¿Quién está más ‘high’ en Cuba?: Alona Román en Estudio DNasco

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Momento del “art show” ‘U’re High!’ en la galería privada Estudio DNasco

La artista visual Alona Román (Cienfuegos, 1997) presentó el pasado 15 de febrero su “art show” U’re High! en la galería privada Estudio DNasco (Espada #214, entre San Lázaro y Jovellar, Centro Habana).

Alona Román aún cursa el cuarto año de Artes Visuales en la Universidad de las Artes de Cuba (ISA). Su carrera formativa inició en la Academia de Artes Plásticas cienfueguera Benny Moré. Desde entonces comenzó a cuestionar conceptos como Patria, pueblo, nación, país, tierra, lugar, territorio… sin plantearse con ellos (al parecer) falsas ideas de sinonimias.

En 2015 Alona hizo un performance llamado Con(texto). La acción consistió en pintar una de las paredes de la Academia de Artes Plásticas cienfueguera. Pintar con pintura roja una idea del concepto de revolución de Fidel Castro, dicho en el año 2000, y repetido hasta el cansancio después: “Cambiar todo lo que debe ser cambiado”.

Se le levantaron actas de advertencia a Alona Román. Como castigo tuvo que quitar, ella misma, la pintura de la pared. Alona, en un acto redentor, hizo que la filmaran quitando, vestida de camuflaje, las palabras en rojo.

Rememoro otra acción: también en 2015 Alona presentó Lección. Colocó dentro de un aula la figura de una casa, de acero. Dentro del “objeto” tres estudiantes de primaria, vestidos con uniforme, miraban a la pizarra y repetían, hasta la saciedad, la idea escrita con tiza: “La tierra sobre la que me yergo, luego de comer y caer, ha de ser la misma que cubra mi cabeza”.

Alona supone que, a ras de la experiencia, existe el enfrentamiento. Más que construcciones inmutables le interesa crear estados efímeros. Estados que construyan afectos. Por eso prefiere construir ambientes, paisajes del desorden y del peligro que generen trastrocamientos, indisciplinas, en su voluntad de realidad.

Estas son las tareas o, mejor dicho, tales son algunos de los temas que rigen el trabajo de Alona Román, que ha participado en más de una decena de exposiciones colectivas. U’re High! es su segunda muestra personal, después de Limbo (2019), durante la XIII Bienal de La Habana.

U’re High! pudiera catalogarse como performance, pero Alona lo llamó “art show”. El equipo de creación estuvo conformado por Alona, el actor Raúl M. Bonachea, y el músico Ángel Lorenzo. Con una duración aproximada de 15 minutos U’re High! –voz inglesa cuyo significado guarda la variante literal de ‘eres alto’ y la metafórica que alude al estado por efecto de las drogas– establece paralelismos con fenómenos sociales contemporáneos.

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Indica Alona Román en palabras para esta nota que “esta obra performática pretendió desarrollarse como metáfora descriptiva del momento social, a partir de problemáticas que afectan a los individuos y en las cuales estos no son más que un actuante sin decisión ni campo de acción”.

El actor representa un payaso. La imagen de un sinsentido. En derredor hielo.

Hielo que se derrite. El actor repite, de forma ininteligible, frases que hostigan. El payaso se ríe sobre agua-hielo y recita parlamentos del noticiero, de canciones de reguetón, de discursos politiqueros. Todo esto mientras adopta apariencia de cabra. Apariencia del ser que resiste.

El payaso interactúa con un rostro de muchos ojos. Alona expone en óleo sobre lienzo U’re High! (140 x 140 cm). Es la única obra bidimensional en la galería. Es una imagen paranoide. Una imagen del caos. Una cara amorfa que muestra distintos matices en favor de quién pregunte. La mueca es un ejercicio ensayable.

Alona decidió crear un espacio a forma de enviroment donde el espectador hace, a parte de una inmersión mental, una inmersión física, para adentrarse en la nebulosa de signos que se proponen. Signos que no pretenden convertirse en significados absolutos, definitivos. Todo lo contrario; se constituyen como significantes infinitos.

U’re High!, comenta Alona, “sugiere un borde, una frontera entre la consciencia y la inconsciencia, a donde se dirige la información recolectada en el proceso vital. Enfocada en la afectación que producen determinados fenómenos en el imaginario popular e individual, la obra se piensa para un público suprasensible, un lector que debe acercarse con espíritu infantil.”

El payaso termina representando una cruz invertida. ¿Un anticristo? Dios ha muerto. El hombre ha muerto. El autor ha muerto. El payaso ha muerto y está en una habitación del llanto. Además del payaso, coexiste un paisaje sonoro compuesto por llantos. Niños que lloran.

Tenemos una debilidad por el llanto. Un rechazo. Por eso, muy pocos espectadores entraron a la habitación de los gritos. De camino a la salida veo los hielos ya hechos agua. Pienso en el deshielo, en el país que también se deshiela, en el payaso, en los llantos… en la altura. Pero, ¿quién está más high? Me pregunto, y resbalo en la aguanieve.

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