En Borodianka, una ciudad sin bases militares a las afueras de Kiev, donde los rusos bombardearon edificios que quedaron totalmente destruidos y provocaron la muerte de más de 200 residentes, Banksy, artista británico de identidad desconocida, plantó varios de sus famosos grafitis: símbolos de paz y reclamos de justicia en medio la devastación.
El primer dibujo autentificado por la cuenta oficial de Banksy en Instagram fue el de una gimnasta haciendo una parada de manos en los bajos de un inmueble residencial casi en su esqueleto. La joven atleta sostiene el equilibrio en un lugar impensable, encima de unos pedazos de cemento desprendidos de la estructura del edificio.
Las tropas ucranianas liberaron Borodianka en abril. Los rusos la habían tomado en marzo y con rapidez se había convertido, tristemente, en uno de los ejemplos más crudos de la ferocidad de la guerra. En la cuenta de Instagram del artista, el dibujo de la gimnasta se acompaña sólo por un texto que aclara dónde está localizado: “Borodyanka, Ukraine”.
“Haciendo equilibrio sobre las ruinas”, dice uno de los 21 mil comentarios que ha generado la publicación. “Por favor, sé la voz de la mayor revolución de mujeres en Irán”, escribe otro usuario.
Ucrania no es la primera zona de guerra en que Banksy deja su huella para denunciar el horror. Ya lo hizo en la franja de Gaza, por ejemplo.
Además del dibujo de la gimnasta, el artista ha reivindicado esta semana la autoría de otros seis grafitis aparecidos en Ucrania. En un muro de concreto se ven dos niños jugando; en otro edificio en ruinas, se ve también un pequeño, esta vez, derrotando a un judoca adulto que porta una cinta negra y recuerda a Putin.
Al inicio de la invasión rusa a Ucrania, la Federación internacional de Judo (IJF) difundió un comunicado en que anunciaba la suspensión de Putin como su presidente honorario y embajador. El mandatario ruso es cinturón negro.
Pese a su anonimato, Banksy es considerado uno de los artistas urbanos más influyentes del mundo y su trabajo ha impulsado una producción teórica que lo vincula con el arte efímero y con la toma de partido político desde la producción artística. En 2010 fue nombrado por la revista Time como una de las 100 personalidades más influyentes del orbe.
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