Gran retrospectiva de la artista croata Sanja Iveković, un conjuro contra la violencia política

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Foto de una performance de Sanja Iveković. Imagen publicada por el Museo de Arte Contemporáneo de Zagreb, en Croacia.
Foto de una performance de Sanja Iveković. Imagen publicada por el Museo de Arte Contemporáneo de Zagreb, en Croacia.

El Museo de Arte Contemporáneo de Zagreb, en Croacia, presenta Works of Heart (1970-2023), una gran retrospectiva de la artista Sanja Iveković. La muestra reúne 40 obras en su mayoría protagonizadas por mujeres en lucha constante contra la violencia política del mundo, empezando por ella misma que, en 1979, realizó una performance durante una visita oficial del presidente yugoslavo Josip Broz Tito a Zagreb. Se había ordenado a los residentes que se mantuvieran lejos de sus ventanas y balcones durante la visita. En lugar de acatar la orden, la artista desobedeció. Mientras el acto político se desplegaba por la ciudad, en su balcón, Iveković bebió, fumó y simuló masturbarse hasta que la policía la detuvo. Works of Heart incluye fotos de esta performance.

Mediante la disposición en el espacio de los trabajos de la artista croata, la curaduría hace evidente “la amplitud y el alcance” de su práctica a lo largo de los años. El museo de Zagreb muestra desde las primeras obras feministas que Sanja Iveković realizó en la década de 1970, creadas como parte del movimiento Nueva práctica artística, en la Yugoslavia socialista, hasta las realizadas durante la transición balcánica del socialismo a los sistemas capitalistas democráticos, así como los proyectos actuales centrados en la violencia contra las mujeres en diferentes contextos nacionales, informa el museo.

Hay varios núcleos temáticos que el público puede ir uniendo de un espacio a otro en el museo. Resaltan en algunos trabajos la desgarradora puesta en escena del anonimato de tantas mujeres que no encuentran un modo de hacer escuchar sus voces en diversas regiones del planeta. Iveković les abre un espacio en su obra.

En uno de los trabajos, por ejemplo, la artista exhibe un grupo de máscaras blancas, que no son más ni menos que moldes de escayola de los rostros de algunas mujeres que residen en organizaciones de acogida en Zagreb, Luxemburgo, Bangkok y Génova. Cada molde lleva un breve texto biográfico que las mujeres de las máscaras escribieron en talleres de colaboración. Breves biografías. Estos escritos “se incluyen aquí como pies de foto de sus moldes individuales, revelando sus experiencias compartidas de violencia y anonimato a través de las naciones, al tiempo que reclaman su visibilidad”, explica Patricia Allmer en una reseña de la exposición para la revista Burlington Contemporary.

Justo al lado de estas máscaras, el público se topa con una serie de retratos despampanantes de modelos famosas y glamurosas, que aparecen en portadas de revistas y que la mayoría de las personas son capaces de reconocer de un lado al otro del globo. ¿Qué hace que estas mujeres merezcan visibilidad?, nos preguntamos.

En esta pieza, se observa una de las estrategias de comunicación características de la artista croata. La yuxtaposición de imágenes en toda su obra siempre genera un contraste que cuestiona la brutalidad de las fuerzas hegemónicas de este mundo.

Una de las obras más impactantes de esta retrospectiva se conforma con dos carteles que la artista realizó usando dos páginas yuxtapuestas (ampliadas) del periódico estadounidense New York Times. Una de las páginas del diario corresponde al día 6 de febrero de 1994 cuando ocurrió la masacre de Sarajevo. El titular del artículo “Un proyectil mata a 61 personas y hiere a 200 en el mercado de Sarajevo” va seguido de la fotografía de una mujer herida, “con los ojos cerrados y la cara ensangrentada”, describe Patricia Allmer en su lectura de la muestra. El periódico publicó justo al lado de la desgracia de Sarajevo un anuncio de joyas de San Valentín bajo el título “Works of Hearts” (la artista se apropia de este título y lo resignifica en su pieza). En esta segunda página aparece otra mujer: “una modelo con los ojos cerrados y un collar gargantilla de cristal con forma de corazón y pendientes a juego”. El contraste de ambas escenas estremece y vuelve alarmante la frivolidad mediática. También recuerda la disparidad en que viven las mujeres del planeta.

En la muestra de Zagreb hay otra obra dedicada a otras mujeres “invisibles” del planeta. Mujeres limpiadoras, provenientes del este y sudeste de Europa. Un trabajo mayormente hecho por mujeres en todo el mundo, no sólo en esta zona.

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El trabajo de Sanja Iveković no reflexiona exclusivamente sobre la violencia del mundo contra las mujeres. En la muestra actual, por ejemplo, se observa una videoinstalación que emite un inquietante y monótono sonido de goteo de agua que resuena por toda la galería. Mientras el público se mueve por otras piezas, el goteo lo persigue. “La obra lleva el nombre de un campo de refugiados cercano a Zagreb y el sonido se manifiesta como un recordatorio constante de la difícil situación de los refugiados, a menudo invisible”, apunta Allmer.

Así, Iveković se mueve entre diversos formatos, como la instalación, el montaje, la performance, el cine, el vídeo, la escultura y el dibujo para transmitir la angustiante situación de mujeres y hombres en contextos de migración forzada, guerra, violencia política, etc.

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