Perséfone Teatro ensaya ‘Ricardo II’: “Shakespeare es un sueño, una obsesión”

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Proceso de montaje de ‘Ricardo II’, por Perséfone Teatro. FACEBOOK/PERSÉFONE TEATRO
Proceso de montaje de ‘Ricardo II’, por Perséfone Teatro. FACEBOOK/PERSÉFONE TEATRO.

“Haremos un Shakespeare tan cubano, tan contemporáneo, tan irreverente y tan libre que hará temblar las murallas de las doctrinas y nos hará estallar a todos en un regocijo infinito de verdadera pasión por el teatro, un arte que no conoce de censuras ni el dogmatismo, sólo conoce de libertades”. Esto asegura la nota que acompaña el crowdfunding para apoyar la producción de Ricardo II, de William Shakespeare, el próximo estreno de Perséfone Teatro.

Es la primera vez que se estrena en Cuba el drama histórico Ricardo II. Bajo esta expectación, a través de la plataforma Verkami, Adonis Milán (director del grupo), junto a un grupo de creadores, solicitan la recaudación de tres mil euros: “Ayude a este grupo de teatristas a resistir desde la libertad que ofrece el espacio de la cultura independiente. Ponga su granito de arena. Su aportación, por más pequeña que sea, será un paso más para la consolidación de esta puesta en escena”.

Perséfone Teatro se fundó en 2015 como un “acto de resistencia y fe dentro de la sociedad cubana”. Después de un lustro, persiste en la construcción de una escena (independiente) que transgrede los estancos sociales, políticos y culturales. Con la intención de acercarnos a su nuevo proceso de creación, conversamos con Adonis Milán.

Edgar Ariel

Adonis, ¿pudieras explicar un poco más esa idea de que harán un “Shakespeare tan cubano, tan contemporáneo, tan irreverente y tan libre”?

Nuestro compromiso está siempre en crear la brecha cultural. Eso hará temblar las murallas del dogmatismo, el estatismo social, político e ideológico de Cuba. Shakespeare es magia, transgresión, disidencia en su máximo esplendor. Shakespeare es la conexión con lo que somos.

Ricardo II era un rey despiadado, ególatra, que tomó decisiones erradas. Su poder es usurpado por otro rey que cree que está haciendo lo mejor por el país, pero termina siendo víctima de ese poder. Hay algo en esa corona, en ese trono maldito, que cada monarca que se sienta en él lo que hace es oprimir más al oprimido, al pueblo.

En Ricardo II todo el mundo tiene una gran carga y una gran fuerza. Desde la Duquesa de York, que es una manipuladora grandísima, hasta el mismo Enrique IV. Todos tienen esa máscara deforme que refleja a los seres humanos.

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Como sentenció Artaud alguna vez, yo creo que el teatro es un purificador y muestra las esencias podridas del hombre. Sólo puede haber purificación extrema si pasamos por la pudrición extrema. No podemos ser puros si no nos podrimos antes.

Proceso de montaje de ‘Ricardo II’, por Perséfone Teatro. FACEBOOK/PERSÉFONE TEATRO
Proceso de montaje de ‘Ricardo II’, por Perséfone Teatro. FACEBOOK/PERSÉFONE TEATRO.

¿Por qué escogiste esta obra del repertorio shakespereano?

Lo primero es que si amamos el teatro amamos a Shakespeare. Shakespeare es teatro. Escogí Ricardo II por el sentido de contemporaneidad que tiene. Es una obra que habla de pugnas, de poder, de guerras de poder, de guerras de egos.

Casi todos los personajes de la obra son altos gobernantes, altos jerarcas del Estado, excepto uno, que pertenece al pueblo. Esos personajes todo el tiempo están tomando decisiones arbitrarias, contrarias al pueblo, sin importarle lo que este piense. Hay un personaje que toma decisiones, supuestamente, a favor del pueblo y, sencillamente, los utiliza.

Los signos de analogía con la realidad cubana, de Latinoamérica y de todo el mundo son significativos. La obra habla de un golpe de Estado de un rey a otro. Habla de un cambio de gobierno.

Siempre ha sido un sueño para ti hacer Shakespeare, ¿verdad?

Shakespeare no ha sido solamente un sueño, sino una obsesión, una utopía para mí. Perséfone Teatro siempre ha estado de alguna manera comunicado con el teatro shakespereano. Lo primero que hice fue un performance en la calle, una especie de mascarada, donde utilizamos textos de Macbeth.

El espectáculo El árbol de los gatos (2016) lo dediqué a los cuatrocientos años de su muerte. A su vez, Máquina Hamlet (2017), una recontextualización de Heiner Müller, me trajo la censura de las instituciones culturales.

Shakespeare ha sido una meta, una estrella hacia la que he ido navegado. Concretar una puesta de Shakespeare sería para mí lo más grande que podría hacer en estos momentos. Es algo tan grande que a veces no tengo palabras para describirlo. Por su pasión, por su reflejo exacto de la condición humana, Shakespeare es todo. Shakespeare es el teatro y el teatro para mí lo es todo.

Tengo entendido que el próximo estreno de Ricardo II no tiene antecedentes en Cuba. ¿Estoy en lo cierto?

Sí. Según he investigado, sí. No sé si se habrá hecho antes del triunfo de la Revolución en las pequeñas salitas que habían. Hasta donde investigué no se reconoce una puesta en escena anterior de Ricardo II. Así que sí, parece que es el estreno nacional de Ricardo II de William Shakespeare en Cuba.

Poder estrenar una obra de esta envergadura, de esta profundidad, de este estado contemporáneo en Cuba me pone muy contento. Los dramas históricos no se han hecho mucho por acá. Desempolvarlos es genial. Al hacerlo te das cuenta de que es algo tan vivo, tan real. Se encaja, se arroja a la realidad, irrumpe en ella desde un lenguaje tan universal, tan humano, que puede tener puntos de contacto súper claros con el presente cubano.

Si pensamos que este montaje se realiza desde el terreno del teatro independiente, las expectativas aumentan. Quisiera que me comentaras, a grandes rasgos, ¿cómo ha sido tu recorrido como creador independiente hasta llegar a Ricardo II?

Fundé Perséfone Teatro en 2015 y estuvimos trabajando con un grupo de aficionados. Perséfone Teatro ha estado durante muchos años haciendo investigaciones, espectáculos que no han visto la luz. En 2016 llevamos a escena El árbol de los gatos, un texto de Elaine Vilar Madruga. También hicimos varios unipersonales, entre ellos Máquina Hamlet, por el cual me botaron de la Asociación Hermanos Saíz. La obra, según ellos, no cumplía con los requisitos de un “revolucionario”.

Misery Rose (2020) fue un cabaret gay que me encantó hacer en un bar de La Habana Vieja, donde también actué. Es de las pocas veces que me he subido a actuar en Perséfone. Una cosa que disfruté mucho, porque eran tres historias de homosexuales contadas desde la marginalidad y presentadas por una especie de mujer trans que era como la mismísima muerte.

Perséfone Teatro ha trabajado en diferentes espacios: casas, calles, ruinas, bares. Ha trabajado para el espacio virtual arduamente, con figuras de la escena cubana tan importantes como el maestro Pancho García, que acaba de fallecer, Mario Guerra, Teresita Rúa.

Hemos creado desde diferentes frentes: en provincias, en galerías independientes como Espacio Aglutinador o INSTAR. Hemos hecho performances, work in progress

Perséfone Teatro siempre ha tratado de reinventar su creación de mil maneras hasta llegar a Ricardo II, que es algo mucho más sólido, sobre todo porque nos planteamos hacer esta obra tal cual, completa, con un elenco de actores, con escenografía, con vestuario…

Te puedo decir que va a ser difícil. Perséfone Teatro siempre ha trabajado en el agujero de la ciudad, en las ruinas de la ciudad. Aun así, nos hemos reinventado.

Estoy diciendo que en algún momento los actores han tenido que pagar de su bolsillo las escenografías, los vestuarios… Tengo un cuarto en mi casa que es un almacén de cosas que consigo, que compro, que me regalan: ropa vieja, utilería.

Queremos hacer Ricardo II bien, no desde la precariedad, sino desde la creatividad. Es complicado.

Proceso de montaje de ‘Ricardo II’, por Perséfone Teatro. FACEBOOK/PERSÉFONE TEATRO
Proceso de montaje de ‘Ricardo II’, por Perséfone Teatro. FACEBOOK/PERSÉFONE TEATRO.

¿En qué momento del proceso se encuentran?

Pienso que estamos en una etapa primaria. En una etapa de montaje de movimientos, de comprensión de los textos, de la psicología de los personajes… A veces paramos y hacemos trabajo de mesa porque lo que está montado hay que repensarlo y poner en crisis todo lo que hemos creado. Das un paso y cuando crees que estás seguro el castillo se te tambalea. Hay que reinventarse y repensar los cimientos de este castillo. Hay que ir a la génesis.

Es un trabajo que da la sensación de no acabar nunca, sobre todo porque no contamos con la logística necesaria para hacer una obra así. Esto es un riesgo enorme, pero es un sueño hermoso. Muchos actores se han aventurado a hacerla y eso tiene un valor humano y artístico muy fuertes.

Este proceso de creación tiene un valor de resistencia artística desde el espacio independiente en medio de tanta censura, de tanta crisis sanitaria, económica, social y de libertades en Cuba. Estamos, de pronto, apostando por hacer un Shakespeare más vivo que nunca; un Shakespeare tan contemporáneo que remueva un poco los cimientos de este castillo en ruinas que esta isla representa.

¿Cómo has decidido configurar desde el hoy esta obra?

La obra tiene puntos de conexión con la realidad bastante latentes. Ricardo II se está montando, ya vamos casi por el cuarto acto, de cinco. Es una obra bien grande. Vamos a tener alrededor de dieciséis actores interpretando diecinueve personajes. Personajes que se mueven por instintos de poder y supremacía. Hasta yo me he tenido que poner a actuar. Aparezco en una escena como Sir Esteban, un mensajero de la corte del rey Ricardo. Shakespeare escribía para un pueblo. He tratado de cortar lo menos posible.

En Shakespeare, ¿dónde radica lo contemporáneo?

Lo contemporáneo en Shakespeare está presente en todo: desde los conflictos familiares que aparecen en sus obras hasta los golpes de Estado. Tiene guerra, militarización. Tiene toques homoeróticos.

Me interesa mucho mostrar un teatro descarnado, sin máscaras, donde los actores vomiten la bilis, literalmente. Donde los actores se saquen el hígado y el corazón por las bocas. Donde los actores se enfrenten.

Para mí la puesta en escena de Ricardo II representa el poder en el mundo; representa lo que es el poder hoy en Cuba: una jaula de fieras que se despedazan por prevalecer, sin importarles absolutamente nada. Creo que no hay bondad. Está escondida. La bondad es frágil y es víctima de los instintos más mezquinos.

Aunque todos los personajes tienen algún rasgo de bondad siempre prevalece el instinto básico de asesinar, de dominar por encima de esa bondad. Eso de alguna manera me fascina porque es como mostrar las entrañas podridas de los gobiernos del mundo.

Adonis, ¿cómo valoras el panorama del teatro independiente en Cuba?

Decirte cómo valoro el panorama del teatro independiente en Cuba es muy difícil. Sobre todo, porque creo que el teatro independiente en Cuba es casi nulo. Recientemente estuve investigando. Víctor Varela con Teatro Obstáculo es un referente bastante grande. Fue el primer grupo de teatro independiente hasta que la institución lo acogió. Igual pasó con el proyecto Gigantería de teatro callejero.

Los proyectos independientes que han resistido los últimos años son de teatro joven, amateur, como Perséfone Teatro. Llevamos seis años. También está el proyecto de Lynn Cruz, Teatro Kairós, que se ha mantenido creando. Hacer teatro es muy difícil sin un respaldo económico. Primero que todo, el teatro requiere un espacio físico. He tenido que convertir mi casa en ese espacio muchas veces. No es el caso de Ricardo II, porque es una obra enorme que no cabe en mi casa.

También se necesita un grupo de actores. Y un salario para pagarle a esos actores.

Pienso que el teatro independiente está cogiendo una forma, una fuerza. Pero todavía falta un camino muy grande para consolidar un movimiento, para hablar del teatro independiente en Cuba.

Hay proyectos muy aislados. Me atrevería a decir que ahora mismo sólo se encuentran creando Perséfone Teatro y Teatro Kairós; no creo que exista mucho más.

Por la realidad que tenemos la gran mayoría de las personas no está dispuesta a hacer teatro independiente. No quieren pasar trabajo. Las personas necesitan un confort que es imposible tener en el teatro independiente. El teatro, en general, es muy mal pagado; imagínate, entonces, desde el espacio independiente en Cuba, que ni siquiera es legal. No es ilegal, pero tampoco es legal, está en un marco medio.

Proceso de montaje de ‘Ricardo II’, por Perséfone Teatro. FACEBOOK/PERSÉFONE TEATRO.
Proceso de montaje de ‘Ricardo II’, por Perséfone Teatro. FACEBOOK/PERSÉFONE TEATRO.

El montaje de Ricardo II por Perséfone Teatro no tiene precedentes en el paisaje escénico cubano. ¿Qué definirá tu versión?

Esperamos que las personas nos ayuden con el crowdfunding que lanzamos. Es muy importante que nos ayuden. Estamos recopilando tres mil euros para hacer posible este sueño.

Es un proceso de constante investigación. Es casi una escuela. Estoy haciendo y rehaciendo mi trabajo como director todo el tiempo. Es un proceso que me lleva a una investigación real. Me lleva a utilizar al teatro como lo que es: un enorme espejo de la realidad. Un espejo que no mira a los seres humanos por fuera, sino por dentro. Este reflejo de Ricardo II es monstruoso, pero también hermoso.

Estoy apostando por el trabajo con un elenco numeroso. Actores, entre otros, de la talla de Reynier Morales y Andrés Pérez, este último, un actor con una trayectoria impresionante que trabajó con Vicente Revuelta. Además, están Neisy Alpízar y Daniel Triana. Hay actores muy experimentados, de academia. Hay otros muy jóvenes que sólo han trabajado con Perséfone Teatro. Estoy muy contento porque es un elenco diverso en pensamiento, en proyección, en orientación sexual, en modos físicos y en edad. Es un privilegio. Mi puesta en escena pretende mostrar ese reflejo de la humanidad al mostrar las diferencias.

Queremos lograr una puesta en escena más dinámica, más contemporánea. Trabajaremos con música en vivo. Nos acompaña la pianista Dayana Montoro. Es un placer tenerla nuevamente junto a Perséfone Teatro.

Necesitamos llegar a esa danza bárbara de la libertad; esa danza bárbara del teatro shakespereano, el teatro que ahorca, que corta cabezas…

Nuestro instinto es el de la guerra. Necesitamos destruir lo que amamos. Esa es nuestra naturaleza. Ricardo II te dice eso. Ricardo II se arroja en un escenario contemporáneo y te está diciendo eso: la humanidad es torcida y siempre lo va a ser. Ricardo II es un gran caos que muestra la esencia humana. Es la verdad de Shakespeare y es la verdad del teatro.

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