Editan en siete países ‘Los dibujos’, con más de un centenar de ilustraciones inéditas de Franz Kafka

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Ilustraciones incluidas en ‘Los dibujos’ (2021); Franz Kafka (FOTO EFE)
Ilustraciones incluidas en ‘Los dibujos’ (2021); Franz Kafka (FOTO EFE)

Casi un siglo después de la muerte de su autor, más de un centenar de ilustraciones inéditas de Franz Kafka (1883-1924) ven la luz –junto a las otras 41 que ya se conocían– en el volumen Los dibujos que en España publica Galaxia Gutemberg y que involucra a editoriales de otros seis países.

Se trata de 122 dibujos realizados en su mayoría entre 1901 y 1907, y conservados luego –como no podía ser de otro modo– por el amigo Max Brod, quien famosamente se negó a destruir la obra inédita del escritor checo. Se dice incluso que Brod salvó algunas de estas modestas piezas de su destino kafkiano en la papelera del autor de La metamorfosis.

Las otras prestigiosas editoriales que forman parte del proyecto son la italiana Adelphi –cuyo ilustre timonel, Roberto Calasso, falleció hace algunos meses–, la alemana C.H. Beck Verlag, la francesa Cahiers Dessinés, la polaca Wydawnictwo Literackie, la holandesa Atheneum y la estadounidense Yale University Press.

Dibujo de Franz Kafka. (IMAGEN Ardon Bar-Hama)
Dibujo de Franz Kafka; Max Brod´s Literary Estate (IMAGEN Ardon Bar-Hama)

Según Joan Tarrida, editor de Galaxia Gutenberg, sello que ha publicado en español las obras completas de Kafka, “estos dibujos eran lo último inédito que quedaba por publicar”, a excepción quizá –de acuerdo con declaraciones que recoge El País— de “unos apuntes de cuando era estudiante de hebreo”.

Indica Tarrida que los dibujos –que hasta 2019 permanecieron intocados en una caja fuerte de Zúrich, Suiza– se remontan a “sus tiempos en la Universidad Alemana de Praga”, y asegura que la realización de los mismos no careció de “ambiciones artísticas”.

El volumen de 356 páginas fruto de esta coedición internacional incluye ensayos sobre el arte plástico de Kafka firmados por la filósofa norteamericana Judith Butler, de la Universidad de Berkely, en California, y Andreas Kilcher, catedrático de literatura comparada y estudios culturales en ETH Zúrich. Asimismo, participan de este proyecto el artista e investigador Pavel Schmidt, y Kurt Beals, profesor asociado de alemán y literatura comparada en Washington University, en Saint Louis.

De acuerdo con los especialistas, las figuras humanas esbozadas en pocos trazos por Kafka poseen un aire inquietante, enigmático, y remiten a la fragilidad de nuestra condición: Butler apunta que suelen presentarse en “una suspensión y un movimiento insólitos, liberados de la fuerza de la gravedad; desafían la coordinación cinestésica de las partes del cuerpo”.

Ello parece dialogar justamente con la opinión kafkiana acerca de una presunta incapacidad de los judíos para la pintura: “No sabemos representar las cosas de manera estática. Las vemos siempre fluyendo, en movimiento, como cambio”.

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En carta a Felice Bauer confiesa, sin embargo: “Debes saber que tiempo atrás era un gran dibujante”, dice. “En aquella época, ya han pasado muchos años, esos dibujos me satisfacían más que cualquier otra cosa”.

Franz Kafka y Felice Bauer, 1917
Franz Kafka y Felice Bauer, 1917

Los dibujos muestra esta forma de expresión en Kafka, al igual que su literatura, como “muy ligada a su tiempo […] es expresionista”, aunque, por otra parte, según Kilcher, se revela cierta influencia del arte y, en particular, de la caligrafía japoneses.

No escasearon los avatares en el camino de esas ilustraciones hasta nosotros.

Luego de desoír a su amigo y conservar sus inéditos (se dice que recortó incluso los bordes de algunos libros de leyes donde Kafka garabateaba ilustraciones), el albacea Max Brod debió huir con su valiosa carga de los nazis recién llegados a Praga. Era 1939. Fue a parar a Constantinopla en ruta hacia Palestina, donde dejó parte de la herencia a dos sobrinas de Kafka que escaparon del Holocausto. Gracias a ellas, que hacia 1961 los depositarían en la biblioteca Bodleiana de Oxford, conocimos antes los otros 41 dibujos del autor de El Proceso.

Brod conservó su parte del legado de Kafka en un banco de Tel Aviv, pero en 1956, al calor de la Crisis del Canal de Suez, la trasladó a cuatro cajas fuertes del hoy banco UBS. Más tarde, testaría en favor de su secretaria Ilse Ester Hoffe. Ninguno de los dos se mostró en vida especialmente dispuesto a mostrar las ilustraciones. A la muerte de ella, en 2007, comenzó una disputa legal entre sus herederos y la Biblioteca Nacional de Israel, entidad que una cláusula de la última voluntad de Brod había sido señalada como destino de los papeles.

Dibujo de Franz Kafka. Se lee: "Arrogancia de la riqueza". (IMAGEN Ardon Bar-Hama)
Dibujo de Franz Kafka. Se lee: «Arrogancia de la riqueza». (IMAGEN Ardon Bar-Hama)

La victoria judicial en 2019 de la biblioteca israelí es lo que ha permitido esta edición multinacional de Los dibujos, un libro que viene a completar la esquiva silueta de quien es considerado como el más grande autor –y la más misteriosa esfinge literaria– del siglo XX.

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