El pasado 2 de junio, las Escuderías del Quirinal, un centro de exposiciones ubicado en Roma y dependiente de la Presidencia de la República Italiana, abrió las puertas al público de una monumental exposición dedicada a Rafael Sanzio, uno de los más sobresalientes artistas del Renacimiento italiano junto a Leonardo Da Vinci y Miguel Ángel.
Esta exhibición, la más grande de su tipo que se haya celebrado, conmemora el 500 aniversario de la muerte de Rafael y, aunque había sido inaugurada el 4 de marzo por el jefe del Estado italiano Sergio Matarella, en una ceremonia con invitados selectos, no había sido hasta ahora de acceso público debido al confinamiento impuesto por la pandemia de la Covid-19, que tuvo en Italia uno de sus efectos más tempranos y dramáticos. A pesar de que ya el país mediterráneo impulsa medidas de desconfinamiento, la visita a esta muestra ha de llevarse a cabo bajo el cumplimiento de estrictos protocolos de seguridad que eviten la infección del virus.
Para esta ocasión, se han reunido más de doscientas obras del artista renacentista entre lienzos, dibujos y tapices. Entre ellas se encuentran algunas de las más icónicas del maestro de Urbino, como los retratos de los papas León X –que viene de ser sometido a un laborioso proceso de restauración– y Julio II, dos pontífices claves en hacer de Roma el centro del Alto Renacimiento a cuyas órdenes trabajó Rafael en su prolífica estancia en esa ciudad. El retrato de Baldassare Castiglione, el erudito patricio que encarnó los ideales culturales renacentistas y fuera protector de Rafael, es otra de las pinturas expuestas, junto con el lienzo tradicionalmente denominado La Fornarina, cuyo modelo se especula que puede haber sido una amante del artista, y ha sido sometido a un profundo proceso de estudio que ha permitido a los especialistas determinar con exactitud los numerosos cambios que Rafael fue haciendo a partir del proyecto original, y se muestra al público en un modelo digitalizado en 3D, en alta definición, según explica la plataforma dedicada a las artes visuales italianas Arte.it.
Además de estas obras emblemáticas, también se expondrán algunos de los tapices que Rafael diseñó originalmente como decoración para las paredes laterales de la Capilla Sixtina, y otras obras menos conocidas, entre ellas bocetos y dibujos. Las piezas provienen de importantes museos del mundo como la Gallerie degli Uffizi de Florencia, los Museos Vaticanos, el Louvre de París, la National Gallery de Washington y el Museo del Prado de Madrid, entre muchos otros, reunidas por primera vez en Roma a poca distancia de donde se encuentran, en las llamadas Estancias de Rafael en el Vaticano, los murales más importantes de este pintor, entre los cuales destaca La Escuela de Atenas, en las paredes de la Stanza della Segnatura.
Más allá de las obras de arte, esta muestra también compila manuscritos y documentos que ayudan a comprender la dimensión humana e intelectual de Rafael. Entre ellos destaca una epístola dirigida al papa León X en la que el artista reacciona contra la costumbre, alentada en esa época por el propio papado, de utilizar los monumentos supervivientes de la antigüedad como cantera para la construcción de obras contemporáneas. De hecho, Rafael había sido nombrado por este pontífice como “Prefecto de la Antigüedad”, un cargo cuya misión central consistía en gestionar la reutilización de los mármoles antiguos. Este documento demuestra que Rafael fue, en cambio, un pionero en la preservación del patrimonio de la Antigüedad.
Una interesante peculiaridad de esta exposición, que significativamente se titula Rafaello 1520-1483, es su disposición retrospectiva, pues comienza por las obras ejecutadas en Roma, donde murió en 1520, a la temprana edad de 37 años; luego, se exponen, en este orden, sus obras producidas en Florencia, Siena, Peruza –donde se formó bajo el magisterio del Perugino– y, por último, aquellas compuestas en su natal Urbino, donde había nacido en 1483, y se inició en la pintura en el taller de su padre, el también pintor Giovanni Sanzio.
Las Escuderías del Quirinal, un palacio ubicado en la colina romana homónima y próximo a la sede oficial de la Presidencia de la República de Italia, funge desde los años ochenta del siglo pasado como salón de exposiciones artísticas, y ha acogido en anteriores ocasiones importantes muestras dedicadas a las obras de clásicos como Sandro Botticelli (2000), Caravaggio (2010) o Rembrandt (2002), así también como a figuras del arte moderno y contemporáneo como Pablo Picasso (2017), Frida Kahlo (2014) o Santiago Calatrava (2007).
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