Embajada suiza lamenta “salida” de Cuba del jurista Julio Antonio Fernández Estrada, expulsado en 2016 de la Universidad de La Habana

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Julio Antonio Fernández Estrada (FOTO Facebook / Embajada de Suiza en Cuba)
Julio Antonio Fernández Estrada (FOTO Facebook / Embajada de Suiza en Cuba)

La Embajada de Suiza en Cuba lamentó este miércoles “la triste noticia de la salida del país” del doctor Julio Antonio Fernández Estrada, “jurista e historiador de primer orden”, quien dejó la isla recientemente sin que se conozca por el momento su destino. A todas luces, el paso dado por el intelectual hace parte de una notable serie de exilios más o menos forzados durante los últimos meses, en particular tras el estallido social ocurrido el 11 de julio de 2021.

En su mensaje de agradecimiento, compartido en redes sociales, la misión suiza en La Habana destacó que el académico cubano fue “un contacto cercano […], aportando no sólo su visión académica de muchos temas del acontecer de la isla, sino también su calidad humana y su disposición constructiva a un intercambio transparente de ideas”.

Hacia 2016, Fernández Estrada –hijo de Julio Fernández Bulté, uno de los juristas y catedráticos de Derecho más influyentes de Cuba en las últimas seis décadas– fue expulsado de su puesto como profesor en la Universidad de La Habana debido a sus críticas sobre la realidad nacional en medios de prensa independientes y otros espacios.

Asimismo, la legación diplomática sostuvo que el exprofesor de filiación socialista “deja la viva imagen de la alta calidad intelectual que aún habita en el ámbito académico cubano aunque muchas veces permanezca fuera de una Institución o una Universidad”.

“Lamentamos de igual forma”, prosigue el texto, “las noticias recurrentes de colegas y ciudadanos en general, que están ahora mismo emigrando en números importantes a otras naciones desde Cuba, en un momento donde el país atraviesa una grave crisis multidimensional que el Gobierno de Suiza, desde su programa de cooperación, contribuye humildemente a mitigar, en solidaridad con el pueblo y el Gobierno de Cuba”.

En opinión de la sede diplomática, “la creciente partida de intelectuales, artistas y jóvenes trae consecuencias negativas al futuro del país, impacta en el envejecimiento poblacional, en la carencia de fuerzas de trabajo productivas, en la ausencia de renovación política, económica y cultural, y afecta lamentablemente a las familias y a las personas en general”.

Sobre el final, la Embajada de Suiza rebasa el mero “agradecimiento” a un intelectual valioso y “cercano” para realizar una apuesta pública –no del todo usual tratándose de una misión diplomática europea en La Habana– por mayor autonomía y participación de la ciudadanía cubana: “En pos de enfrentar los desafíos de la contemporaneidad”, se lee a manera de corolario, “no bastarán los esfuerzos gubernamentales y la voluntad política sino que se requiere, casi que de forma vital, la solidez de una sociedad civil diversa, inclusiva y libre que pueda trabajar plenamente en beneficio de la comunidad”.

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El lunes último, la investigadora cubana Alina Bárbara López Hernández, coordinadora de La Joven Cuba, se refirió al caso de Fernández Estrada en su perfil de Facebook: “Hoy se fue de Cuba, donde no lo dejaban trabajar desde hace años, un gran amigo, una de las mejores personas que conozco y un intelectual que sacrificó su carrera por su civismo”.

“Julio Fernández Estrada no se fue. Lo botaron. Lo acosaron y persiguieron hasta que no le quedó más remedio que salir a respirar”, escribió a su vez Juan Pin Vilar, realizador audiovisual y uno de los miembros originales del Grupo 27N.

Asimismo, un familiar cercano de Fernández Estrada ha explicado que el intelectual recibió acoso de la Seguridad del Estado, prácticamente, hasta el momento de su partida, y ha recordado que la represión en Cuba no sólo afecta a las víctimas directas sino también a su círculo íntimo.

“La «historia» de Julio Antonio no empezó con la difamación reciente en el NTV. Esto no se trata del 27 de noviembre. Ese es un capítulo de una historia más larga. La historia completa es la del espacio que tiene, y tiene que tener el pensamiento crítico en Cuba, de los deberes que tenemos como intelectuales, de la honestidad que le debemos al pueblo de Cuba y de cómo podemos construir de modo colectivo el orden en que queremos vivir sobre la base de la libertad, la justicia, y la belleza”, escribió en su blog personal a fines de 2020 –a raíz de una arremetida en medios oficiales contra el exprofesor– el también jurista e historiador Julio César Guanche.

El sociólogo cubano Juan Valdés Paz, fallecido en 2021, dijo en una encuesta aparecida en 2016 en Sin Permiso: “Julio Antonio […] es una persona decente y […] no conozco nada de él que no sea recto, lúcido y comprometido con los ideales de la Revolución. […] es uno de los más brillantes intelectuales de su generación, con un estilo profundo y mordaz, como corresponde a un buen senequista. […] es uno de nuestros más destacados juristas, Catedrático de Derecho Constitucional y Romano, profesor universitario por más de veinte años, siempre elegido por el alumnado de la Facultad como el mejor de sus profesores. […] ha sido un trabajador de la Universidad de La Habana desde su graduación, pero esta Alta Casa de Estudios se ha venido deshaciendo de su magisterio gradualmente, no obstante, la solidaridad de algunos de sus colegas, hasta que recientemente le fue rescindido o no renovado su contrato, rompiendo así su último vínculo con la Universidad y sin que importen muchos los argumentos utilizados al efecto puesto que a una persona decente no se le deja sin trabajo. […] en cuanto a sus escritos en OnCuba me parece fuera de discusión su derecho a ejercer sus opiniones, puesto que de eso se trata; en todos los trabajos de Julio Antonio que conozco, sus críticas han estado acompañadas siempre de un fondo ético y político, inobjetables, pero en todo caso, dignos de ser debatidos y nunca penalizados”.

Julio Antonio Fernández Estrada (IMAGEN YouTube / elTOQUE)
Julio Antonio Fernández Estrada (IMAGEN YouTube / elTOQUE)

Esta semana, medios independientes cubanos reportaron también la salida, hacia Serbia en este caso, de otro jurista que habría sido acosado por la Seguridad del Estado. Se trata del joven Fernando Almeyda, quien tomó parte en las protestas del 11-J y luego formó parte del equipo de coordinación de la plataforma Archipiélago, que promovió la Marcha Cívica por el Cambio que debía realizarse el 15 de noviembre último.

“Yo tenía mucho miedo, un miedo atroz, e incluso intenté buscar una forma de huir y solicitar asilo, pero siempre después del 15N, nunca antes”, dijo Almeyda en entrevista publicada este lunes.

Desde hace meses un número creciente de activistas y opositores políticos, así como artistas e intelectuales críticos del poder, han denunciado presiones por parte del Gobierno cubano –incluida alguna suerte de negociaciones con la policía política– que los han obligado a abandonar la isla, un modus operandi que algunos no dudan en llamar “exilio forzado” o, incluso, “destierro”.

Mientras activistas como Luis Manuel Otero Alcántara o Maykel Osorbo Castillo permanencen en la cárcel, en los últimos meses han dejado el país, entre otros, los artistas Hamlet Lavastida –quien estuvo encarcelado en Villa Marista–, Tania Bruguera y Camila Ramírez Lobón; la poeta Katherine Bisquet Rodríguez; la curadora Claudia Genlui Hidalgo; el rapero Eliécer Márquez Duany –conocido como El Funky, y uno de los intérpretes, como el propio Osorbo, del popular tema Patria y Vida–, el dramaturgo Yunior García, líder de Archipiélago, y la actriz y productora audiovisual Dayana Prieto Espinosa.

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1 comentario

  1. Me alegra mucho haber leído este artículo y aunque no soy un intelectual, porque soy un profesional de la construcción, admiro a los jóvenes intelectuales cubanos que se han librado del compromiso político implantado por el gobierno, para asumir un compromiso social con su pueblo.
    Ojalá le sigan muchos más, conmigo pueden contar.
    Viva Cuba Libre

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