La Galería Javier Silva, con sede en Valladolid, España, acoge la exposición Vamos a nombrar las cosas, que reúne piezas de cuatro artistas cubanas: Adriana Arronte, Lorena Gutiérrez Camejo, Laura Lis y Yanelis Mora. Todas ellas han querido nombrar lo intangible, nombrar lo sagrado, nombrar el exilio…
Esta muestra –abierta al público desde el 27 de enero– pudiera entenderse como una conversación. El diálogo entre estas creadoras coloca como temas de discusión las nociones de género, democracia, mapa, comunicación, y lo hace “desde la pluralidad del lenguaje visual y desde la individualidad discursiva de cada una de las artistas”.
La nota de prensa enfatiza los territorios de enunciación de cada una de ellas. Por ejemplo, Lorena Gutiérrez Camejo revisita “la historia a partir de la cultura de la cancelación y la censura”; Laura Lis explora “los ciclos vitales como motores que mueven la vida, los afectos y también las prácticas artísticas, convertidos en piezas rituales que hablan de lo silenciado”; Yanelis Mora investiga “la representación del mapa, como punto de partida, como observatorio y filtro de comprensión”; Adriana Arronte pone el énfasis en “momentos de la comunicación entre países, políticas y generaciones, latentes en objetos epistolares”.
Prosigue la nota curatorial: “Cosas. Prendas de vestuario, órganos, reliquias votivas, paños, vasos, mapas, sellos, abrecartas, objetos y estructuras que la sociedad ha significado, ligados a nuestra experiencia personal y a nuevas relaciones de sentido. Vamos a nombrar las cosas que nos revelan síntomas, que definen nuestra historia personal, íntima y política como parte de una sociedad”.
Adriana Arronte muestra una parte de la serie Política de datos, en que investiga los quiebres inherentes a la comunicación humana. Trabaja aquí, por ejemplo, con abrecartas antiguos intervenidos con lacre, e indaga en temas como la expropiación, los entornos mercantiles, familiares, y los tránsitos azarosos del mensaje. De la misma manera, expone Formalización y expurgo, un conjunto de piezas realizadas con estampaciones de sellos institucionales.
Laura Lis trae varias piezas de su serie Votiva. Sus esculturas –en bronce con un baño de oro de 24 quilates– y sus bocetos bordados buscan deconstruir lo que conocemos como mujer. Enfatiza en el autoconocimiento como un dispositivo de poder; se apega a los ciclos “femeninos” para transformarlos en ritual.
“Mi obra”, ha dicho antes Laura Lis, “surge desde lo más profundo de mí. Cada pieza es una parte de mi vida, es una historia personal y, por ende, una historia humana”.
Por su parte, Yanelis Mora despliega un mapa textil donde emplea la técnica de tela teñida sobre fiselina de papel. Sus telas son paisajes cosidos por la memoria. Sus paisajes son fragmentos de geometrías fractales. Mapas que funcionan como terapia.
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Lorena Gutiérrez Camejo coloca sus Sogas de seda en la galería vallisoletana para que pensemos, una y otra vez, en el poder. Esta pieza tuvo su origen en una instalación que exhibió el año pasado en Estados Unidos, donde había 120 corbatas de seda de un funcionario cubano que se había suicidado. “La corbata como arma que atenta contra su dueño”, ha dicho Gutiérrez Camejo.
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