‘Alterna’: la Asamblea de Cineastas Cubanos tiene su revista

Ya circula el primer número de Alterna. Magazine de la Asamblea de Cineastas Cubanos, una publicación “impulsada y autogestionada” por sus miembros, “interconectados desde diferentes puntos de la geografía mundial”, bajo el propósito de volver esta revista “un espacio para hacer de la inclusión, la libre expresión, el intercambio respetuoso de ideas y la lucha contra todos toda forma de censura o discriminación, un hecho y un derecho”. Así fue presentada el viernes último en el perfil de Facebook de la Asamblea.

Presidida por el eslogan “porque no basta con mirar para alcanzar a ver”, Alterna “pretende convertirse en un vehículo capaz de aunar nuestras voces traspasando todo tipo de fronteras y diferencias”, anuncian sus gestores. “Soñamos con promover en nuestras páginas el pensamiento crítico y la libre circulación de las ideas, y para ello invitamos a participar a creadores, investigadores, críticos, docentes y gestores del ámbito cinematográfico”.

La nueva revista –cuyo enlace para descarga se encuentra en la Enciclopedia Digital del Audiovisual Cubano (ENDAC), proyecto fundado e impulsado por el crítico e investigador Juan Antonio García Borrero– es “una publicación dedicada al cine cubano, a su historia, diversidad, actualidad y desafíos”, y quiere ser “portavoz de los anhelos, desvelos y empeños motivados en lo esencial por la Asamblea de Cineastas Cubanos, ese movimiento donde confluye hoy la mayor pluralidad de voces del ámbito cinematográfico cubano”, subrayó el realizador Esteban Insausti, su editor en jefe, en un editorial que perfila de alguna manera la ideología y el pensamiento que engendran la publicación.

“Nos proponemos una suerte de brújula que, con rigor y pensamiento crítico, nos oriente hacia esas zonas del cine y las artes en general menos debatidas; un pequeño nido en construcción para la discusión libre, desprovista de prejuicios, congruente con la compleja realidad social, cultural, política y económica de la nación, que reclama cada vez con más urgencia un debate lúcido aún por gestarse a plenitud y en igualdad de condiciones”, sostuvo más adelante Insausti.

Como miembros principales del equipo editorial de Alterna, figuran además del propio Insausti –quien también se ocupa de la maquetación y el diseño gráfico y visual–, Katherine T. Gavilán, en calidad de directora editorial y de comunicación, y Miryorly García, como editora. También posee un Consejo Editorial que reúne a los anteriores y suma al crítico y profesor Gustavo Arcos, así como un Consejo Asesor integrado por Belkis Vega, Ernesto Daranas, Hamlet Fernández, Juan Antonio García Borrero, Julio César Guanche, Luis Alberto García y Mijaíl Rodríguez.

El índice de esta primera entrega de Alterna reúne un conjunto de textos que, prácticamente, resulta una declaración de principios e intenciones. En las palabras de cada uno de los autores convocados se percibe el apuntalamiento de la propia ACC y de las demandas/proyectos defendidos por ella, en tanto nodo estructurante de las disputas, los reclamos, los debates que identifican al campo audiovisual cubano. Se encuentran en las páginas del magazine las firmas de Julio César Guanche, con “El cine, como la república, será libre o no será”; de Julio Antonio Fernández Estrada, con “¿Por qué es un problema para el estado cubano una ley de cine?”, y de Juan Antonio García Borrero, con “Cine nacional y cuerpo audiovisual de la nación”. También aparecen Gustavo Arcos y el propio Esteban Insausti, con los artículos “Volver sobre ciertas cosas” y “Sobre la naturaleza del obstáculo (por una normativa para el cine nacional)”, respectivamente.

Junto a esos textos, Alterna acoge una entrevista, con el título “Fernando es silbar”, realizada por el actor Luis Alberto García al director de Madagascar, y a continuación de la misma una breve reflexión del propio Fernando Pérez, cuya imagen es portada de esta primera edición del magazine.

El importante director evoca en esa entrevista la formación de una primera asamblea de cineastas en el año 2013, cuando el Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC) intentó una reestructuración sin contar con los creadores y sin reconocer “una política cultural restrictiva que en cada acto de censura ha ido profundizando la fractura entre creadores e instituciones”. Además, repasa sus experiencia alrededor de la Muestra Joven y destaca la importancia/actualidad de las ideas que movilizaron las “Palabras del Cardumen”. La inyección de esos jóvenes creadores que se expresaron bajo el principio del cardumen fue esencial para el renacer de la Asamblea: “y es la causa (junto a la descalificación de toda censura)”, sostiene Fernando Pérez, “por la cual las autoridades culturales y gubernamentales no nos reconocen”.

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Esta primera vez, Alterna cierra con una “Convocatoria para la realización de la película colectiva «En nuestros ojos», a los cineastas cubanos en todas partes de Cuba y del mundo”. Le antecede un artículo del director Kiki Álvarez a propósito de este proyecto;  se lee ahí que esa película, además de “un gesto creativo”, busca ser “una conjura contra la necedad”, y que, de hecho, “será una película colectiva porque su propósito es restaurar la convivencia y el diálogo, superando los límites de un sistema cultural enquistado en la rigidez de sus principios, y en la exclusión y la censura a las obras y a los artistas que intentan trascenderlo con la libertad de su expresión”.

En general los textos delinean las preocupaciones más urgentes que han ocupado el trabajo de la ACC desde su reorganización tras la censura (primero) y la despótica proyección televisiva (después) –por las autoridades de la política cultural en la isla– del documental La Habana de Fito, de Juan Pin Vilar.

Gustavo Arco, por ejemplo, llama la atención en este número inaugural sobre la necesidad de producir memoria, al tiempo que repasa algunos de los casos de censura en el cine cubano y denuncia la violencia institucional, el dogmatismo, el fundamentalismo excluyente y la propia vocación censora de la política cultural impulsada por la oficialidad.

Entre las necesarias discusiones que ahora pone en circulación Alterna, y que resulta una de las prioridades del programa de intervención cívica de la ACC, está la necesidad urgente de una ley de cine en el país. Alrededor de este tema giran las reflexiones de Insausti, Guanche y Fernández Estrada. Este último termina su artículo subrayando que “toca a la Asamblea de Cineastas Cubanos demostrar que la promulgación de una ley de cine no será negociable, porque es una condición inicial para la libertad artística y de todos los tipos y para las sanas relaciones entre el poder y la sociedad civil cubana”. Respecto esa misión, Guanche hace notar cómo “la Asamblea de Cineastas Cubanos devuelve a la esfera pública cubana la idea aristotélica de la polis como ethos”.

Alterna acaba de nacer. Ahora tiene el reto de secundar en sus páginas el vanguardismo del propio cine cubano. Representar cabalmente un ecosistema pleno de las más diversas especies interactuantes permitirá que nos acerquemos al conocimiento de ese “cuerpo audiovisual de la nación”, según lo ha definido Juan Antonio García Borrero en esta primera entrega. Habrá que volver sobre ese pasado evocado por Arcos, Pérez y Guanche en una revisión del devenir de la cinematografía cubana para rescatar del olvido autores y obras que, en su calidad de archivos de la memoria, pueden aportar muchísimas lecturas sobre nuestra Historia; volver también sobre las nuevas metodologías de producción más allá de la geografía insular, sobre las voces creadoras marcadas por su condición de género, sobre las códigos estilísticos y las temáticas que convocan a los creadores que hoy prestigian el cine cubano en el paisaje internacional… Y más que todo habrá que continuar con ese desmontaje simbólico del poder para desplegar en la arena pública la legítima verdad de la Asamblea acerca de un cine libre.