Josely Vianna Baptista (FOTO Francisco Faria)

Cada vez que regreso a la poesía de Josely Vianna Baptista (Curitiba,1957) a traducir, o tan solo a disfrutar de una de las formas más singulares que conozco de asumir la lírica contemporánea confirmo que resulta posible la opción de alucinar a plenitud a partir del rostro de una escritura cuya principal virtud parece relacionarse con la capacidad de transgredir; un proceso que ocurre desde sumergirse en la visualidad hasta entroncar con las mañas seductoras del neobarroco; y a la vez imantada por los nutrientes de las lenguas originarias (como dialectos de los guaraní), y el parentesco del portugués con el español. Me atrevería a decir que Vianna posee un oído bien afinado hacia ese portunhol siempre convaleciente que engrandeció la obra de un autor como, el también paranaense, Wilson Bueno.

En esa parte de su devoción llega a traducir el espíritu guaraní, donde alma y palabra son inseparables; esta máxima se corporiza en toda su escritura, regalándonos piezas de impactante trasparencia, capaz de filtrar sus imágenes en nuestra memoria como invaluable regalo del ejercicio poético; así se nutre de lo que aflora de la lengua ajena, que poco a poco va haciendo suya. Como traductora de literatura hispanoamericana ha llevado al portugués obras de Roa Bastos, Lezama Lima, Onetti, Arguedas, Cortázar, Cabrera Infante y Borges.

Desde 1992 se desenvuelve junto a Francisco Faría en un trabajo que asocia la poesía con las artes visuales, a través de diversas exposiciones en Brasil y en el exterior. En 2016 lanzó el sitio multimedia Na Tela Rútila das Pálpebras. Entre sus principales libros publicados se encuentran: AR, Corpografia, Outro, Os poros floridos, A Concha das Mil Coisas Maravilhosas do Velho Caramujo, Terra sem Mal: com rolanças e mergulhos pelos divinos roteiros secretos dos índios Guarani, Sol sobre nuvens y Roça barroca.


Huerta barroca

Las almas son visibles en forma de sombras.
De la religión guaraní, vía Schaden

vio el primer sol
después del invierno
desenvolver, hoja
por hoja, los retoños

en cada grieta
y grumo
del terreno
fue descubriendo
brotes
y vástagos,
ocelos verdes
y otras
imitaciones

en el vivero
repleto de humedad
y moho,
sobre los surcos
llenos
de rebrotes
–en cada hoyo
un eco de silencio,
la propia sombra
un paroxismo
de violetas (morados)

Refracta

para Vera e Milton, mis padres

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el secreto
del
abrazo
está
en la
gracia
de
quien
hace
el
agrado
_____

agua
recortando
el
nado
de
un
pez
sin
dejar
rastro

Restis

Un viento anima los paños y las cortinas oscilan,
fundas de hilo (sueño) áspero quebradizo; el sol pasea
la casa (el rostro adormecido) y en veladura la luz
va dibujando las cosas: trenzas blancas en el espejo,
relojes sucios, cascaras pudriendo en sus reversos
curvos, vidrios a ras de suelo reverberando, bendiciones.
Filamentos dorados unen lo alto y lo bajo

–horizonte invisible, abrazo en lecho destinado:
Velo de otros cuerpos en la memoria amorosa.

I N F I N I T S

vía Nietzsche

entre abedules enanos, nadas y
madrugadas, beats, hadas, fug
as, arias, entre helados pétal
os de nieve, leves cristales lim
piando nichts de humo, entre p
icos y abismos, abedules y nad
as, allá, donde el aire falta: allí su
conversación limada, puliendo todo y
un eso: en el crepúsculo de los íd
olos , divinos idos (vagabundo
entre verdades y mentiras ) en
busca de la flor que brota, ra
ra, en la roca, entre neins y pis
tilos, aurora, piedra astillada:
en la alta Engadina valquirias
cabalgan lunas que aún aúlla
n para lous, y el visionario, en
el umbral, pariendo centauros

los poros floridos[1]

gotas de sangre
en flores, espesura
del cuerpo que muere y
renace en el lecho de
niebla, en nube,
en soplo, en nebulosa
de flores, en divina neblina
de limbos y corolas
en la respiración de un dios,
en el aire de una palabra
entre la palabra-alma,
entre la palma de las manos,
y en los nuevos brotes,
en el goce de tu risa
en cuerpo de lenguaje.

Rito de esporas en el aire vacío
violetas marchitas recubren los labios,
los labios abren otros paisajes
(la muerte ahora metamorfosis),
rojos, tintos, lirios retintos.


Nota del traductor:

[1] Fragmento del poema que da título al libro de poesía y arte visual Los poros floridos en coautoría con el artista Francisco Faría, publicado en 2002 por Aldus en México.

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