Como parte de una acción coordinada en La Habana y Matanzas, la historiadora de arte y activista política Miryorly García fue detenida e interrogada este martes –y luego puesta en libertad “con la promesa de que nos veremos de nuevo”– por agentes de la Seguridad del Estado cubano. En paralelo, fueron aprehendidas, mientras se dirigían a la capital del país, la socióloga Jenny Pantoja Torres y la historiadora Alina Bárbara López Hernández, una de las voces más incómodas para el régimen cubano en los últimos tiempos.
Tanto la detención de García –madre de un menor de edad, víctima de un acto de repudio en noviembre de 2021 y, actualmente, editora de Alterna, la joven revista de la Asamblea de Cineastas Cubanos— como las de Pantoja Torres y López Hernández en Matanzas estarían vinculadas con el ya tradicional gesto cívico (y a menudo solitario) que esta última realiza en el espacio público los días 18 de cada mes, en conmemoración de la histórica protesta de trece jóvenes intelectuales ocurrida en La Habana el 18 de marzo de 1923.
Las tres mujeres ya se encuentran en libertad. “Alina Bárbara López Hernández y yo fuimos detenidas en el camino de La Habana a Matanzas por la PNR. Ya estamos fuera de la policía y vamos camino al médico. A ambas nos golpearon pero sobre todo a Alina. Luego sigo”, posteó en Facebook al final de esta tarde Pantoja Torres.
Más temprano, la hija de López Hernández denunció a través del perfil de su madre en esa misma red social que la intelectual matancera, “una mujer de 59 años que no porta armas, está siendo instruida de cargos por atentado”. Y agregó: “Todos comprenderán la gravedad de semejante acto”.
Hasta el momento no se conocen otros detalles acerca de una nueva imputación contra la López Hernández, quien a finales del año pasado fue enjuiciada bajo el cargo de “desobediencia” y condenada a pagar una multa de siete mil pesos cubanos en lo que fue calificado ampliamente como un proceso sistemático de “acoso judicial”.
Por su parte, Miryorly García –quien ha expresado en diversas ocasiones su solidaridad y admiración hacia López Hernández– ha podido relatar en Facebook las peripecias de esta jornada: “Sobre las 9 y 30 am salí de mi casa para hacer mi vida normal, como pienso intentar hacer todos los días de mi vida, ejerciendo el derecho y la libertad que me corresponden. Me dirigía hacia la Galería de Arte donde trabajo para una reunión que tenía a las 10 am. Al salir me comenzó a seguir un agente de la Seguridad del Estado que me vigilaba desde el Consultorio médico y creo que se le sumaron uno o dos más que no tenían tanta visibilidad. También un carro de patrulla que estaba a unos 40 metros de mi casa. Al doblar en la esquina, el patrullero se detuvo a mi lado, me dijo que me detuviera, se bajaron, me pidieron mi identificación y me dijo que subiera a la patrulla. Subí sin poner resistencia. Fue el carro 247 y me detuvo el oficial Pedro, no. 41415. Iba otro oficial manejando cuyo nombre no conozco […]. Allí [en la estación policial del municipio habanero del Cotorro] estuve aproximadamente media hora en el carro en el parqueo y más o menos otra media hora más bajo interrogatorio”, escribió.
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De acuerdo con su testimonio, el interrogador, no identificado, le preguntó por qué “idolatraba a Alina [López Hernández]” y, a continuación, “explicó que la causa del proceder de los últimos 2 meses [que incluiría vigilancia, limitación de movimientos y la reclusión domiciliaria] fue por manifestarme en el Parque Central [de La Habana] el 18 de abril de este año”.
“Para este agente, admirar y apoyar una causa compartida es idolatrar, lo cual es solo la huella de quien se adhiere a un proceso que solo entiende de idolatrías de personas ignorantes hacia determinados líderes”, reflexionó García, quien durante años fue jefa de redacción de la revista Cine Cubano del Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC). “Aquel diálogo de sordos, donde las pocas luces de mi interlocutor y su cinismo me desmotivaban a seguir hablando, terminó con la promesa de que nos veremos de nuevo, «que mejor en mi casa mientras nos tomamos un café», dijo él (yo espero que le haya quedado clarísimo que acá él no pone un pie) y mi respuesta de que mejor en un parque mientras yo me tiro una foto haciendo el signo de libertad (le mostré con mi mano) y él y los demás agentes y policías se limitan a mirar y velar por el cumplimiento del orden en una manifestación pacífica. No es tan difícil, le expliqué, yo soy libre de hacerlo, no como ellos que pueden sentir miedo de salirse de sus filas y ser acusados de traición. Vaya ratonera en que están presos estos gatos, vaya libertad de la que yo gozo aunque me repriman”.
Casi al final de su larga publicación, la activista pronosticó: “Ya vendrá otro 18 para apoyar a Alina Bárbara López Hernández y todos los demás días también”.
Luego de que la dejaran ir, Miryorly García se sumó con varias publicaciones a la exigencia en redes sociales de libertad para López Hernández y Torres Pantoja: “Ni una presa política más!”, reclamó.
Todavía más tarde publicó una fotografía suya –según afirmó, “tomada hace unos minutos en el parque José Martí del Cotorro, situado en calle 20”– para dejar “testimonio” de que seguirá ejerciendo sus derechos a expresarse y manifestarse libremente. Porque, dijo, “los derechos se toman, no se piden. Se arrancan, no se mendigan”.
Justamente, la acción cívica emprendida cada día 18 por Alina Bárbara López Hernández consiste en presentarse junto a una imagen pública de José Martí, héroe nacional de Cuba, para exigir a las autoridades: 1) “una Asamblea Nacional Constituyente elegida democráticamente para redactar una nueva constitución aplicable en todas sus partes”; 2) “que el Estado no se desentienda de la crítica situación de ancianos, jubilados, pensionados y familias que están en pobreza extrema; 3) “libertad para los presos políticos sin exilio obligatorio, y 4) “cese del hostigamiento a personas que ejercen su libertad de expresión”.
Según escribió la profesora este lunes en su perfil Facebook, cuando anunció que hoy viajaría para manifestarse en La Habana, “la única demanda nueva es el ruego de que se ofrezca atención médica inmediata al profesor [y activista cívico] Pedro Albert [Sánchez], enfermo de cuidado en su injusta prisión sin que se le entreguen siquiera los medicamentos que llevaron sus familiares”.
“Como historiadora, tengo muy claro que lo que hago es justo, pues la protesta pacífica no solo es un derecho, sino es un motor de evolución de las sociedades y un antídoto del inmovilismo. Es una forma de mantener viva la esperanza en que todos podemos contribuir a la transformación positiva de nuestro país”, enfatizó López Hernández. “No incito a nadie a seguirme. Cada quien debe comprometerse por su libre y espontánea voluntad. Tampoco rechazo a nadie, sea cual fuere su opinión política, si comparte el carácter pacífico de mi acción. Como decía Gandhi: «En una manera pacífica, puedes sacudir el mundo»”.