La obra fotográfica de Tina Modotti llega a la Fundación MAPFRE en Barcelona

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Una fotografía de Tina Modotti: Imagen: Torino Today.
Detalle de una fotografía de Tina Modotti: Imagen: Torino Today.

Alrededor de Tina Modotti ha crecido un mito. Su condición de artista, revolucionaria y mujer no deja de llamar la atención. Activa partícipe de uno de los períodos históricos más complejos del pasado siglo, su vida se presenta envuelta en un sinnúmero de misterios y especulaciones. Quizás esa variedad de facetas que nutren su apasionada y vertiginosa biografía es responsable de la postergación de una justa valoración de su obra fotográfica. Aunque críticos e investigadores han advertido los méritos del trabajo artístico de esta mujer, sin dudas continúa siendo su perfil menos atendido.

Afortunadamente, la Fundación MAPFRE de España abrirá en Barcelona, entre el 8 de junio y el 3 de septiembre de este año, una exposición que, bajo el nombre de la artista, entregará al público un vasto recorrido por toda su producción fotográfica. Los organizadores de la muestran apuntan que Modotti “habitó durante su existencia en el ojo del huracán” y que “su interesante trayectoria vital y artística discurrió enmarcada por algunos de los más importantes hechos históricos de los años veinte y treinta, por su doble y constante dedicación: artista/fotógrafa y revolucionaria/militante antifascista”.

Esta exposición es la más amplia realizada hasta la fecha sobre Tina Modotti, según subraya la nota. “Parte de un profundo trabajo de investigación, gracias al cual se ha podido reunir un amplio número de copias vintage de la autora”. Al lado de las cerca de 250 fotografías agrupadas cronológicamente en cuatro secciones, se exhiben también materiales documentales, una de las películas que Modotti protagonizó en Hollywood y algunas obras de Edward Weston.

Esos materiales documentales posibilitarán injertar las imágenes de la artista en el ambiente cultural, intelectual y político en que se produjeron. No se puede comprender a cabalidad el sentido y la estética de estas fotografías sin revisar mínimamente la biografía de Modotti. Su labor creativa estuvo siempre condicionada por el curso de sus experiencias políticas y sentimentales.

Nacida en Údine, Italia, en 1896, a los 17 años de edad, Assunta Adelaide Luigia Modotti Saltarini emigró a los Estados Unidos, donde ya residían, hacía algún tiempo, su padre y su hermana. Después de emprender varios oficios, en Los Ángeles comenzó a explorar la actuación. Se inició en el teatro y pasó pronto a Hollywood, donde protagonizó la película The Tiger’s Coat (Roy Clements, 1920) e integró el elenco de títulos como Riding with Death (Jacques Jaccard, 1921) y I Can Explain (George D. Baker, 1922). Durante estas incursiones sufrió sus primeros confinamientos al lugar de un icono sexual, fantasma que la perseguiría el resto de su vida. Su atractivo erótico y el desenfado con que vivió su sexualidad influyen todavía hoy en la recepción de su obra.

Fue en ese periodo cuando conoció a Edward Weston, un prestigioso artífice de la fotografía directa, relacionado con creadores transcendentales como Paul Strand y Alfred Stieglitz. Sería el encargado de introducir a Modotti en la fotografía y de potenciar su sensibilidad creadora. En 1923, ambos se establecen en México. Involucrada con la escena artística y política del país, el potencial de Modotti alcanza allí todo su esplendor. Su vocación estética y política se anudan para la eternidad durante su estancia en la nación azteca.

Las imágenes consumadas en los primeros cuatro años de su estancia mexicana se apegan muchísimo al estilo y los códigos expresivos de su mentor. Pero la brillantez de la autora fue tal que rápido dominó la cámara y despertó su singular imaginario. Es impresionante advertir el rigor con que consiguió composiciones geométricamente calculadas, en las que el juego de luces y el ritmo interior de las figuras tienden a la abstracción, capaces de confundirse y emular con las mejores obras de Weston. Tanto fue el dominio de la técnica alcanzado por Modotti que, en la serie Idols Behind Altars, una documentación de la memoria prehispánica y colonial de México, asumida por ambos artífices, la crítica especializada no siempre ha conseguido distinguir entre las obras de uno y otro.

Tras el regreso de Weston a los Estados Unidos, entrado el año 1926, Modotti despliega, de una vez, su particular mirada artística, al tiempo que se involucra más en el activismo. Ya antes se percibía en algunas imágenes el despegue de una postura más subjetiva y menos abstracta que la defendida por el maestro, sobre todo en aquellas en que asoman motivos cotidianos, relacionados con la cultura autóctona de México, y personas en medio de los objetos o espacios. Completamente integrada a la causa política y relacionada con los pintores muralistas, era inevitable que emergiera ese cruce entre militancia social y nacionalismo en sus fotografías.

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“Modotti evolucionó desde el interés por las formas abstractas hasta una mirada centrada en el ser humano y en la denuncia de la desigualdad y la injusticia”, destaca la Fundación MAPFRE. “Las condiciones precarias de los trabajadores, la pobreza urbana o el papel de la mujer en la comunidad se convirtieron, entre otras cuestiones similares, en los temas principales de una fotografía concebida como propaganda política.”

Entre 1926 y 1930, año en que sale deportada de México luego de haber sufrido la acusación de asesinar a Julio Antonio Mella y, más adelante, de conspirar contra el presidente electo de la República, Modotti estuvo registrando el proceso de modernización del país y el lugar de las clases más desfavorecidas en el mismo. Las condiciones de la vida rural, los miembros de las culturas originarias, la maternidad, fueron enclaves temáticos de su creación por ese entonces. Emprendidas desde una absoluta conciencia social, las obras de ese periodo resultan de una estética que va del reportaje a la alegoría iconográfica. Incluso en algunos momentos, la autora llegó a experimentar con el fotomontaje, en un intento por potenciar el significado social de las imágenes. En 1929, la Biblioteca de la Universidad Nacional acogió su primera exposición, una suerte de consagración de su condición de artista.

Comisariada por Isabel Tejeda, la exposición que inaugurará la Fundación MAPFRE contribuirá, definitivamente, a posicionar la labor artística de Modotti y a valorar la trascendencia estética de su fotografía. La documentación, además, permitirá explorar mejor sus años en España, donde se instaló tras una breve estancia en Berlín al salir de México. Al país sudamericano volvería con los años con un seudónimo y moriría bajo circunstancias todavía insuficientemente aclaradas. Hasta su muerte alimenta la leyenda. Con esta exhibición se podrá transparentar al menos su breve pero decisiva producción artística.

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