Una nómina de casi 200 comediantes, escritores, cineastas, teatristas, artistas visuales han testimoniado por estos días su apoyo al humorista Jorge Fernández Era, objeto de censura, detenciones y, de hecho, “prisión domiciliaria” por parte del aparato de Seguridad del Estado cubano.
Una carta en apoyo a Fernández Era –publicada en la plataforma chage.org por iniciativa del escritor cubano Enrique del Risco, asentado en Nueva Jersey– denuncia la “campaña de acoso y descrédito” lanzada por el poder en la isla contra quien ha sido “una referencia para el humor cubano durante cuatro décadas, ha sido editor y autor de varios libros, ha [sido] galardonado con numerosos premios nacionales e internacionales a lo largo de carrera”.
“Pese a lo anterior”, explica la misiva, “en los últimos tiempos el escritor ha sido excluido en todos los medios con los que colaboraba, se le ha prohibido viajar al exterior y encima se le ha condenado a un año de arresto domiciliario por el simple delito de satirizar la realidad cubana. Consideramos que, como cualquier humorista, Fernández Era está cumpliendo con su deber: satirizar las deficiencias de su sociedad. Las autoridades cubanas no están cumpliendo con el suyo persiguiéndolo”.
Los firmantes, en una tesitura no exenta de sarcasmo, creen además que “si los imperialistas y sus secuaces insisten en que en Cuba no hay derechos, está muy feo que la policía y la Seguridad del Estado le den la razón al imperialismo”.
A continuación, el listado de infrascritos comprende un extenso arco de creadores extranjeros y, sobre todo, cubanos de la isla o de la diáspora. Vale decir, son firmas provenientes de Cuba, Chile, Venezuela, Colombia, Argentina, Uruguay, México, Ecuador, Paraguay, República Dominicana, El Salvador, Puerto Rico, Estados Unidos, Suiza, Italia, Hungría, España, Alemania, República Checa…
El día 19 de junio, Jorge Fernández Era relató en Facebook uno de los últimos episodios del sistemático acoso a que ha sido sometido desde hace meses debido a su activismo en favor de la libertad de expresión y, en particular, a sus columnas humorísticas, donde satiriza las circunstancias de la Cuba actual y denuncia la represión gubernamental.
“Arribé al Parque de la Fraternidad con tiempo para adosar el papel blanco al pulóver negro que llevaba puesto. A las nueve estaba frente al Apóstol [en el Parque Central de La Habana]. Lo reverencié. Apareció un individuo –no se pierdan las fotos– que me conminó a que lo acompañara. Discutimos. De dónde saca la Seguridad que uno debe acompañar a un tipo que no se identifica ni da crédito al lugar al que pretende llevarte. En su auxilio vino un policía. No soy tan burro como para resistirme a la invitación de dos personas, hay varios restaurantes cerca”, contó el intelectual. “Lo del almuerzo quedó descartado cuando divisé el carro patrullero. […] se sumaron otros miembros del DSE. Uno ordenó al policía 40305 me colocara las esposas, es lo que se hace cuando el detenido es peligroso. Me las puso atrás, para que viajara el corto trayecto hacia la Unidad de Zulueta, junto a él y a 40135, de la manera más incómoda”.
“Me liberaron a las 12:48 p.m. Podían llegar más personas a interesarse por el tarambana ese. Casi al unísono, la Seguridad del Estado hacía otro tanto con mi amiga en la Atenas de Cuba”, recapituló hacia el final de su post. “Una jornada más en que se fueron en blanco, más en blanco que los papeles que portábamos Alina [Bárbara López] y yo sobre el alma nuestra y de la nación”.
Desde entonces, figuras relevantes del humor cubano se han solidarizado directamente con Fernández Era, a través de mensajes privados o públicos en redes sociales. Entre ellos, el primer actor Luis Alberto García, el cantautor Pedro Luis Ferrer, así como los populares comediantes Otto Ortiz, Nelson Gudín, Jorge Díaz, Jorge Bacallao y Osvaldo Doimeadiós.
Justamente, gran actor y comediante Doimeadiós, Premio Nacional del Humor, lo consideró “uno de los mejores escritores humorísticos de nuestro país y uno de los mayores cultores de la sátira”. Y sostuvo: “La sátira –por su propia naturaleza– tiene esa mezcla explosiva entre ironía y mordacidad, que Martí definió sabiamente como látigo con cascabeles. Por supuesto, a los aludidos nunca gusta, pero es así la sátira: una hija legítima del humor, le hace bien a la sociedad su ejercicio. […] La sociedad y sus representantes tienen el deber de rendir cuentas y no solo de escuchar, sino de buscar definitivamente soluciones a tantos problemas acumulados”.
“Aunque el ejercicio de tu talento para el humor más mordaz te ha puesto en los últimos tiempos en una serie de injustas e incómodas situaciones, te las has ingeniado para convertirlas de nuevo en humor, en una suerte de ciclo natural. Cuando topan contigo, la ineficiencia y la intolerancia devienen combustible de alto octanaje para las carcajadas de tus lectores. Me he divertido e indignado a partes iguales con las crónicas de tus detenciones”, escribió, a su vez mordaz e indignado, Jorge Bacallao, quien no dudó en reconocerse admirador de la “entereza” de Era Fernández. “Quisiera agregar que las medidas que te han impuesto, entre otras cosas, no son consecuentes con la política de ahorro que deberíamos estar siguiendo como país. Si ya tienes reclusión domiciliaria, no puedes llegar al aeropuerto, por lo tanto la prohibición de salida del país está de más. Teniendo en cuenta la alta demanda que están teniendo esas medidas actualmente, creo que las autoridades deberían reservar en este caso la regulación para aplicarla injustamente a otro compañero que tampoco la merezca”.
Por su parte, reflexionaba muy seriamente Nelson Gudín, dirigiéndose al colega recluido: “Nos hemos vuelto muy raros, como rara es tu manera de hacernos reír. Yo contigo no siempre me río, muchas veces me quedo ahí, detenido en alguna frase, tratando de ir más allá, más al fondo. Siempre he visto tu exquisita ironía como una coraza para protegerte, para protegernos a todos, incluso, a los que te pretenden encadenar. Me duele el Aquelarre este año, mi querido Era. Me duele, porque con el hermano preso o enfermo, no se hacen fiestas. Qué nos perdone Dios”.
“Jorge Fernández Era, el humor corre por tus venas, y el gran sentido común de tus ideas, forma parte de tu naturaleza humana”, escribió entonces Jorge Díaz en su página de Facebook. “Lo que más admiro en una persona es la honestidad de sus principios y su actitud de defender lo que cree correcto, tratar de maniatar tu intelecto creo será imposible. Créeme que tienes mi apoyo como colega y cubano”.
Pedro Luis Ferrer, una voz infaltable y a la vez un marginado de la trova cubana del último medio siglo, no se caracteriza por ahorrarse críticas al régimen cubano. “En varias ocasiones he reprochado al gobierno isleño el vicio de querer resolverlo todo con policías y prisiones”, manifestó esta vez el trovador. “La economía de un país se resuelve con economistas, no con policías; tampoco son tareas de militares la creación artística y la percepción estética de la sociedad. Además, así no se alimenta el respeto necesario por las instituciones policíacas, cuya función debería ser completamente otra. Ni siquiera la política misma puede resolverse con rejas y mazmorras, sin afrontar el peligro de agravar cada conflicto”.
“¿Acaso vamos a desterrar de nuestro humor nacional la sátira y la caricatura; o publicaremos la lista de funcionarios, instituciones y conductas «insatirizables»?”, se preguntó más adelante Ferrer, quien enseguida redondeó su denuncia: “El problema en verdad surge cuando, desde el miedo a la crítica, el deseo de impunidad, la soberbia al responder, la parcialidad ideológica de las decisiones que interpretan la ley, y el desconocimiento de la esencia artística en cuestión, se pretende intervenir con represión y cárcel en el acontecer estético y artístico del país. Ese es el verdadero problema. Ese, sin descontar el cúmulo de disposiciones que nacen sin tener en cuenta la opinión plural y diversa del pueblo y su inteligencia. Sí, porque, en última instancia, todo responde a un centro gravitacional ideológico excluyente que anega el acontecer nacional –pero ese es otro tema delicado”.
Este martes 4 de julio, Amnistía Internacional, organización no gubernamental en favor de los derechos humanos, condenó también el “acoso y detención domiciliaria” que sufre Jorge Fernández Era. Así lo expresó en Twitter su directora para las Américas, Erika Guevara Rosas, en cuya opinión el escritor y humorista cubano no ha hecho con su sátira otra cosa que reflejar “la realidad cubana”.
“El gobierno de @DiazCanelB [Miguel Díaz-Canel Bermúdez] sigue castigando el disenso y la crítica bajo su política sistemática de represión”, afirmó la ejecutiva y abogada de derechos humanos.
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