El Códice Maya, el libro sobreviviente más antiguo de América, se exhibe en Los Ángeles

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Páginas ocho y nueve del Códice Maya. Imagen: Biblioteca Nacional de Antropología e Historia, Secretaría de Cultura-INAH-México.
Páginas ocho y nueve del Códice Maya. Imagen: Biblioteca Nacional de Antropología e Historia, Secretaría de Cultura-INAH-México.

Las diez páginas que se conservan del Códice Maya, el libro superviviente más antiguo de América, que data de alrededor del año 1100 d. C., estará a disposición del público hasta el 15 de enero de 2023 en el Museo J. Paul Getty, en Los Ángeles, California.

El texto también es conocido como Códice Grolier. Según los investigadores, es obra de un sólo artista y registra los movimientos del planeta Venus en el transcurso de 584 días. Fue prestado a la institución estadounidense por la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia de la Ciudad de México.

De acuerdo con la publicación Hyperallergic, estas páginas han sido mostradas en público en contadas ocasiones y no se exponían en los Estados Unidos desde hace medio siglo.

“Hogar de la diáspora mexicana más grande fuera de México, este préstamo es un regalo no sólo para nuestros visitantes del Getty, sino también para la ciudad de Los Ángeles”, agradeció Timothy Potts, director de la institución californiana.

Según el funcionario, la intención del Museo Getty con esta exhibición es resaltar la manera sofisticada en la que la civilización maya tradujo y transcribió el cosmos hace más de 900 años.

Los cuatro códices mayas hoy conocidos, incluido el que se exhibe en el Getty, son los únicos libros que sobrevivieron a la orden del obispo franciscano español Diego de Landa de destruir todos los manuscritos e imágenes de culto mayas durante la Inquisición española de Yucatán, en julio de 1562.

De Landa estaba decidido a erradicar la espiritualidad maya, específicamente el sacrificio humano como ritual, que entraba en conflicto con los objetivos de España de conversión masiva de los indígenas al catolicismo.

“Encontramos una gran cantidad de libros y como no contenían nada que no se viera como superstición y mentira del diablo, los quemamos todos, lo cual ellos (los mayas) se arrepintieron en grado asombroso, y lo cual les causó mucha aflicción”, escribió el obispo De Landa en su libro Relación de las Cosas de Yucatán (de alrededor de 1566), que documenta la cultura y religión maya que conocieron los europeos.

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Un grupo de investigadores precolombinos autentificó el Códice Maya en 2016 –cuya legitimidad había sido puesta en duda–, después de analizar los pigmentos minerales empleados y la datación por radiocarbono del papel de corteza.

Página cinco del Códice Maya. Imagen: Biblioteca Nacional de Antropología e Historia, Secretaría de Cultura-INAH-México.
Página cinco del Códice Maya. Imagen: Biblioteca Nacional de Antropología e Historia, Secretaría de Cultura-INAH-México.

Mary Miller, una investigadora participante en ese trabajo y que se convirtió en directora del Instituto de Investigación Getty, dijo que la exhibición del códice “critica y descentra” las nociones de que la ciencia y las matemáticas estaban bajo el estricto control de las culturas europeas en el periodo en que los colonizadores llegaron a América.

Los códices mayas son libros provenientes de esa cultura prehispánica, en cuya escritura se emplearon glifos que aún no han sido interpretados del todo. Constituyen una importante fuente de información primaria sobre esa cultura americana, junto con las inscripciones en piedras, monumentos, frescos de algunos templos y estelas que sobreviven hasta nuestros días.

Los códices hoy conocidos fueron nombrados tomando como referencia a la ciudad en la que se localizan. El Códice Dresde, el más importante y el más estudiado de todos, se conserva en esa ciudad alemana, así como el de Madrid, el de París y el Códice Maya o Grolier, el único ubicado en Latinoamérica. La denominación deriva de su primera exhibición, que tuvo lugar en el Club Grolier, de Nueva York.

De acuerdo con un texto al respecto publicado por la Universidad Autónoma de México, aparte de esos cuatro códices se sabe de la existencia de otros que nunca se han podido abrir. Los arqueólogos han encontrado libros semejantes en tumbas del siglo V o VI de nuestra era, ubicadas en territorio de México y Guatemala.

No obstante, debido a su grado de deterioro, su apertura significaría su destrucción inmediata, debido a que el material orgánico con que fueron elaborados, a partir de hojas de amate, se descompuso hace siglos bajo el efecto de la humedad del trópico.

El Códice Maya o Grolier es considerado uno de los libros más raros del mundo. Tras su hallazgo en una cueva en Chiapas por saqueadores en la década de 1960, no fue dado a conocer hasta 1971.

Cada una de sus páginas mide 18 centímetros de alto por 12,5 de ancho. En cada una está dibujada una figura mirando hacia el lado izquierdo de la página y sosteniendo un arma, normalmente una jabalina o un atlati, mientras con la otra mano sostiene una cuerda con un individuo cautivo atado a ella.

Según el arqueólogo Michael D. Coe, uno de los autores de la investigación que probó la autenticidad del Códice Maya, este fue creado cuando grandes ciudades como Chichén Itzá y Tula estaban en declive y los investigadores creen que fue hecho por “un escriba que trabajaba en tiempos difíciles”.

“Al depositarse en las tumbas de los gobernantes, de sus sacerdotes, no duraban mucho: el papel de amate se descomponía. También las tapas, que eran de madera y estaban forradas de piel. Lo único que han encontrado los arqueólogos son las huellas de estos códices, unas especies de ladrillos o tabiques de estuco, que es lo que recubría las hojas. No se pueden abrir, y si se intenta se desmoronan, se hacen polvo”, advirtió el investigador.

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