El diseñador cubano Antonio Pérez González, Ñiko (La Habana, 1941), fue investido el pasado viernes 14 de mayo con el doctorado honoris causa que confiere, como su máximo galardón académico, la Universidad Veracruzana de México. El acto designativo se llevó a cabo de forma telemática, en el marco de la Feria Internacional del Libro Universitario Virtual 2021, organizada por la propia institución docente.
En la ceremonia, convocada por el Honorable Consejo Universitario General, presidido por la rectora Dra. Sara Ladrón de Guevara, fue galardonado, además, el psiquiatra y psicoanalista de origen argentino Néstor Alberto Braunstein Iliovich, propuesto por la Junta Académica de la Universidad de Psicología. Ñiko, por su parte, fue propuesto por la Junta Académica del Instituto de Artes Plásticas de la región de Xalapa.
El Consejo Universitario General aprobó las propuestas en diciembre de 2019, pero la ceremonia de investidura no se efectuó hasta el pasado día 14, donde le fue conferido a Ñiko en sesión solemne el pergamino y la medalla que acreditan el otorgamiento del grado de doctor honoris causa por la Universidad Veracruzana, “por su extensa y destacada obra creativa en los ámbitos del hacer artístico de la cultura gráfica, y por su extraordinaria aportación académica en la formación de diseñadores gráficos”.
La rectora de la Universidad Veracruzana, la Dra. Sara Ladrón de Guevara, en sus palabras de investidura aseveró que “Ñiko nos ve con los ojos del gran artista universal que es, con la mirada que sólo puede tener y ofrecer un gran artista, con ese arte que nos enseña que más allá de las nacionalidades los «otros» también pueden ser «nosotros». Bajo dos horizontes geográficos, históricos y culturales, nuestro homenajeado ha llevado a los hechos una brillante trayectoria que lleva ya más de cinco décadas [junto a] su decisión de ser creador de imágenes”.
El Dr. José Manuel Morelos Villegas, investigador del Instituto de Artes Plásticas, fue el encargado de presentar en la ceremonia la trayectoria creativa y docente del diseñador cubano. En su alocución subrayó que este doctorado honoris causa se entregó a Ñiko por su contribución al cartel, “entendido como un artefacto para el buen vivir”, y por sus aportaciones a la academia y a la formación de profesionales.
Además, resaltó los más de novecientos carteles que ha sido capaz de crear el diseñador cubano en ámbitos como el cine, la publicidad y el bien público, un número que sigue creciendo. Llamó la atención, asimismo, sobre los más de sesenta años de trayectoria de Ñiko en el área del diseño y sobre los cincuenta que acumula en su ejercicio de docente en instituciones como la Universidad Veracruzana, la Universidad Gestalt de Diseño, la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, en México, y la Universidad de las Artes y el Instituto Superior de Diseño, en La Habana.
Como enfatizó Morelos Villegas, la obra de Ñiko puede dividirse en dos etapas: una primera vinculada a su producción en Cuba y otra desde su llegada a México, “a la Atenas veracruzana”. “Antonio Pérez vive convencido de que el cartel es un susurro y no un grito”, acotó, y remarcó, como una de las características fundamentales de los carteles realizados por Ñiko, la “arquitectura de la serenidad” que los configura.
Graduado en 1978 en Historia del Arte por la Universidad de La Habana, Antonio Pérez González no realizó estudios formales de diseño. Su formación en este campo la obtuvo primordialmente “a través de la observación y de la práctica”, como refirió el mismo Ñiko en su discurso de agradecimiento.
“Atrevido hasta el extremo” en sus inicios como diseñador en una oficina habanera de diseño publicitario, Ñiko entendió el diseño como “el arte de la mano y el pensamiento”, donde “el juego de la metáfora se hace indispensable”, axiomas que persisten aún en su incansable ejercicio creativo: “La maravilla del cartel me dejó asombrado y me propuse hacerlo contra toda las expectativas y conocimientos. No sé si lo he logrado, pero hoy tengo cerca de novecientos carteles diseñados, en los que he podido tocar una amplia variedad de temas”.
“De ahora en adelante seré doctor y me gustaría, entonces, convertirme en cómo me llama mi compañera de vida, la incansable Katia: «Doctor cartel». Porque el cartel ha sido y será todo para mí, tanto que salvó mi vida en un momento difícil del existir. […] El cartel es y seguirá siendo mi vida”, concluyó Ñiko.