El Palais Populaire de Berlín, el espacio cultural de Deutsche Bank, le otorgó el premio “Artista del Año 2023” a La Chola Poblete (Mendoza, 1989), una de las artistas visuales argentinas más disruptivas de la escena contemporánea. A raíz del premio, el centro expositivo de la capital alemana ha abierto una exposición individual de su obra, que se mantendrá activa hasta febrero de 2024.
La Chola Poblete, “artista visual mendocina, marica, performer, marrón, mostra”, según se define, es la primera creadora argentina y latinoamericana en recibir este premio, “así que espero poder representar a mi país como se debe; otra Argentina en la historia del arte, la que yo curto: del rock nacional, la de piel marrón, la diversa”, dijo la artista a la prensa.
En homenaje a sus raíces, La Chola ha nombrado la exposición Guaymallén, homónimo del municipio mendocino donde nació en 1989 como Mauricio Poblete, en una familia de origen boliviano.
En los inicios de su carrera ganó una beca del prestigioso Instituto Di Tella para estudiar en Buenos Aires, luego de terminar sus estudios universitarios. Ahora, en Berlín, presenta su polémica obra que incluye acuarelas a gran escala, esculturas de masa de pan horneada, fotografías, dibujos y performance.
Uno de sus temas recurrentes, la hibridación de la cultura indígena y la católica, hacen aparición en la capital alemana. “Una iglesia del dibujo”, así describió su exposición La Chola, “un espacio espiritual lleno de dibujos, imágenes y símbolos queer. Aquí también se cuentan historias de vírgenes, mártires y acciones divinas, pero desde una perspectiva completamente distinta”, agregó a los medios.
Su perspectiva es la de su historia, que ella teme se convierta en moda, como suele pasar en estos días con muchos artistas que reivindican posiciones sociales disidentes. “Hay muchos coleccionistas, críticos, curadores, que te legitiman, pero muchas veces te encasillan también. Yo quiero ser artista y muchas veces tengo la duda de si me toman como artista o si solo soy parte de una moda. Sí es cierto que está bueno vivir del arte y está bien que te reconozcan eso: hay obras que implican tener dinero para llevarlas a cabo”, dijo en una entrevista con RevistaÑ.
La artista se siente cercana de Identidad Marrón, “un colectivo de amigues marrones unides para debatir sobre el racismo estructural en Latinoamérica. No formo parte del colectivo pero sí me siento identificada”, agregó en la misma conversación. “Hay una Argentina blanca que quiere seguir sosteniéndose. Es más fácil pensar que sólo Buenos Aires es la Argentina y que Jujuy está en otro país. Desde acá es muy fácil olvidarse de quiénes somos. Yo soy de Mendoza, pero al lado tengo Chile y todo lo que implica, con su identidad mapuche. Cuando estudiás arte precolombino vas a un museo de antropología, pero cuando estudiás arte hecho por blancos vas a un museo de Bellas Artes. Es evidente que hay una separación que sigue estando”.
“En sus exposiciones y actuaciones, La Chola crea espacios para el duelo, la curación, las formas no binarias de representación y la belleza. Al mismo tiempo, pone de relieve la relación entre las instituciones artísticas y los modelos de pensamiento imperantes, comparando el papel de los museos actuales con el de las iglesias del pasado”, informa el Palais Populaire de Berlín.
El poder y la sumisión es otro de los tópicos que la artista pone de relieve en la muestra de Alemania. En alguna fotografía es desollada por un hombre y en otra amamanta a jóvenes blancos como una loba. Haciendo uso de su historia biográfica, La Chola despliega “una crítica de las consecuencias del colonialismo y el capitalismo, especialmente en el contexto de la obliteración y estereotipación de los pueblos y culturas indígenas. Al hacerlo, la artista aborda los papeles históricos de las mujeres y las personas trans, tipos de feminidad perseguidos y condenados al ostracismo, o venerados y sacrificados por ideologías religiosas y patriarcales”.
“Feminista, marrón, travesti, morocha, bolita, no binaria, pobre, villera, negra de mierda y orgullosa”, se puede leer al pie de una de sus acuarelas. Sin duda, la artista tiene el coraje de reivindicar su propio lugar en este mundo, más allá de cánones estéticos y artísticos.
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