Chabeli Farro (La Habana, 2000) me escribe desde Holguín, ciudad en la que reside hace más de dos años. Responde por WhatsApp algunas preguntas que le envié motivado por varias ilustraciones que vi en la primera salida, en septiembre de 2021, de El Aquelarre, “un zine de ilustradoras cubanas”. Ella, junto a otra veintena de ilustradoras, llevan adelante este proyecto que pretende solventar una carencia entre las publicaciones digitales en Cuba. “No hay ilustradora cubana que no sea bienvenida en El Aquelarre”, dicen.
Chabeli se presentó así: “Me gusta dibujar mujeres y bichos con colores a veces demasiado primarios. Me inspira la naturaleza, los trajes extravagantes y básicamente cualquier cosa audiovisual”.
Desde entonces persigo esos “bichos” multicolores.
Edgar Ariel

Chabeli, ¿cuándo decidiste ser ilustradora?
Cuando era niña, solía decir que de mayor sería artista, diseñadora de modas o espía. Mis hobbies en esa época giraban, en su mayoría, en torno a esas cosas. De manera consciente lo decidí cuando cursaba el primer año de la carrera de Informática en la CUJAE [Universidad Tecnológica de La Habana José Antonio Echeverría]. Me di cuenta de que, definitivamente, ser ilustradora era lo que quería para mi vida.
Tengo entendido que no tienes formación académica relacionada con la ilustración o el diseño gráfico. ¿Es así?
Sí. Por suerte o por desgracia nunca tuve formación previa de nada relacionado a la ilustración o el diseño. Intenté entrar al ISDi [Instituto Superior de Diseño] cuando finalicé el preuniversitario, pero no me otorgaron ninguna de las dos carreras que allí se estudian [Diseño industrial o Diseño de comunicación visual]. Además, siento que, de niña y adolescente, e incluso después, a pesar de haber buscado bastante, nunca encontré opciones que me ayudaran a comenzar mi formación, dígase talleres o cursos cortos relacionados al diseño gráfico o a la ilustración.
¿El hecho de no haber estudiado en el ISDi te ha dificultado algunas cosas?
Nunca sabré cómo sería mi trabajo si me hubiesen otorgado la carrera, pero sí sé que he tenido dificultades llevando un camino autodidacta. El hecho de no estar en un entorno lleno de gente que se dedica a lo mismo que uno quiere dedicarse es algo que puede retrasar el proceso de aprendizaje, como mismo no tener una “guía” que nos oriente.

Al mismo tiempo, ¿qué beneficios trae seguir un camino de estudios personales?
Ser mi propia “guía” durante el aprendizaje es para mí algo que también trae consecuencias positivas. Puedes descubrir tu propio ritmo y la forma en la que mejor aprendes. Creo que todos tenemos distintas formas de aprender y que muchas veces en los centros académicos no consideran todas esas formas y se termina dificultando el proceso de aprendizaje.
Tus ilustraciones logran algo importante: son reconocibles. Entre muchas, yo pudiera saber qué ilustración es de Chabeli Farro. ¿Cómo pudieras describir tu estilo, por llamarle de alguna manera?
Creo que nunca podré describir mi estilo con tanta claridad como quisiera, porque entender lo que hago y por qué lo hago implicaría conocerme a la perfección.
Siento la necesidad de evolucionar y de experimentar, y eso se nota en el transcurso de mi trabajo en estos pocos años que llevo ilustrando. He pasado, de usar en mis dibujos contornos y colores primarios muy saturados, a prescindir de los contornos y trabajar en la búsqueda de una paleta más adaptable a cualquier cosa que necesite hacer. De ahí he pasado a conformar una paleta que me sirve para experimentar con los degradados que ahora siento que son imprescindibles en todo lo que hago. No sé cuánto cambie mi estilo de aquí a unos años, si cambien los colores o la visualidad, pero sí espero que dentro de todos esos cambios siga haciendo cosas que me distingan.

¿Cuáles son los antecedentes de tu manera de ilustrar? ¿De dónde procede esa apariencia tribalista? ¿De dónde esos colores tan agresivos?
La primera ilustradora que descubrí en Instagram cuando finalmente tuve acceso a Internet fue Malika Favre. Me encantó su trabajo, los colores y las formas que usa. Más que llevarme a intentar crear una visualidad similar, me hizo darme cuenta de lo que realmente quería explorar entre tantos otros estilos que me atraían.
Además, tengo la percepción de que todo lo que hago actualmente está de una manera u otra conectado a mi infancia, a los colores que me rodeaban, a los libros que leía, a todo lo que consumía, a mis experiencias negativas y positivas.
También recurro a temáticas que me atraen, como la fantasía y lo místico, la naturaleza, lo introspectivo e imaginativo, los mundos y universos internos que nos creamos, el folklore y las leyendas. También me gusta mucho lo grotesco y lo macabro y cómo pueden ser representados de una forma bella y horrible a la vez.
Me gusta, además, que cualquiera pueda encontrar algo que lo conecte a mi ilustración. No me gusta encasillar a mis personajes en un color de piel determinado, por ejemplo. Por eso muchas veces mis personajes tienen colores en la piel que pueden parecer extraños, o tener características andróginas, aunque la mayoría sean percibidos como mujeres.

Muchas de tus ilustraciones poseen una carga mística, de leyenda. ¿Te sientes cómoda recreando historias y personajes antiguos?
Más que personajes e historias antiguos, me gusta crear personajes imaginarios, que pueden nutrirse o no de algo real que conozca, consciente o inconscientemente. Me gustaría que cuando alguien vea mis ilustraciones sepa que el mundo que estoy mostrando no es real, pero sí accesible. Al menos eso es lo que me gustaría que la gente percibera al ver mi trabajo.
Por otra parte, tus ilustraciones aspiran a insertarse en un imaginario gráfico contemporáneo, incluso desde su puesta en circulación. Un ejemplo de esto es tu inserción en el universo NFT. ¿Qué beneficios pudieran traer los NFTs a lxs jóvenes ilustradorxs?
El hecho de contar con una vía más de lograr monetizar nuestro trabajo ya es un avance. En especial, para los que nos dedicamos al arte digital, y más para quienes vivimos en Cuba, que solemos contar con restricciones terribles para poder cobrar nuestro trabajo o acceder a plataformas que nos faciliten encontrar colaboraciones internacionales. Además de que nos ofrece cierta independencia en cuanto a lo que queremos hacer profesionalmente.

Junto a otra veintena de ilustradoras cubanas llevan a cabo una empresa creativa llamada El Aquelarre. Has dicho: “[Con este proyecto] he podido sentir que realmente estoy haciendo una contribución al panorama de la ilustración en Cuba”. Quisieras que explicaras en qué radica esta contribución.
Como mencioné antes, el hecho de no estar inmersa en un entorno lleno de gente que se dedica a lo mismo puede dificultarte muchas cosas. Cuando comencé a enfocarme en la ilustración me encontré “sola y perdida” porque no conocía absolutamente a nadie que se dedicara a ello. Quise insertarme un poco en el ámbito que descubrí a través de redes sociales y, si bien encontré muchas personas geniales que estaban dispuestas a responder mis preguntas, encontré también muchas puertas cerradas.
El hecho crear una comunidad enfocada en las mujeres ilustradoras a través de El Aquelarre, puede hacer que muchas mujeres que comiencen como yo en la ilustración encuentren un espacio seguro y amigable en el que puedan intercambiar sinceramente con otras colegas, sin importar la experiencia ni los años de trabajo.
Otra cosa que queremos potenciar en El Aquelarre es lograr una mayor cohesión entre ilustradoras de todas las provincias del país. Viviendo en Holguín y habiendo vivido en La Habana me doy cuenta, como ilustradora, de las diferencias entre las facilidades que podemos tener en una provincia u otra, y esa diferencia es algo que nos gustaría ayudar a disminuir en un futuro.
También nos interesa educar tanto a personas que se quieran dedicar a la ilustración como a las que no sobre el proceso de ser ilustrador, sobre los conocimientos complementarios que debemos obtener para poder sacar adelante nuestros trabajos.

2021 fue un año donde pudiste crear mucho. ¿Cómo valoras tu evolución?
Me siento contenta con mi progreso este año porque no sólo he logrado experimentar con cosas que tenía pendientes, sino que me siento satisfecha con los resultados de esas experimentaciones. También me siento ahora más preparada profesionalmente de lo que me sentía hace un año. He logrado definir mejor muchas cosas sobre mi forma de trabajar. El 2021 fue un punto de inflexión.
¿Hacia dónde crees que apunta el mapa de la ilustración en Cuba?
Creo que nuestra reciente posibilidad de acceder a Internet y a las redes sociales ha marcado un antes y un después en el panorama de la ilustración en Cuba. Este último año he notado cómo cada vez más hay personas que quieren dedicarse a la ilustración y que ahora tienen la oportunidad de recibir retroalimentación sobre lo que hacen. También creo que poco a poco ha adquirido mayor importancia el papel de la ilustración en eventos y negocios privados que tienen presencia online, y esto es tremendamente positivo porque se le está dando una mayor importancia a la visualidad, al diseño y a las artes como formas de comunicación.
Algo negativo de las redes sociales es la tendencia cada vez mayor de muchas personas a apropiarse de las creaciones de otros artistas e ilustradores e intentar lucrar o llevarse el crédito por ellas. Esto es algo que sé que pasa en todas partes del mundo y es uno de los riesgos de subir tus trabajos a Internet, pero no por eso este tema se debe dejar de lado, sino que es importante educar sobre esto a la gente que se dedica o no a la ilustración. Muchas personas que recurren a este tipo de faltas ni siquiera son conscientes de que lo que están haciendo está mal y puede resultar perjudicial tanto para el creador original como para el que plagia, roba o copia.

Dentro de ese mapa, ¿qué ilustradorxs te llaman la atención?
Creo que soy fácil de complacer y me encanta profundamente el trabajo de muchas personas, algunas son Chelsy Escalona, Gabriela Chang, Miguel Monkc, Duchy Man, Álvaro Suazo, Fataprofana y Silvia Berrecil.
¿En qué proyectos te encuentras trabajando?
Ahora estoy bastante enfocada en mi labor en El Aquelarre y en una próxima colección de NFTs todavía en desarrollo. Tengo, además, algunos trabajos pendientes para este año que me emocionan bastante, entre otros, dos proyectos editoriales para los que voy a ilustrar, una posible exposición colectiva junto a El Aquelarre, y un nuevo proyecto de NFTs en colaboración.
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