La revista del Cine Cubano fue creada para abordar desde el punto de vista informativo y teórico los problemas de nuestro cine y del arte y la cultura contemporáneos. Las discusiones sobre lo moderno en el arte y los testimonios y diversas declaraciones publicadas en números anteriores dan buena prueba de ello. No somos partidarios del silencio ni vivimos en la clandestinidad: en el movimiento intelectual, de la cultura artística, en nuestra época, se discuten algunos de los problemas más álgidos y complejos, y no será fácil seguramente, pero tampoco puede resultar imposible conciliar la lucha ideológica contra los enemigos de clase y la presión imperialista con la necesidad de asegurar condiciones de la más absoluta libertad a la búsqueda y la experimentación o a la confrontación, al conocimiento de todas las manifestaciones estéticas. No es posible tomar posición frente o a favor de lo que no se conoce, ni dar por cerrado caminos en los que no hemos profundizado como estudiosos o realizadores.

Nos parece por ser correcto y necesario que los creadores aborden los problemas teóricos y prácticos ligados a su trabajo, y que se planteen, con la mayor coherencia y seriedad, las tesis que informan las discusiones ideológicas contemporáneas, y sus repercusiones en el campo de la estética, tanto en su desarrollo e investigaciones, como respecto de las vías diversas en la elaboración de líneas generales de la política cultural.

La cultura artística, enraizada sin duda alguna en lo más hondo y esencial de cada pueblo, es nacional, pero también internacional, experiencias e influencias se interpretan y circulan, sin que forzosamente conduzcan a la desnacionalización o el cosmopolitismo. No es justo combatir el carácter internacional de ciertas líneas del movimiento de la cultura, tergiversando la naturaleza de estas relaciones hasta presentarlas como manifestación cosmopolita. Esto es particularmente importante para la gente de cine pues nuestro arte amplifica las significaciones de la problemática que va desde las tendencias artísticas hasta las formales, y traspasándolas por virtud de la técnica y del desarrollo del lenguaje cinematográfico, les da o las condiciona en una plataforma común.

Por eso no podemos sumirnos en el silencio o la indiferencia, o pretendernos ajenos a cuanto se discute en el mundo contemporáneo: las ideas y tendencias circulan y penetran, abren automáticamente discusiones necesarias, y como artistas conscientes debemos abordar esos problemas. Rechazamos la política del avestruz. Y por lo demás, internacionalistas como artistas y como revolucionarios, nos planteamos, y planteamos los problemas con criterio abierto y constructivo, como una búsqueda, como la apertura de un diálogo, deseado y necesario.

Esa es la significación de la declaración-resumen de las reuniones celebradas en el Departamento de Programación Artística del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos. Como claramente señala el documento, durante las discusiones quedaron planteados problemas que no encontraron solución, para otros pareció clarificarse un camino, y quedaron elaboradas algunas proposiciones. La Dirección de la revista del Cine Cubano, que no comparte en su conjunto la fundamentación teórica del documento, y que establece reservas respecto de algunas afirmaciones, suscribe en cambio sus conclusiones y declara su absoluto acuerdo con la intención moral de los que lo suscriben. Si el estudio y el conocimiento son necesarios, si no hay arte vivo en un mundo de fórmulas estrechas y acabadas, nada más sano que la discusión y el diálogo, la crítica y el análisis, la sistematización del pensamiento y la búsqueda de una coherencia que parta del marxismo, y no olvide que el método crítico no puede, ni debe ser suplantado, por la copia mecánica de la experiencia crítica. Otra cosa será olvidar, y aun más, tergiversar el pensamiento marxista. Y es por eso, fundamentalmente, por lo que consideramos necesaria la discusión, y hasta la polémica, por lo que no sólo publicamos la declaración-resumen de los cineastas cubanos sino que la saludamos como un paso adelante en el movimiento crítico. La discusión, cuando menos, ha quedado abierta.*

* A continuación se reproduce el documento “Conclusiones de un debate entre cineastas cubanos”, Cine Cubano, n. 14-15, La Habana, octubre-noviembre, 1963, pp. 15-17.


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