El estudio cubano de arquitectura Infraestudio, con base en La Habana, ocupó uno de los 25 puestos entre las mejores Nuevas Prácticas 2023 seleccionadas por la plataforma internacional ArchDaily. Este logro es el resultado de un devenir que coloca al estudio como uno de los proyectos más relevantes en el panorama de la arquitectura emergente en Cuba.
Clara Ott, gerente de Proyectos de ArchDaily, afirmó que “de forma temprana en sus carreras”, los seleccionados “desafían la escena arquitectónica conocida, impulsada por el deseo de involucrarse en la arquitectura desde una perspectiva nueva”. Lo hacen con el objetivo de configurar nuevas “ideas que van desde el desarrollo de sistemas y materiales constructivos, procesos participativos inclusivos, el cuidado del medio ambiente y la innovación a través de la tecnología. Su trabajo se convierte en una contribución significativa y una verdadera inspiración para el desarrollo del entorno construido”.
Infraestudio surgió en 2016 y se convirtió, casi desde el inicio, en un laboratorio para proyectos arquitectónicos y curatoriales, obras de arte y libros manufacturados. Es notable, frente a las restricciones económicas, sociales y legales en la isla, que hayan logrado producir e imaginar un conjunto de obras de gran relevancia. Entre ellas, por sólo mencionar algunas, sobresalen Casa B, Casa C, el Centro de Arte Contemporáneo Línea 508 (en ejecución) y Casa Gruta.
El estudio cubano está integrado por los cofundadores Fernando Martirena y Anadis González, a los que se han sumado Dat Nguyen, Daniela Iglesias, Mauricio Chávez y Manuela Silva. “Infra es un prefijo que indica «abajo» o «antes». Como prefijo en sí mismo, condiciona todo lo que le precede. Infraestudio es menos que un estudio de arquitectura: es una ficción creada para operar discretamente en una ciudad congelada en el tiempo”, dicen en su página web.
Infraestudio “practica la arquitectura narrativa como un ejercicio de diseño sin la mediación de imágenes: parten de un mismo discurso para experimentar con diferentes recursos como edificios, investigación, exposiciones, prácticas editoriales, escritura, arte, activismo. Algunas de sus obsesiones son hacer arquitectura que se esconda en el paisaje, mostrando el vacío como representación de una idea, no pensando en formas sino en estrategias, y construyendo lo mínimo necesario”.
La edición de Nuevas Prácticas 2023 no sólo ha agrupado a arquitectos, sino también a paisajistas, investigadores, curadores, activistas, escritores y nuevas empresas que sobresalen por su marcado carácter innovador. “La invitación no fue sólo a diseñadores, sino también para aquellos que practican la arquitectura dentro de una definición más amplia, compartiendo con nosotros su misión innovadora, fresca y con visión de futuro”, dio a conocer ArchDaily, que en la actualidad ha mutado a “compañía de [la] tecnología”. Esta plataforma fue fundada en 2008 por los chilenos David Basulto y David Assael.
David Basulto declaró sobre las Nuevas Prácticas 2023: “Encarnan el espíritu de innovación y desde sus diversas ventanas ponen algo nuevo sobre la mesa: desde procesos participativos hasta la conciencia climática, desde el enfoque local hasta escalar la arquitectura, para hacerla más accesible y democrática”.
El estudio creador de Casa B, obra destacada por ArchDaily, forma parte del movimiento (cultural) de estudios independientes de arquitectura en Cuba que ya tiene más de una década y ha desarrollado marcas propias de identidad frente a las restricciones legales existentes en la isla.
Otros de estos estudios son: Albor Arquitectos, PLA Estudio, SinTesis, Ad Urbis, Martínez y Becerra, U+D, Apropia, DAG, 1010 Estudio, Ofara, Complemento, HrG Arquitectura, Al&P, DCero, Nivel 4, Pino Estudio, Bastión de lo Común, Belomonte. Todos representan la arquitectura alternativa que intenta modificar los cánones y los imaginarios oficiales en la construcción de los paisajes citadinos en Cuba.
En Cuba, este entorno construido, en un alto estado de precariedad, sufre el poder coactivo del Estado para su renovación. “El vacío histórico de la arquitectura cubana tiene su reflejo en el vacío legal de su práctica”, enunció hace algún tiempo Fernando Martirena. Allí aseguraba que la arquitectura emergente cubana “practica pequeñas maniobras de resistencia para devolver a la ciudad ocasionales fragmentos de belleza”.
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