El artista visual cubano Hamlet Lavastida ha sido el segundo invitado a los predios del Facebook Live para compartir con seguidores e interesados sus vivencias y reflexiones sobre la creación independiente en la Cuba actual. La cita se produce en el marco del espacio que el Instituto Internacional de Artivismo Hannah Arendt (INSTAR) ha creado recientemente en su fanpage para propiciar el debate y difundir información sobre el sentir de la comunidad artística e intelectual cubana respecto del Decreto 349 y el Decreto-Ley 370.
Para dar inicio a su plática, el artista mostró, como carta de presentación de su propio arte y de los problemas que le interesan abordar con él, otra carta, la que difundiera en las redes sociales el médico chino Li Wenliang, amenazado y acusado por las autoridades de ese país de “propagar rumores” y “perturbar severamente el orden social”, cuando en diciembre último alertó a sus colegas de la existencia de casos del nuevo coronavirus, el mismo que luego se extendería al mundo entero y que le provocó la muerte mientras atendía a pacientes infectados en la provincia de Wuhan, epicentro mundial de la pandemia.
Una breve lectura del contenido de esa carta trasladó a Lavastida de inmediato a la retórica jurídica y penal de los documentos, leyes y decretos que rigen en Cuba la instrumentalización de la fuerza, la represión y el acoso a ciudadanos cubanos por expresarse o asociarse libremente en la esfera pública, ya sea virtual o física, y a adentrarse en el tema que nuclea toda su obra: el lenguaje del poder en los regímenes totalitarios.
Siempre yendo y viniendo en el tiempo y en la historia, echando mano a los puntos de encuentros que parecen inamovibles a pesar de las diferencias lingüísticas o culturales, Lavastida reflexionó sobre el accionar de esa lengua común que emplea el poder en el totalitarismo, sea chino, soviético o cubano, en su propósito de ideologizar, adoctrinar, normalizar y penalizar la conducta de los individuos en la sociedad. Un lenguaje que, insistía el artista, se despliega en la imaginería de la propaganda política, en la retórica de las leyes y los decretos, en el vocabulario de las citaciones y los interrogatorios policiales, y que se emite unívocamente desde las voces en el poder sin que la ciudadanía tenga posibilidades de cuestionar o replicar.
Frente a esta situación es que ha de colocarse el artista cubano, tomando posición en su rol ciudadano y consciente de su derecho al ejercicio de un arte comprometido con la realidad inmediata y su capacidad de interpelación social y política, aseguraba Lavastida este miércoles en lo que claramente puede ser considerado una alusión a su propia manera de asumir la práctica artística: “El artista y el creador es un individuo que pregunta sin proponer. No siempre tiene que tener las respuestas ni una propuesta directa. El artista es un poco un anárquico, un agnóstico, un escéptico.”
Pero no sólo al gremio de creadores habló Hamlet, sino que también aprovechó la oportunidad para dirigirse a todos los ciudadanos cubanos, en un permanente ejercicio de exhortación a reclamar derechos de participación cívica en una sociedad adormilada, más temerosa y vulnerable por la amenaza constante de la integridad física y psicológica y la arbitrariedad con que se implementan “microtácticas de control”: “La sociedad cubana tiene que hacer preguntas a su Gobierno, a sus instituciones […]. Tener la capacidad de hacerle preguntas al Estado, cuestionar cada palabra que instrumentalice en su lenguaje y en sus leyes, y decretos. El cuestionamiento tiene que ser total.”
A propósito del recrudecimiento de la censura a la libertad de expresión y la criminalización de prácticas informativas no estatalizadas, el también realizador audiovisual y performer cubano destacó la importancia de explotar los medios que ponen a disposición de la ciudadanía la Internet y las redes sociales como espacios y foros públicos donde se han de ventilar todas las preguntas y dudas que se tengan, donde se han de apuntar directamente las incongruencias de la constitución cubana, por ejemplo, que en un artículo dice velar por los valores democráticos y en otro propicia su limitación o su negación total, o donde por un lado se dice marxista y por el otro, en la práctica, condena principios como la discusión y participación crítica del pueblo en los asuntos del Estado y el Gobierno.
En una transmisión en vivo que superó la hora de duración y en la que los internautas pudieron glosar, opinar y preguntar a su gusto por medio del chat, Hamlet Lavastida pudo moverse por los temas y preocupaciones que han alimentado toda su obra. Graduado de la Escuela Nacional de Bellas Artes San Alejandro en 2002, el Instituto Superior de Arte en 2009, y antes de la Cátedra de Arte de Conducta de Tania Bruguera en 2006, su trabajo se ha centrado en la apropiación de la heráldica y la iconografía que ha perpetuado en el imaginario de la sociedad cubana los procesos de institucionalización de la cultura y las políticas culturales del gobierno cubano, para, mediante estrategias de reproducción y recontextualización, poner en evidencia el sinsentido de ciertos símbolos, la vacuidad semántica de ciertas prácticas lingüísticas y el absurdo de ciertos ideologemas que han configurado el fenómeno de la Revolución cubana de 1959 en la historia.
Estimulado por esas maneras inquietantes y deconstructoras con que Lavastida asume siempre su arte, eminentemente político, el crítico y estudioso Gerardo Muñoz ha expresado: “Hamlet Lavastida figura hoy como uno de los jóvenes artistas de mayor importancia en el arte contemporáneo cubano. Aun cuando muchos se entretienen con el fantasma de la «insularidad» y el ambiguo paisajismo que tanto dio de comer durante el «Período Especial», la obra de Lavastida es prueba de que no sólo existe, sino que es posible hacer arte sobre Cuba sin hacer del devenir político un aguafuerte del melodrama o un ofuscado régimen nostálgico en busca de un mercado. En ambas categorías, Hamlet Lavastida ofrece otra ruta, un camino de vuelta a la historia que introduce con humor, una inteligente y necesaria crítica desde el post-comunismo.”
El próximo encuentro en vivo de INSTAR, para seguir debatiendo sobre la creación independiente en Cuba con sus protagonistas, está fijado para el miércoles 6 de mayo, siempre a las 2 de la tarde, hora de la Isla.
[…] Lavastida has been an outspoken critic of the Cuban government’s harsh treatment of artists and intellectuals and the lack of freedom of expression on the island. He was a vocal supporter of the artist Luis Manel Ortero Alcántra, who was recently detained and hospitalised against his will by the Cuban security service eight days into a hunger strike calling for free speech and artistic freedom on the island. Lavastida’s work often reappropriates the language and imagery associated with the political propaganda so accepted as part of the Cuban identity but that, for Cuban citizens and especially artists, means police interrogations, the inability to ask questions and “microtactics of control”. […]