Los Oscar 2022 deben ser los más interesantes y menos predecibles de los últimos años. Los miembros de la Academia se la han arreglado para contentar a todos con las nominaciones hechas públicas este martes: desde los activistas del #MeToo, los decoloniales, el Black Lives Matter y los seguidores de Pedro Almodóvar hasta los furibundos amantes del Hollywood clásico y sus blockbusters, y también los usuarios de Netflix.
La inclusión de Drive My Car (Japón, 2021), de Ryūsuke Hamaguchi, entre las candidatas a Mejor película, Mejor dirección, Mejor guion adaptado y Mejor filme en lengua extranjera permite asegurar que ya está cantada su victoria en la última de esas categorías, a menos que dé la sorpresa Flee (Dinamarca; Jonas Poher Rasmussen), La mano de Dios (Italia; Paolo Sorrentino), Lunana: un yak en el aula (Bután; Pawo Choyning Dorji) o, sobre todo, La peor persona del mundo (Noruega; Joachim Trier).
Las películas de Hamaguchi y de Trier, premiadas ambas en Cannes, han merecido los elogios de la crítica internacional. La japonesa, por cierto, consiguió los máximos galardones de las asociaciones de críticos de New York y Los Angeles, así como de la National Society of Film Critics, algo que ciertamente no incide demasiado en las decisiones de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas (AMPAS, por sus siglas en inglés), que concede los Oscar.
En la categoría al Mejor filme en lengua extranjera brilla por su ausencia Madres paralelas, de Pedro Almodóvar, que esta vez los académicos prefirieron incluir en las categorías de Mejor actriz principal, para Penélope Cruz, y Mejor banda sonora original, para el compositor Alberto Iglesias. En el caso de Iglesias, su cuarta nominación.
Otro español, Javier Bardem, obtuvo asimismo una candidatura por su papel como el santiaguero Desiderio Alberto Arnaz, estrella de la televisión estadounidense, más conocido por su nombre artístico de Desi Arnaz, a quien encarna en Being the Ricardos (Estados Unidos, Aaron Sorkin). Es la segunda vez que Bardem interpreta en el cine a un cubano célebre, pues antes hizo de Reinaldo Arenas en la adaptación de Antes que anochezca de Julian Schnabel.
Ahora mismo Javier Bardem y Penélope Cruz suman cuatro nominaciones y una estatuilla respectivamente.
De igual manera, el cine español sumó este martes la nominación del corto de animación El limpiaparabrisas, de Alberto Mielgo.
Por el lado latinoamericano hay poco que decir: el chileno Pablo Larraín no fue nominado por Spencer, aunque el encantamiento de Kristen Stewart como Lady Di, en una interpretación forzada, que obliga a ver a la actriz más que al personaje, sí acabó por rendir a los académicos.
Fuera de ello, destaca la puesta al día de los Oscar con respecto a las mutaciones de los géneros clásicos: Flee, un documental de animación que relata la tragedia de una familia de refugiados afganos, y que protege el anonimato de sus protagonistas gracias al uso de la animación bidimensional, fue nominado como Mejor largometraje documental y Mejor largometraje de animación.
En términos generales, The Power of the Dog, de Jane Campion, con 12 candidaturas, está entre las ganadoras esperadas (otro espaldarazo a Netflix), mientras que Dune, de Denis Villeneuve, con diez, y Belfast, de Kenneth Branagh, con siete, serán sus grandes contendientes.
Dune debe conquistar algunos lauros técnicos, empezando por Mejores efectos visuales y Mejor sonido, así como el Mejor diseño de producción.
Mucha gente desea que Will Smith gane el premio a Mejor actor principal por su sofocante interpretación del padre de esos dos portentos del tenis femenino, Venus y Serena Williams, en una crowd pleaser que saca la cara por un tipo de cine tan caro a Hollywood. Por su parte, CODA, de Sian Heder, sale en representación de otra debilidad de la Academia: el weepie con personajes que padecen minusvalías.
La presencia de Don´t Look Up, el filme del que más se habló en redes a partir de su estreno en diciembre de 2021, en la categoría de Mejor película demuestra que Adam McKay y Jennifer Lawrence, cada vez que se unen, acaban nominados.
Algo así ocurre con el infaltable Guillermo del Toro, incluido esta vez en la categoría principal sin figurar en la de Mejor director por Nightmare Alley. Steven Spielberg, que igualmente (casi) siempre está, debe garantizar al menos una estatuilla para la música de su West Side Story. Y nada más.

Pero el “tapado” entre los diez filmes nominados en la categoría más esperada es Licorice Pizza, de Paul Thomas Anderson, una de las personalidades más sólidas del cine estadounidense, heredero por derecho propio de Nicholas Ray y John Ford, y alguien que ya se impuso en 2017, también sin ser favorito, con Phantom Thread.
De aquí a la noche de la ceremonia de entrega de los galardones, el 27 de marzo, en el Dolby Theatre de Los Angeles, correrán ríos de tinta, y los admiradores de uno u otro filme harán sus predicciones. Los Oscar siempre traen mucho ruido. Y ojalá siempre fueran así de interesantes.
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Madres pararlelas no fue la candidata española para competir como película extranjera, sino El buen patrón, de Fernando Leon de Aranoa