proponen (una que estoy publicando y otra que traté mucho de adquirir pero perdí). Una se llama Quarterlife, de Devika Rege, es su primera novela y sigue a un grupo de jóvenes que adquieren conciencia política tras las elecciones de 2014; y la otra obra es del excelente novelista y cuentista Anjum Hasan, llamada History’s Angel, que adopta un enfoque en la línea de The Joke de Kundera, o Disgrace de Coetzee, donde el comentario improvisado de un profesor musulmán de historia a sus alumnos en un viaje escolar se sale de control.

Otras obras políticas que me han atraído y que he publicado tratan de asuntos como el tecnocapitalismo, o los efectos del “desarrollo” sobre el medio ambiente y demás –novelas como The Immortal King Rao, por Vauhini Vara, o Everything the Light Touches, por Janice Pariat, o Valli, por Sheela Tomy (traducido por Jayasree Kalathil), o la novela sobre Kashmir de Madhuri Vijay, The Far Field, o la novela Legal Fiction de Chandan Pandey en torno al fantasma del “amor jihad”, o la obra fenomenal de no ficción literaria sobre “el corredor Naxal” que se llama The Death Script, por Ashutosh Bhardwaj, o la obra completa del “anti-escritor” bengalí Subimal Misra (anti-cuentos, anti-novelas) traducida por V. Ramaswamy…

Esa lista sugiere muchas complejidades y también tu punto de vista editorial. Quisiera aprovechar también esta conversación para movernos de lo amplio a lo específico, y así entender más de tu perspectiva como traductor. La conexión con tus últimos comentarios implica el encuadre de la comunidad, a través de posibles resonancias sociopolíticas, a medida que se desarrollan en Magadh.

Muchos de los poemas de Verma incluyen una dirección directa a un “you” (usted, ustedes, tú, etcétera). Parte de la ambigüedad en la colección general surge cuando el lector se da cuenta de que tal vez este “you” es múltiple y está en constante cambio a lo largo de los poemas.

El idioma inglés puede enmascarar cambios en la dirección porque, a menudo, usamos esta palabra, “you”, sin tener en cuenta las diferencias contextuales, como la edad o el estado de la persona a la que se dirige; “you” también puede ser singular o plural. Sin embargo, el español tiene otras opciones de uso común: uno puede moverse entre diferentes versiones del “you” para afirmar grados de formalidad, intimidad, poder o edad, así como formas singulares y plurales. ¿Tendrá también el idioma hindi más variedad que el inglés en términos de la dirección hacia ciertos sujetos o papeles evocados por los “you” de Verma?

El hindi, como el español, sí tiene versiones distintas del “you” que, como dices, señalan grados distintos de formalidad, intimidad, poder, edad, número. Hay tres tipos –uno es informal, íntimo, y siempre singular–. Verma no emplea esta forma nunca en Magadh.

Luego, tenemos uno más formal que se usa en gran medida para dirigirse a “iguales”, y otro nivel que es más respetuoso, que se usa para dirigirse a personas mayores o personas claramente más altas en la jerarquía de poder. Ambos toman la forma plural. El género está indicado por el verbo, pero la forma plural del verbo enmascara el género. Verma usa estas dos formas del “you” en Magadh.

Sin embargo, no creo que haya demasiada ambigüedad en cuanto a quién se dirige. En un nivel, está el “you” del dispositivo de encuadre –la “Invocación” (el primer poema)– que es claramente el lector. La voz en la que se encuentra este poema, curiosamente, es la de un vetal –un espíritu malévolo del mito/folclore que posee y reanima cadáveres.

Gran benefactor! Mar de virtud! Mar del saber!
Después de muchos muchos años
he venido a su puerta—
escuche mi receptor,
le llevo
historias que abarcan generaciones
los dolores de ciudades, de ciudadanos—

El vetal más famoso de todos es el del Vikram –los cuentos de Vetal (quizás la versión más antigua de este se encuentra en ese sorprendente ciclo de historias del escritor sánscrito Somadeva, llamado Kathasaritsagara)–, el necrófago enigmático que cuelga de la parte posterior del gran rey de la leyenda, Vikramaditya, lanzando acertijo tras acertijo, y el rey que está condenado a repetir la misma caminata a través de los campos de cremación una y otra vez. Y creo que este es un símbolo muy potente y una gran voz –tentadora, pero peligrosa, obsequiosa pero venenosa, dulce pero cuajada– para atraer al lector hacia el libro y hacia las ideas de recurrencia y futilidad que le rodea.

Los poemas que siguen a menudo se refieren a un personaje muy particular (si no “claro”, en el sentido de poder identificar al destinatario como un personaje de la historia o el mito) de estas “historias que abarcan generaciones”: un rey, un jinete, un compañero concejal, uno entre un grupo de viajeros que van a algún lugar, miembros del público en general, o, en el caso de un poema como “The Dom of Manikarnika”, incluso un lugar (el Manikarnika ghat en Varanasi).

Me pregunto cuánto “usted”, en esa invocación inicial, crea también una manera de insertar la figura del poeta directamente en la escena. El vetal termina con una petición que podría estar dirigida al escritor: “Si no puedo darle voz / entonces usted / deme voz”.

En un poemario que parece tan ligado a la complicidad, clave entre las tensiones atrapadas en su historia, también me interesa cómo el hablante de Verma se identifica diciendo: “Vetal—mis hazañas / me dejaron colgando / de una rama enferma / del árbol / del tiempo”. Aquí, el vetal y el poeta pueden fusionarse en una sola figura.   

En mi opinión, esa estructura cambiante habilitada por los ciclos vetales vuelve a una pregunta central: la de si este poemario es, en última instancia, un mensaje de futilidad de una fuente altamente problemática. O –como creo podría ser posible– ¿hay algo más que encontrar en este poemario, un esfuerzo de expresión artística que en sí mismo encarna una cierta esperanza? Quizás Verma, como vetal, lleva una advertencia póstuma, una que podría ser útil para redirigir a las futuras democracias lejos de sus peores encarnaciones.

Esa es una versión muy interesante de la invocación, el “you” siendo dirigido al escritor en lugar del lector. Quizás el escritor está invitando a este espíritu reanimador de antaño a entrar en sí mismo, el anfitrión…

Ciertamente hay una advertencia aquí, y resignación, y una sensación de futilidad. Claramente hay culpa:

Lo que yo escribí, inútil
Lo que no,
sin sentido (“Un año de poemas”)

Y también hay una necesidad de penitencia y absolución. El poemario está dedicado, no casualmente, al gran escritor hindi Nirmal Verma, un amigo de Shrikant Verma (sin embargo, sin parentesco) que fue una de las pocas personas en la fraternidad artística/literaria muy abierta y severamente crítica con la Emergencia.

Sin embargo, no sé acerca de la esperanza (¿y es la esperanza una postura veraz?).

Si hay un movimiento en el poemario, es quizás del duelo a la resistencia y la búsqueda, a algún tipo de comprensión y aceptación. Pero al final, morimos, lo que se perdió sigue perdido, y volvemos a empezar sin haber aprendido nada en realidad, condenados para siempre a repetirnos. El único consuelo, si es que hay algún consuelo, es que, tal vez, en el esquema más amplio de las cosas, sea lo que sea, nada de esto importa en absoluto. Supongo que es lógico, entonces, que la última palabra del poemario (el poema “Nombre en la pared”) sea para el Tiempo:

Yo
soy viejo ahora
escribo
mi nombre
en tiza
en cada pared vacía
que encuentro

Al siguiente día encuentro
que alguien lo ha borrado
tan meticulosamente
como si no se hubiera escrito nunca

Ahora cuando grito–
¿Quién hizo esto?
Recibo la respuesta–
El tiempo

Debo hablar brevemente sobre ese “Tiempo” aquí. La palabra usada en el original es kaal. Verma, en una entrevista, dijo que ese es el tema central de Magadhkaal– un concepto que pensó que era difícil de traducir al inglés. Un pobre sustituto, dijo, sería el “tiempo”. Pero según él la idea más cercana a kaal sería “la muerte”.

Espero que algún día escribas tu propio ensayo extenso sobre kaal. Sobre lo que, para ti más que para Verma, constituye una idea más cercana a esa palabra.

Tus palabras se relacionan con la manera en que Ashok Vajpeyi sitúa a Magadh dentro de “la poética del testimonio y la complicidad”. Muchas veces he visto la primera parte de esa frase, afirmaciones sobre una “poética del testimonio”. No estoy seguro de ver a menudo poemarios –o elogios por su valor– que vinculen tan profundamente el testimonio con la complicidad (con el poder estatal). Es decir, dar testimonio desde dentro de las estructuras de poder del Estado me parece una distinción clave. Entonces, por ejemplo, Reina María Rodríguez ha explorado repetidamente el tema de la complicidad, y por lo tanto me encuentro con ese tema como su traductora, pero su ángulo de acercamiento a la complicidad como miembro del “pueblo” es bien diferente. El suyo supone un largo compromiso para lograr la independencia artística del Estado, en un contexto posterior a 1959 donde las instituciones culturales y educativas se construyeron dentro del Estado político.

Hacer una pausa para considerar más a fondo la atadura de Verma con el testimonio poético a la complicidad puede ser la única forma de responder a tu pregunta: “¿Es la esperanza una postura veraz?”

Tu pregunta entre paréntesis parece, de hecho, ser un desafío central y creo que Magadh no nos permite evitarlo. Al menos, sentí su presión durante todo el proceso de trabajar en estas traducciones de tu inglés al español. Presumiblemente tú también lo has hecho, lo que te permite preguntarlo.

Vajpeyi dice que Magadh requiere que los lectores se enfrenten a una profunda desesperación. Yo propondría que la esperanza solo podría ser veraz cuando tal confrontación es honesta, poniendo al yo (y al “you” a quien uno le habla) en un lugar lejano, como figuras dentro de un tapiz social más amplio. Ese enfrentamiento solo puede ser inadecuado. Aun así, hay una brecha entre “inadecuado” y “carente de todo valor”, una brecha que puede ofrecer la única humilde posibilidad (¿esperanza?, aunque desprovista de drama heroico) para un estado de existencia o acción más ético.

Estos comentarios sonarán como una (¿irritante?) reacción personal mía, y hasta cierto punto eso es justo; a veces me irrito de esta manera. Pero responden al poema de Verma sobre la ética, en el que propone: “Amigos, / también hay / una tercera vía”. Y para asegurarse de que nadie se pierda ese momento en Magadh, pone el título “La tercera vía” sobre todo el poema. ¿Es este poema un retrato del delirio o de la posibilidad? Si es una ilusión, ¿sigue siendo funcional como la única barrera entre la humanidad y la violencia desenfrenada?

Ah, sí, esa tentadora tercera vía. Crucial, por supuesto, es que no hay respuesta a cuál es esa tercera vía / hacia dónde podría conducir. Todo lo que obtenemos es esa esperanza/promesa de que estará allí y esta dirección no muy útil:

Amigos,
hay también
una tercera vía—

pero
no pasa
por
Magadh,
Avanti
Kosal
o
Vidarbha.

De acuerdo… sin embargo, me gustaría tomar a Vajpeyi en serio de todos modos. Él es solo uno de los comentaristas que trae este poema de la tercera vía al centro; Mantra Mukim lo utiliza –como posible quimera– para concluir su próximo ensayo en la edición de 2023. 

El énfasis de Vajpeyi en una cohabitación con la desesperación parece ser más significativo si es recurrente y prolongado. Podría decirse que gran parte del daño político resulta de actos de falta de atención y despido. El tiempo dedicado a atender el daño real en nuestros propios mundos políticos parece ser la condición previa para escuchar tu pregunta anterior en su totalidad y para recopilar la profundidad de la invocación de kaal de Verma –algo que, sin acceso directo al hindi, podría ensayar como duración, y simultáneamente como su punto final.

Traducción de Ramón Hondal y Kristin Dykstra


[1] Soni compartió este enlace y la siguiente cita de la página tal como existía el 30 de diciembre de 2022.

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KRISTIN DYKSTRA
Kristin Dykstra (Wooster, Ohio, 1970). Escritora, investigadora, y traductora literaria. Su nueva traducción de La Dama de Elche, de Amanda Berenguer, se publicará en 2023 con Veliz Books. Sus propios poemas recientes se han publicado en Lana Turner 13 y 15, Seedings, Almost Island, Clade Song, y The Hopper; también en Distropika, La Noria, y El Nieuwe Acá (traducidos al español por Tina Escaja); y en Acrobata (tr. al portugués por Floriano Martins). Dykstra es la traductora principal de The Winter Garden Photograph (2019), de Reina María Rodríguez, que se publicó con Ugly Duckling Presse y ganó el Premio PEN de Traducción de Poesía 2020, además de ser finalista del Premio Nacional de Traducción (NTA). Dykstra coeditó con Kent Johnson una antología bilingüe de la poesía de Amanda Berenguer, Materia Prima, también publicada por Ugly Duckling en 2019 y nombrada finalista del Best Translated Book Award 2020. Anteriormente se publicaron otras traducciones de Dykstra, incluso poemarios de Tina Escaja, Juan Carlos Flores, Ángel Escobar, Marcelo Morales, Rito Ramón Aroche, y Omar Pérez. Coeditó la revista Mandorla: Nueva escritura de las Américas, nos. 7-16, con Roberto Tejada y Gabriel Bernal Granados.

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