Al menos una docena de artistas e intelectuales renuncian a las instituciones culturales de Cuba en protesta contra la represión gubernamental

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Varios artistas e intelectuales fueron reprimidos y arrestados a las puertas del ICRT. La Habana, 11 de julio de 2021. Fotografía: Tomada de Facebook
Varios artistas e intelectuales fueron reprimidos y arrestados a las puertas del ICRT. La Habana, 11 de julio de 2021. Fotografía: Tomada de Facebook

Las principales instituciones culturales de Cuba han visto mermadas sus filas tras la renuncia en cadena de algunos de los jóvenes intelectuales y artistas más reconocidos del país, quienes han denunciado la represión gubernamental contra manifestantes pacíficos, incluidos algunos de esos mismos creadores, durante la ola de protestas iniciada el domingo 11 de julio.

Al menos una docena de esas voces han abandonado públicamente, a través de las redes sociales, la membresía de organizaciones gremiales como la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) o la Asociación Hermanos Saíz (AHS; de corte juvenil), a las que han recriminado su inmovilismo y su silencio respecto a casos de represión injustificada contra sus propios afiliados, y por extensión la “complicidad” con un accionar estatal considerado “abusivo”.

Antes de ser arrestado sin causa justa a la salida de su domicilio, el poeta y editor holguinero Javier L. Mora –liberado este domingo tras las insistentes denuncias de amigos, colegas e incluso instituciones fuera de la isla– escribió el jueves 15 de julio en su perfil de Facebook: “Este es (era) mi carné de miembro. La hierba crece donde mismo crecen las flores. Yo seguiré apartándome de la maleza, aunque no pueda ver la luz”.

“Es incomprensible”, manifestó el joven escritor, “desde cualquier postura ideológica, que los artistas cubanos (salvo honrosas y contadas excepciones) hayan seguido impávidos las imágenes del atropello policial, de los arrestos domiciliarios, de las golpizas en plena calle de agentes del gobierno que, con o sin uniforme, aplastaron a palos, tiros y crueles palizas no sólo las marchas y manifestaciones del 11, 12 y 13 de julio: también pisotearon, en sus narices, a la propia Constitución”.

Y se preguntaba: “¿Cómo es posible que sigan en su impío mutismo ante la violencia desatada por el Estado cubano para reprimir a su propio pueblo? ¿Cómo es posible que sigan en silencio frente a la incitación al odio entre cubanos que provocara el llamado de Díaz-Canel con aquello de tomar las calles y «la orden de combate está dada»? ¿Cómo es posible que vean mentir al canciller sin rastro alguno de pudor en la televisión, ante incómodas preguntas sobre la supresión del internet y el atropello policial? ¿Cómo es posible que siga en su lugar el ominoso presidente de la República luego de que una ingente masa de pueblo saliera a gritarle que no lo quiere ahí?”

Pocas horas después de esa declaración, en la mañana del viernes 16, Mora fue detenido sin justificación a la vista durante más de dos días: “Amigos: Javier L. Mora ya está en casa!”, confirmó su esposa en la madrugada de este lunes: “Gracias a todos los que están preocupados, gracias por la solidaridad, y las muestras de cariño”.

“No puedo ser parte de una vida social donde un ministro de Cultura es un golpeador, el presidente del país es un asesino y las instituciones apoyan esto. Renuncio a la UNEAC, no sé si soy de la AHS pero renuncio igual, así como al REGISTRO DEL CREADOR y todo lo que apoye que a un padre cubano entren a balearlo en su hogar delante de sus hijas”, declaró el director de cine Carlos Lechuga, quien posteó además una fotografía de sus carnets y otros reconocimientos oficiales rotos. “No es un gran gesto no es nada pero puedo dormir mejor. Pd: por suerte nunca me consideré parte de la comunidad eictveana”.

El laureado documentalista Alejandro Alonso retiró públicamente su candidatura al Fondo de Fomento para el Cine Cubano y aseguró que a partir de este momento cortaría “cualquier relación con el ICAIC [Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficas]”.

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“No puedo aceptar dinero ni apoyos de una institución que continúa empecinada en mantenerse de espaldas a temas urgentes que afectan a nuestra sociedad”, afirmó el autor de Abisal, filme ganador del premio del público internacional en la reciente edición de Documenta Madrid. “El ICAIC debe pronunciarse en contra de los atropellos que en las últimas horas han sufrido muchos colegas cineastas. Nadie puede ser detenido ni procesado por hacer uso de su derecho a la libre manifestación. Como Artista y Ciudadano me niego a mantenerme en silencio y ser cómplice ante estos sucesos”.

Alonso invocó a continuación “el espíritu” del gran documentalista cubano Santiago Álvarez y de su pieza Now para denunciar “toda escalada de violencia y represión contra el pueblo por parte del poder policial. La calle es de tod@s”, dijo.

Un gesto similar tuvo su colega, más joven, José Luis Aparicio, realizador junto a Fernando Fraguela del censurado documental Sueños al pairo: “Renuncio públicamente a mi membresía en la Asociación Hermanos Saíz. Eso, considerando todo lo que está pasando, es poquita cosa, pero no quiero seguir siendo cómplice ni por equivocación. Hace rato no voy a nada, pero ahora ni me cuenten para sus declaraciones vergonzosas. Me cogió tarde para esto. Bye”.

“No inscribiré mis películas en ningún festival o evento auspiciado por el gobierno ni escribiré un texto para ninguna de sus publicaciones. No pienso participar en ninguna actividad oficial de ahora en adelante. Poquita cosa es, pero es lo que decido”, añadió en otro post Aparicio.

Claudia Patricia, fundadora del colectivo Mujercitos siguió su ejemplo el propio miércoles 14 de julio, y dejó constancia de su decisión: “Yo también renuncio”.

“En estos momento yo, Dayana Prieto Espinosa miembro de la Asociación Hermanos Saíz hace mas de 20 años, renuncio”, escribió en redes sociales la productora de cine y teatro, quien a continuación razonó su determinación: “En los últimos meses la AHS dejó de ser una asociación que represente a los artistas. No puedo aceptar directivos que le han dado la espalda a sus miembros”.

“No renuncio a los que sigan siendo asociados”, continuó, “ahí dentro quedan muchos artistas, creadores, amigos. Con ustedes siempre estaré, pero en las listas de afiliados a esta organización, jamás”.

A su vez, la popular actriz Ketty de la Yglesia, quien reside desde hace años fuera de la isla, testimonió su solidaridad con los manifestantes reprimidos por las fuerzas del orden: “A partir de este momento y hasta que mi pueblo sea escuchado, aunque sé que por contrato tienen todos los derechos, me declaro en contra de la utilización de mi imagen en los medios que en este momento controla la dictadura”.

“Es un acto simbólico pero tiene toda la fuerza del amor que siento por Cuba”, dijo la protagonista de varias series juveniles y telenovelas cubanas de las últimas décadas. “Los acompaño, los siento y haré todo lo posible por protegerlos”.

Otra misiva de ruptura fue compartida por varios intelectuales de la isla: “Yo Miladis Hernández Acosta (Guantánamo, Cuba, 1968). Mujer y escritora. Madre y librepensadora. Defensora de la paz, poeta; humanista y martiana, hago renuncia pública de pertenencia a la membresía de la Unión de Escritores y Aristas de Cuba. UNEAC. Unión y sede que se entra por voluntad propia. Y se sale por el mismo concepto”.

Hernández Acosta resumió sus “obvias” razones: “Creo en la libertad. En la Cultura como resorte de proyección humanista y vehículo para el crecimiento del ser, y todo salto debe ser hacia lo humano. Creo en el derecho de cada individuo a expresar sus ideas y opiniones sin que estas tengan que ser repimidas por las fuerzas. Creo en el progreso. En el arte”.

“Creo en Cuba”, prosiguió la autora. “En el respeto entre los hombres, en el amor y en la bondad de los seres humanos. No deseo respaldar ningún proyecto, venga de donde venga que haga uso del último recurso que representa el del enfrentamiento entre ciudadanos, y el uso de la innecesaria violencia. Para mí y según mis derechos y legítimas facultades, todos somos ciudadanos cubanos. Por ende, todos merecemos ser escuchados. Creo en el valor profundo de la palabra. En el justo diálogo, en el entendimiento lógico; la reconciliación, y en la unidad de todos los cubanos. En el espíritu de Dios, y en la fuerza de San Miguel Arcángel”, concluyó.

Tras ser detenido (“nos agarraron por la fuerza y nos lanzaron como si fuéramos sacos de escombros a un camión que se usa normalmente para trasladar basura en la ciudad”) a las puertas del Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT) y tras permanecer más de 24 horas encarcelado junto a otros artistas en la estación policial conocida como el Vivac, el dramaturgo, actor y director escénico Yunior García también abdicó a su condición de miembro de la UNEAC.

“No puedo seguir perteneciendo a una organización que le da la espalda a una parte considerable del pueblo y opta por mostrar obediencia a un poder abusivo”, escribió uno de los autores dramáticos con mayor reconocimiento en el país. “No puedo permanecer en un coro que le canta alabanzas a quienes ordenaron la represión contra los jóvenes y el combate entre cubanos. No puedo ser parte de un grupo de artistas e intelectuales que ha preferido el silencio o la complicidad”.

Aun cuando García dijo no estar “incitando a nadie a hacer lo mismo”, Antonio Enrique González, periodista y expresidente de la filiar cienfueguera de la AHS, citó su ejemplo y lo emuló: “renuncio públicamente a la Unión de Escritores Artistas de Cuba, UNEAC, a la que pertenezco, no milito, hace 10 años”, escribió en Facebook.

“Entré en sus filas con orgullo, recién cumplidos los 30”, recordó González. “Ahora me retiro avergonzado de su directiva cobarde y cómplice, de otros de sus miembros que llaman a la violencia y la brutalidad que derruyen cualquier ideal por noble que sea. Adiós UNEAC, espero que te sustituya otra organización verdaderamente comprometida con el arte y los artistas sin importar sus ideologías o sus fidelidades. En esa pediré carnet de nuevo”.

“Ante el ejercicio de violencia que fuimos sometidos mis amigos y yo los pasados días 11 y 12 de julio frente a la entrada del ICRT y [en] el VIVAC”, declaró por su parte el máster en ciencias Leonardo M. Fernández Otaño, “renuncio públicamente a la Unión de Historiadores de Cuba y la Sociedad Cubana de Historia de la Ciencia”.

Varios artistas e intelectuales fueron reprimidos y arrestados a las puertas del ICRT. La Habana, 11 de julio de 2021. Fotografía: Tomada de Facebook
Varios artistas e intelectuales fueron reprimidos y arrestados a las puertas del ICRT. La Habana, 11 de julio de 2021. Fotografía: Tomada de Facebook

También decidieron apartarse de la AHS el músico y sonidista Alejandro Delgado y el joven Fernando Almeyda, colaborador de revistas como La Trinchera y Dialektika, quien además sufrió en carne propia la represión del día 11 de julio.

Este último señaló en sus redes sociales: “Después de que el presidente (aún) en funciones, Díaz-Canel, en respuesta a las manifestaciones masivas acontecidas en toda Cuba el 11J, declarara la guerra de cubano contra cubano, y que sus «revolucionarios» armados de palos, piedras y escoltados por gendarmes, reprimieran al pueblo a golpe y sangre, no he visto un solo pronunciamiento de la AHS en condena a semejante fraticidio”.

“No tengo nada que hacer”, sostuvo, “en una organización que no condena el terrorismo del Estado cubano contra sus ciudadanos, no tengo nada que hacer en una organización que calla ante el fascismo, no tengo nada que hacer en una organización que no condene a los verdaderos responsables del sufrimiento del pueblo cubano”.

Delgado, en tanto, ofreció una sola razón para su gesto: “sentido común”.

“Por cierto”, finalizó, “orgulloso de ser cubano, de tener amigos y hermanos tan valientes! Viva Cuba Libre!”

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