‘El gran movimiento’, experimental sinfonía urbana del cineasta boliviano Kiro Russo

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Fotograma de ‘El gran movimiento’ (2021); Kiro Russo (IMAGEN Youtube / BF Distribution / Trailer)
Fotograma de ‘El gran movimiento’ (2021); Kiro Russo (IMAGEN Youtube / BF Distribution / Trailer)

Con su segunda película, El gran movimiento (2021), el director boliviano Kiro Russo entrega al cine latinoamericano reciente uno de sus ejercicios estéticos más arriesgados. El filme resulta un contundente experimento que rinde homenaje al séptimo arte mientras denuncia la lamentable situación de la clase obrera de La Paz, uno de los paisajes urbanos más insólitos de América Latina.

Premio Especial del Jurado en la sección Horizontes del 78 Festival de Cine de Venecia, evento donde tuvo su estreno internacional, esta excepcional obra ha integrado la selección oficial de varios de los certámenes cinematográficos más importantes del orbe; entre ellos, los festivales de San Sebastián, Valdivia y Nueva York. Russo despertó la atención de la crítica y los amantes del cine de vanguardia desde la aparición de su ópera prima: Viejo calavera, merecedora de una mención especial en Cinéastes du Présent, en el Festival de Locarno correspondiente a 2016. Ahora vuelve a prestigiar el cine del subcontinente con esta pantagruélica sinfonía urbana, que encuentra en el registro de las calles de La Paz, en sus sonidos y sus contornos arquitectónicos, una elocuente lectura de los imaginarios sociales, las rutas culturales y los modelos de vida derivados del fracaso del sueño de la modernidad.

La organización Cinema Tropical, esencial medio difusor del cine latinoamericano en los Estados Unidos, ha anunciado el estreno norteamericano de El gran movimiento, que tendrá lugar el viernes 12 de agosto en el Film at Lincoln Center de Nueva York; a continuación, pasará a otras salas del país norteño. “Poderoso comentario sobre la vida urbana contemporánea y los males (y la belleza) de la ciudad moderna”, ha subrayado Cinema Tropical, “El Gran Movimiento es una de las pocas películas estrenadas recientemente que tributan a que este año sea histórico para el cine boliviano en el circuito internacional de festivales; además destaca a Russo como un artista a la vanguardia de una prometedora nueva ola”.

Russo abre la película con una vista aérea de La Paz. La cámara comienza a registrar –entre planos generales y primeros planos– la geografía urbana y la arquitectura de la urbe: el conglomerado de edificaciones, el teleférico que atraviesa el paisaje, el tendido eléctrico que teje los apartamentos, la masa de automóviles en las calles, las personas que se juntan en los callejones… Esa sucesión de imágenes bosqueja el cuerpo físico de la capital boliviana.

Fotograma de ‘El gran movimiento’ (2021); Kiro Russo (IMAGEN Youtube / BF Distribution / Trailer)
Fotograma de ‘El gran movimiento’ (2021); Kiro Russo (IMAGEN Youtube / BF Distribution / Trailer)

De inmediato, la narración penetra en el habitus citadino: en el mundo de valores, en las confrontaciones y los flujos humanos que dotan a La Paz de su identidad. El retrato más auténtico de esa ciudad, y también el más terrible, procede de la ventura de sus pobladores. Y no es otro el que, en definitiva, interesa al realizador.

Sobre aquellas primeras imágenes ronca apabullante la banda sonora de la metrópoli latinoamericana: el ruido de los autos, el bullicio de la gente amontonada en las avenidas, la música procedente de cualquier establecimiento… Todo ese clima atroz recibe y acompaña al espectador a lo largo del metraje. En buena lid, la legítima protagonista de El gran movimiento es la ciudad, cuya documentación –emprendida desde el más auténtico expresionismo estético—muta en una metáfora del desamparo de sus habitantes, del descalabro social.

De las tomas panorámicas se pasa al registro puntual de una huelga obrera: un grupo de mineros, procedentes de Huanuni, ha caminado durante siete días hasta aquí para demandar mejores condiciones laborales. Entre las tomas aéreas y las grabaciones de la protesta se condesa la tesis del filme: antes que una conquista tecnológica, ejemplo del progreso humano, este lugar es un cosmos espasmódico donde la marginación de los desfavorecidos y los desclasados azota con violencia en cada esquina.

Durante la huelga aparece Elder, el protagonista, un joven que ha dejado el trabajo en la mina para buscar mejor fortuna en La Paz. La narración acompañará al personaje en sus andanzas por calles, mercados, barrios pobres y antros de la capital. Su rutina, y los flujos urbanos descritos por su cotidianidad, determinan la perspectiva específica de la urbe que importa en El gran movimiento. Elder y los amigos que lo acompañan yerran en busca de trabajo, encuentran algún oficio mal remunerado, se acuestan a dormir donde los coja la noche, y beben alcohol en el primer antro que se presente a su paso.

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Quizás inevitablemente, el joven protagonista enferma. El médico de turno es incapaz de encontrar una cura para sus problemas respiratorios, considera que su estado físico es producto del estrés. Mama Pancha, una señora que acoge al muchacho como su ahijado, acude entonces a su amigo Max, una suerte de chamán, un estrafalario vagabundo que vive en las afueras, en el bosque, a fin de mantener contacto directo con la tierra. A través de Mama Pancha y de Max se radiografía la presencia en la capital andina de las culturas originarias de Bolivia, en lucha permanente contra las arremetidas modernizantes. Ellos dos son también perfiles esenciales en el precario tejido social de La Paz.

La enfermedad de Elder, para la que Max tampoco halla una solución, es la manifestación de la propia enfermedad padecida por la urbe. Es síntoma de la explotación capitalista que liquida los cuerpos. Filmada en Súper 16mm, El gran movimiento es una parodia del modelo de cine que cuajó en Berlín, sinfonía de una ciudad (Walter Ruttmann, 1927) y El hombre de la cámara (Dziga Vertov, 1927); ambas películas proporcionan a Russo un marco de representación.

Fotograma de ‘El gran movimiento’ (2021); Kiro Russo (IMAGEN Youtube / BF Distribution / Trailer)
Fotograma de ‘El gran movimiento’ (2021); Kiro Russo (IMAGEN Youtube / BF Distribution / Trailer)

Pero la estética personal desplegada en este filme, próxima al videoarte, no celebra la ciudad; al contrario, problematiza su condición cultural, el choque violento entre modernidad y tradición, así como el sometimiento de los desclasados, esos seres obligados a inventarse una ciudad propia dentro de la ciudad que los expulsa. El director boliviano denuncia, con absoluta conciencia de clase, la mecánica urbana que pulveriza la existencia de gente como Elder o Max.

El procedimiento constructivo emprendido en El gran movimiento resulta alucinante. El lenguaje fílmico se instrumenta con absoluto frenesí. Los personajes y la ciudad se trenzan en una atmosfera apocalíptica; de hecho, narración e imagen parecen a punto de estallar en cualquier instante. Muchas veces gravita un magma de sonidos indistinguibles. El relato progresa sin respetar ley de continuidad dramática alguna (al menos en el sentido tradicional), sumido en el propio caos ambiental; los personajes conversan en una jerga incompresible la mayoría del tiempo y la acción es interrumpida por fragmentos de corte documental que registran entornos pretéritos de La Paz.

El espectador queda, no obstante, con la absoluta sensación de haber visto una gran película, sabiendo que tal exasperación formal enfunda un concluyente alegato sobre el destino de tantos y tantos bolivianos hoy.

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ÁNGEL PÉREZ
Ángel Pérez (Holguín, Cuba, 1991). Crítico y ensayista. Compiló y prologó, en coautoría con Javier L. Mora y Jamila Media Ríos, las antologías Long Playing Poetry. Cuba: Generación Años Cero (Casa Vacía, 2017) y Pasaporte. Cuba: poesía de los Años Cero (Editorial Catafixia, 2019). Tiene publicado el libro de ensayos Las malas palabras. Acercamientos a la poesía cubana de los Años Cero (Casa Vacía, 2020). En 2019 fue ganador del Premio Internacional de Ensayo de la revista Temas, en el apartado de Estudios de Arte y Literatura. Textos suyos aparecen en diversas publicaciones de Cuba y el extranjero. Vive en La Habana.

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