Entrevista con Luis Alberto Mariño, al frente del stand disidente cubano en la Feria del Libro de Buenos Aires

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Stand Patria y Vida. TWITTER / CULTURA DEMOCRÁTICA.
Stand Patria y Vida. TWITTER / CULTURA DEMOCRÁTICA.

La Habana fue la ciudad invitada de honor este año en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, donde participaron más de mil expositores de cuarenta países. Así llegó a la capital argentina una delegación oficial en representación de la cultura cubana, integrada, entre otros, por el ministro de Cultura Alpidio Alonso y el presidente de la Casa de las Américas, Abel Prieto, así como el dramaturgo Antonio Rodríguez; los poetas Víctor Casaus y Nancy Morejón; Basilia Papastamatíu, escritora argentina radicada en Cuba; el comisario cultural Enrique Ubieta, y Tatiana Veira Hernández, vicepresidenta de la Asamblea del Poder Popular de La Habana. El discurso de Tatiana Veira, en la inauguración de la feria, catalogó la literatura mostrada en el stand oficial como la única “legítima”. Sin embargo, ese mismo espacio no incluyó a autores imprescindibles para los lectores cubanos y latinoamericanos como Reinaldo Arenas, por sólo mencionar un ejemplo irrefutable. Esta ausencia fue denunciada minutos después, en esa misma inauguración, por el escritor argentino Guillermo Saccomano, quien pidió un aplauso, frente a la delegación oficialista cubana, para dos autores censurados y demonizados por las autoridades culturales de la isla. Los escritores mencionados fueron el propio Arenas y Guillermo Cabrera Infante.

Por primera vez, en este tenso escenario, logró abrirse paso un stand independiente en representación de la literatura cubana creada más allá de la censura oficial, llamado “Patria y Vida”. Su nombre rinde homenaje al tema musical que ha acompañado a la oposición política en la isla durante el último tiempo; ganador además de los premios a Mejor Canción del Año y Mejor Canción Urbana en los Latin Grammy 2021.

Esta representación mostró algunos ejemplares en físico y un catálogo online para consultar las editoriales y plataformas donde pueden conseguirse esos libros. Los escasos metros cuadrados ocupados por el expositor disidente contrastó con las pompas del invitado oficial; sin embargo, esto no impidió la generación de un grupo de acciones en favor de la libertad artística en el continente. El espacio fue administrado por las ONGs Fundación Federalismo y Libertad, de San Miguel de Tucumán, y la asociación civil Cultura Democrática, de la Ciudad de Buenos Aires. Allí se pudieron ver libros de editoriales independientes cubanas como Ánima, Rialta, Ilíada, Deslinde, Boca de Lobo, La Maleza, OnCrítika o el Programa Cuba de la Universidad Sergio Arboleda, en Colombia.

A propósito de la presencia de Cuba en la feria bonaerense, dialogamos con Luis Alberto Mariño, violinista y opositor cubano asentado en Buenos Aires desde hace unos años, quien estuvo al frente del stand “Patria y Vida”.

¿Qué pasó de nuevo en las últimas semanas de feria?

Ha pasado mucho en muy poco tiempo, ha sido todo muy intenso y seguramente me olvidaré ahora mismo de detalles importantes. Para que tengan una idea, en el segundo domingo de la feria, solamente ese día, nos visitaron cuatro políticos argentinos de los más importantes y renombrados en estos últimos años. Vinieron a conocer nuestro stand los diputados nacionales Fernando Iglesias, Ricardo López Murphy y Waldo Wolf. Tres referentes que admiro y sigo desde su impronta de defensa de la democracia y la república. Además, Waldo Wolf presenció, junto al público, el homenaje que hice a Reinaldo Arenas.

Un rato después todavía con el violín en la mano vibrando llegó Patricia Bullrich, importante referente de la política y de la gestión pública, una de las posibles candidatas a la presidencia de la Argentina. Se acercó con mucho esfuerzo dado que el público general de la feria constantemente la detenía para hacerse fotos con ella y darle mensajes de apoyo. Finalmente llegó para conocer el stand y nos dejó mensajes de apoyo y solidaridad.

Posteriormente, realizamos un conversatorio con Andrés Monteagudo y Esteban Bertola, creadores y gestores de Editores Argentinos, que nos donó una amplia colección de libros de Reinaldo Arenas y dos importantes libros de Juan Abreu. Todo esto fue sólo durante el domingo 8 de mayo.

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Antes y después hemos tenido, igualmente, mucho trabajo. Desde la Asociación Civil Cultura Democrática y la Fundación Federalismo y Libertad hemos desarrollado una agenda de visitas y presentaciones de libros, intercambios con autores o referentes de la política, el periodismo, académicos y artistas que nos han honrado con mensajes de estímulo y solidaridad.

¿Tuvieron algún diálogo con las autoridades invitadas de Cuba?

No. Primeramente, porque no quise hacer ningún gesto que ellos hubieran podido interpretar como provocación. Las autoridades culturales cubanas siempre intentan generar un clima de conflicto y de violencia, muy alejado de cualquier tipo de diplomacia. No tienen argumentos para explicar por qué hay tanta censura hoy en Cuba, por qué son parte de una maquinaria represiva, y convalidan toda la represión histórica, y la actual. De manera que siempre tratan de impedir que existan otros testimonios, y cuando no pueden impedirlo, tratan entonces de criminalizar al otro y de ponerse en la pose falsa de víctimas. Yo desde un principio evité conocer incluso el stand de la dictadura; sólo lo vi una vez de casualidad cuando me dirigía a hacer un programa de radio y pasé de largo sin siquiera mirar.

Tampoco busco tener ningún diálogo con ellos porque, primeramente, esos que vienen en pose de ministros y representantes no tienen ningún poder legítimo. Además, tampoco tienen ninguna influencia dentro de la estructura del poder del régimen cubano. Son simples figuras de cartón completamente intercambiables, porque están ahí bajo órdenes de la Seguridad del Estado cubano, y en tanto ellos les sean funcionales al gobierno, ellos son también un símbolo de sometimiento y no tienen la posibilidad de generar nada que sea realmente autónomo. Solamente hay que leer el intercambio reciente del grupo 27N con los funcionarios para darse cuenta de que las autoridades están aterradas ante cualquier crítica, cuestionamiento o intento de reforma. Además, en el acto oficial, los invitados oficiales a la feria incitaron a que nos agredieran; cito explícitamente del discurso de Tatiana Viera, vicepresidenta de la Asamblea del Poder Popular de la Habana:

Quienes están hoy en el stand de La Habana (Cuidad Invitada de Honor) y quienes los recibirán en las diferentes salas de Presentación y Eventos de la Feria, dentro de este recinto y en otros escenarios de Buenos Aires, viajaron a pesar de todo con los limitados recursos que les aportó el pueblo de Cuba. Son ellos sus legítimos representantes, no los financia ningún gobierno extranjero, ni usan su indudable libertad creadora para pedir la destrucción de su patria, ni de sus familias.

En ellos se reflejan, únicas e irrepetibles, Cuba y La Habana. Todo lo demás que se diga es ofensa, odio, mercenarismo y apostasía, y conocemos muy bien al pueblo argentino, como para saber que no permitirá que ello ocurra.

Está muy claro que para el oficialismo ese gran saco de “todo lo demás” no debería existir. Pero lo más peligroso no sólo es esa ya manida táctica de convertir en “mercenarios” a cualquiera que se diferencia de ellos, ese lenguaje militar y de confrontación es costumbre dolorosa. Lo que quiero destacar es el llamamiento final que hace al “pueblo argentino” incitando a la violencia y la censura institucional. ¿Qué quiere decir Tatiana con esa peligrosa frase: “el pueblo argentino […] no permitirá que ello ocurra”? Es una clara incitación a la violencia, a la censura y al fanatismo. En esta ocasión deben sentirse defraudados porque las pequeñas y lamentables escenas de repudio contra nuestro stand disidente fueron de algunos pobres diablos que a veces se acercaban, gritaban un par de eslóganes típicos, o uno que me gritó personalmente delante de varias personas que visitaban el stand, y al cual le dije que si volvía lo acusaría. Creo que no volvió más. En su mayoría el pueblo argentino ya no les cree ni sigue en estas barbaridades.

¿Qué destacarías de toda la experiencia, cuáles son las mayores satisfacciones que te llevas, pese a los tragos amargos?

La mayor satisfacción es comprobar cuánto se genera, cuánto se va creando a partir de que uno logra, en un espacio físico, reunir parte de la cultura cubana que ha sido pisoteada, censurada y que ha sido creada en medio de tanta brutalidad, y también la que se ha creado desde el exilio en la dispersión y el destierro. Ver una pequeña muestra de lo que será nuestra Cuba futura, llena de toda esta cultura, fue para mí un motivo de esperanza. Dar reconocimiento a autores como Reinaldo Arenas, Huber Matos, y también a creadores hoy vivos que resisten aún en Cuba, como Rafael Vilches y Rafael Almanza, o en el exilio, como Enrique del Risco, Orlando Luis Pardo Lazo y Abel Sierra Madero; solamente menciono algunos para recordar la fortaleza, diversidad y creatividad de nuestra cultura viva y pujante.

Por otro lado, debo destacar la solidaridad que se ha generado hacia nosotros. Esto no sólo es importante para toda la diáspora cubana, sino principalmente para aquellos más de mil ciudadanos que están ahora mismo presos en Cuba, por motivos políticos, y para sus familias. La solidaridad genera presión, y a pesar de que el régimen cubano siempre se hace el fuerte, todo esto lo debilita y le resta espacio de posicionamiento, porque insisto en que hay que conquistar más porciones de ese terreno falsamente neutro donde la dictadura campea triunfante y soberbia. El silencio y la falsa neutralidad son recursos que el régimen administra muy bien para seguir destruyendo la posibilidad de la libertad. Lograr que muchos referentes de la política y la cultura nos apoyen es fundamental no sólo para nosotros sino también para estos países siempre asediados por el pragmatismo y la propaganda del régimen totalitario cubano.

¿Es la primera vez que Cuba tiene un stand independiente en la feria?

Estamos casi seguros de que sí, de que es la primera vez. En otras ferias del libro ha habido un stand donde han tenido espacio libros de autores cubanos o sobre Cuba, como los realizados por CADAL. Pero nunca la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires había acogido una exposición de diversas editoriales independientes cubanas y autores.

¿Cómo fue el conversatorio con Marcial Gala? Marcial reside en Argentina desde hace unos años y ha sido publicado en ese país, pero ganó el Carpentier de novela en Cuba en 2012, un premio muy prestigioso en la isla. ¿Sabes si fue invitado a algún evento del stand oficialista?

El conversatorio con Marcial y su esposa, Ana Eichenbronner, fue muy ameno. No sólo intercambiamos sobre dos de sus obras, las novelas Rocanrol y Llámame Casandra, sino que el diálogo se extendió para hablar de cultura cubana, mencionar autores y también para hablar de la dolorosa realidad actual, de los presos políticos menores de edad, de las familias de esos adolescentes, y de la solidaridad transversal que debe seguir creciendo entre todos los cubanos para evitar todo este abuso y terror. No sé si Marcial fue invitado al stand oficial, pero supongo que no, dado que Marcial lleva tiempo defendiendo a sus amigos escritores censurados, y supongo los comisarios de la censura cubana lleven nota de esto. Igualmente, repito, no sé si intentaron invitar o invitaron a Marcial al stand oficial.

¿En qué consistió el homenaje a Reinaldo Arenas?

Hace dos años, cuando salió la infame noticia del decreto #35, que sirve para seguir limitando la libertad de expresión en Cuba, compuse un tema para violín solo y lo compartí en su momento como testimonio de la situación en Cuba. Ahora, en medio de todo esto, quise retocarlo y componer once variaciones y una coda. En medio de este proceso ya tenía en mis manos varios de los libros de Reinaldo Arenas donados por la editorial Editores Argentinos, y mientras leía muchos de sus ensayos pensé que sería muy propicio organizar un breve performance sonoro y visual en homenaje a Reinaldo y a todos los que han dado testimonio de la libertad en Cuba.

Por eso no sólo preparé las piezas, sino que invité al creador audiovisual Alain Rafael Dueñas, que hizo un material audiovisual que fue proyectado a mis espaldas. El audiovisual de Dueñas iba acompañando las intervenciones sonoras. Consistió en escenas históricas y actuales de represión. Y las variaciones se titularon: Cuba será libre, yo ya lo soy. Tienen sus particularidades conceptuales, por eso escribí un artículo para que el público presente se llevara en una postal no sólo una breve presentación de las piezas musicales, sino el link del artículo completo; de manera que pudieran, después, con calma, entender las diversas capas de esta breve acción (las piezas en su totalidad duran muy poco y tienen intervalos prolongados de silencio; en total todo el performance dura apenas poco más de siete minutos).

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