El diario francés Le Monde publicaba este 4 de agosto la noticia en exclusiva del descubrimiento de un importantísimo fondo de manuscritos inéditos de Louis-Ferdinand Céline, quien es uno de los novelistas más importantes de las letras francesas del siglo XX, y también una figura altamente polémica debido al enérgico apoyo profesado a la ocupación nazi de Francia y su persecución a los judíos. Según el periódico, se trata de “uno de los descubrimientos literarios más extraordinarios de las últimas décadas”.
Ciertamente, el hallazgo, cuya autenticidad ha sido reconocida por la Biblioteca Nacional de Francia, supone la recuperación de una novela desconocida titulada Londres y ambientada en la Primera Guerra Mundial, y de Casse-pipe (“Carne de cañón”), una obra de la que sobrevivía solamente un capítulo publicado en revista en los años cuarenta.
Este último relato, también de tema bélico, se inserta en la saga autobiográfica conformada por Viaje al fin de la noche (1932) y Muerte a crédito (1936), las dos novelas más importantes de Céline. Además, el fondo contiene versiones muy distintas a las publicadas de Muerte a crédito y Guignol’s Band (1943), así como otros documentos de carácter literario y biográfico que invitarán a nuevas valoraciones sobre la obra y la figura de Céline.
Estos manuscritos se corresponden con los varios miles de folios que fueron sustraídos del domicilio parisino ocupado por el escritor y su esposa hasta junio de 1944, y del que salieron huyendo ante la amenaza que para el matrimonio suponía la liberación de la capital francesa, ocurrida en agosto de ese año (Céline no regresaría a Francia hasta 1951, cuando se concedió un controvertido indulto a sus actividades colaboracionistas).
Según el pormenorizado relato del periodista literario Jérôme Dupuis, fueron entregados hace unos quince años por un donante anónimo al crítico dramático Jean-Pierre Thibaudat, bajo la doble condición de que no se revelara su identidad, ni se hiciera público el hallazgo mientras Lucette Destouches, la viuda de Céline, siguiera con vida (“como era de izquierdas, él no quería que ella se enriqueciera”, declara Thibaudat a Le Monde).
A pesar de estar valorados en millones de euros, Thibaudat, quien transcribió miles de páginas a lo largo de estos años, tenía el propósito de donarlos al Instituto de Memorias de la Edición de Caen, pero, ante una querella judicial interpuesta por los herederos de Madame Destouches (quien murió, centenaria, en 2019), los tribunales fallaron que serían estos los que dispondrían del destino de los manuscritos. Se espera que los textos recuperados vayan publicándose en la editorial Gallimard en los próximos años.
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