Intelectuales cubanos lamentaron este sábado el fallecimiento a los 74 años, en Aranjuez, España, del crítico, teatrólogo e investigador literario Carlos Espinosa. Tras la confirmación del deceso por Cubaencuentro –donde fungía como jefe de Redacción–, diversas personalidades y publicaciones despidieron a quien consideraron a la vez un maestro y un estudioso consagrado, aun desde el exilio, al enriquecimiento del acervo cultural de la isla.
Según la web de la revista Encuentro de la Cultura Cubana, el cadáver fue encontrado el viernes por los bomberos de Aranjuez tras irrumpir en su domicilio –donde vivía solo– a instancias de un vecino preocupado. “Espinosa llevaba meses tratándose una neurosis en ambas piernas, que le provocaban enfriamientos súbitos, pequeños episodios de pérdida de equilibrio y temblores en las manos, pero se sobreponía y seguía trabajando, incluso en los días con peor ánimo, que llamaba nublados”, detalla la nota.
Nada más conocer la noticia, el poeta, ensayista y dramaturgo Norge Espinosa Mendoza mostró en Facebook su consternación y recordó que el intelectual fallecido –a quien definió como un guardián de la cultura nacional, justamente porque favoreció su apertura para los demás– continuó trabajando aun desde su retiro español.
Algo que confirma Cubaencuentro: “seguía enfrascado en su labor de rescate historiográfico y cultural de la República cubana (1902-1959) y recientemente había entregado a la editorial Verbum su última obra Así siempre los tiranos, una recopilación de todos los artículos publicados en la prensa cubana, tras la caída de la dictadura de Gerardo Machado”, se lee allí.
Más tarde este sábado, el propio Norge Espinosa publicó un obituario en homenaje a “ese cubano incansable”.
“Solíamos bromear con nuestros apellidos, y nos saludábamos a través del correo electrónico como supuestos primos, pero en realidad, si algo fui suyo, fue su alumno”, escribió al inicio de su texto en Diario de Cuba. Y hacia el final: “En mis libreros, junto a los de los autores a los que dedicó sus días, tardes y noches, están sus títulos. En esa compañía, de la que nos ha hecho más que lectores, cómplices, quiero despedir a Carlos Espinosa Domínguez, desde la gratitud del alumno que he sido, y espero seguir siendo, como tributo a su callado e imprescindible magisterio”.
“Con modestia, perseverancia y admirable vocación de servicio, Carlos Espinosa Domínguez (1950-2024) contribuyó a enriquecer y preservar la memoria de la cultura cubana, de la que formará parte siempre por méritos propios”, destacó Ediciones Furtivas en su página de Facebook. “Enviamos nuestras condolencias a familiares y amigos”.
Por su parte, la escritora Daína Chaviano lo retrató como “un incansable investigador de la literatura cubana que dejó lúcidos análisis sobre numerosas obras, movimientos y autores”. Y también: “Alguien con quien toda conversación se convertía en una exploración sobre la cultura”.
Además de colegas escritores y lectores en diversos puntos de la diáspora cubana, el sitio oficialista Cubaliteraria publicó con brevedad su “sentido adiós” a Espinosa, incluidas ahí las despedidas virtuales del poeta holguinero Ronel González y de la crítica e investigadora literaria Cira Romero, quien atestiguó: “Nos lega una importante obra y su amor por nuestra literatura, sobre la que publicó importantes libros. En paz descanse”.
“Estoy perplejo. Tenía aún tanto por ofrecer. Crítico sagaz. Sabio investigador. Lo siento profundamente”, expresó en X el escritor Luis Marcelino Gómez.
Por su parte, Roberto Madrigal escribió en Facebook: “Triste y trágica pérdida la muerte de Carlos Espinosa. La cultura cubana pierde a uno de sus investigadores más importantes. Yo pierdo a un amigo distante y a un compañero de página en Cubaencuentro”. Su post fue comentado, entre otros, por Gerardo Fernández Fe: “Siempre atento y buen hombre, sin dudas”.
Carlos Espinosa Domínguez (Guisa, Cuba, 1950 – Aranjuez, España, 2024) estudió Teatrología y Dramaturgia en el Instituto Superior de Arte de La Habana, y fue parte en Cuba de prestigiosas instituciones culturales como Teatro Estudio o el Departamento de Teatro Latinoamericano de Casa de las Américas.
En 1986, dejó la isla para exiliarse en España, adonde retornaría en su vejez tras años de labor académica en Estados Unidos. Realizó un doctorado en la Universidad Internacional de la Florida y ejerció como profesor en la Mississippi State University.
Su obra crítica e investigativa incluye los títulos como Cercanía de Lezama Lima (1986); Virgilio Piñera en persona (2003); Gastón Baquero, paginario disperso (2015); Lino Novás Calvo. Lo que entonces no podíamos saber (2015); Jorge Mañach. La cura que quisimos (2017); Francisco Ichaso. La palabra y la memoria Ensayos y artículos (2021); Un desorden de sábanas y almohadas. Antología de la poesía erótica iberoamericana (2021); Enrique José Varona. El saber generoso e iluminador (2023); Esteban Borrero Echeverría. Cuestión de monedas y otras narraciones (2024).