Bongó itá (2022), el más reciente documental del realizador cubano Mayckell Pedrero, tendrá su estreno mundial el jueves 25 de agosto en el festival World Cinema Amsterdam. La producción del filme resultó, precisamente, de una colaboración con el proyecto Go Cuba!, sección del festival que cada año, desde 2015, otorga financiamiento a jóvenes directores cubanos con el ánimo de potenciar los nuevos talentos que operan al margen de la oficialidad insular. El arribo de Bongó itá a las salas del World Cinema Amsterdam, certamen comprometido con el audiovisual emergente en América Latina, África y Asia, es otro éxito para el cine independiente de la isla, cada vez más reconocido en el circuito internacional de festivales cinematográficos.
El documental constituye “una especial mirada a la fraternidad Abakuá”, sociedad religiosa cubana que –a partir de un sistema de creencias y de jerarquías sociales introducidos por africanos víctimas de la trata esclava durante la Colonia– caracteriza un perfil específico y singular de la cultura nacional. Resultado de una aguda y documentada investigación, palpable de inmediato en la cadena argumentativa que rige la trama, esta película tiene el mérito de ser uno de los pocos materiales fílmicos consagrados a esta hermandad/religión. Alrededor de los practicantes abakuás pesan, desde tiempos coloniales, un criterio peyorativo y un discurso de exclusión que los condena a los márgenes de la sociedad, acusados, entre otras cosas, de vándalos, violentos, criminales… Bongó itá se adentra en la genealogía de la cultura abakuá y en los índices de su pensamiento mitológico, repasa su repertorio de prácticas estético-rituales y su cuerpo axiológico, y atiende a las relaciones de poder que históricamente han modelado su posición al interior de la sociedad cubana. Ese amplio manojo temático conforma un discurso que tributa a la abolición del estigma.
Mayckell Pedrero resuelve su documental bajo los códigos tradicionales del género. No es esta una película de vocación esteticista, sino una apremiada por la necesidad de comunicar, de conectar rápido con los espectadores y entregar un acopio de información funcional. El alto valor antropológico/etnográfico del filme emana de la capacidad testimonial de su narración. A lo largo del metraje se emplean, por ejemplo, materiales de archivo que resultan sustanciales en la estructuración de la historia de esta fraternidad. Sobre todo, llaman la atención ciertas imágenes de la prensa colonial y republicana, evidencias de cómo el poder político/letrado en esos periodos relegó, persiguió y coaccionó de múltiples formas a la comunidad Abakuá. Se ofrecen registros contemporáneos de las iniciaciones, los cultos, diversas celebraciones, así como de otros atributos: vestuarios, objetos rituales, bailes, rezos… Y se muestran también los espacios socioculturales (barrios, comunidades) donde estas sociedades están emplazadas en la actualidad.

Esa urgencia/necesidad de comunicar motiva, por supuesto, el despliegue de un alto grado de autoridad epistémica en la trasmisión/construcción del conocimiento. Los registros antes enumerados son fuentes demostrativas, evidencias fácticas que enriquecen la exposición y el discurso. Pero no son las únicas. Para potenciar aún más la elocuencia retórica y apuntalar la credibilidad del filme, se apela a la autoridad ética, gnoseológica y emotiva de un grupo de voces ligadas a la cultura Abakuá. Transitan por el metraje de Bongó itá miembros de las fraternidades –pertenecientes a distintos templos y generaciones– que ofrecen información sobre los mitos fundacionales, la liturgia, la posición de la mujer en estas sociedades exclusivas de hombres, las cualidades éticas que distinguen/deberían distinguir a los miembros, las tensiones que enfrentan los practicantes en el marco más general de la sociedad cubana, etcétera. Asimismo, intervienen sociólogos, juristas, escritores, antropólogos, historiadores, quienes esbozan los accidentes históricos que han definido la fisonomía de esta religión y desmontan la pátina de negatividad que la cubre en el presente.
Definitivamente el mérito mayor de Bongó itá está en la complejidad de su discurso, que ofrece una visión panorámica, y a la vez vertical, del universo Abakuá. Es cierto que buena parte del metraje se dedica a la ascendencia africana de la religión y a sus atributos socioculturales. (A propósito, uno de los momentos más enriquecedores es aquel donde se alternan y contraponen imágenes de las prácticas originales –que sobreviven hasta hoy– acontecidas al sur de Nigeria con explicaciones del historiador Ivor L. Miller, profesor de la Universidad del Calabar). Sin embargo, el centro de la narración se ocupa del cruce complejo entre religión y sociedad, historia y poder.

A lo largo del documental se escuchan, por ejemplo, testimonios sobre la importancia del Íreme como personaje de la cultura popular tradicional cubana y sus funciones religiosas; evaluaciones sobre el estigma y los prejuicios que marcan el itinerario cívico de los miembros de estas sociedades; análisis de sus conflictos internos, ya sean por motivos raciales o generacionales… La estructura argumental alterna continuamente el dato histórico y las experiencias de sociabilidad actuales; el examen de las cualidades abakuás que emanan de una geografía social de los márgenes y la observación de cómo estos individuos llevan su doctrina religiosa a la práctica… Mientras presenta el humanismo con que estos sujetos se integran al tejido social, Bongó itá demanda reconocimiento social para los practicantes y legitimación para su pensamiento mitológico.
Es en el bloque final donde el documental alcanza su máximo esplendor. Al enfocar las tensiones históricas entre las fraternidades y el proyecto revolucionario, traza una parábola acerca de las tensiones más lamentables que ciñen a la sociedad cubana actual. Los testimoniantes abakuás de mayor edad explican su enfrentamiento a la intención del poder revolucionario, en los profilácticos y desarrollistas años sesenta y setenta, de erradicar sus prácticas. Pero es al abordar el presente cuando mejor se constata el precio de las políticas excluyentes que han regido en Cuba. Algún entrevistado comenta que los abakuás fueron relegados a la periferia de la sociedad durante la Colonia, y que aún permanecen en la periferia. El comportamiento, los patrones de conducta, las normas de sociabilidad generados en tales ambientes marginales (donde la violencia es cotidiana) impregnan, inevitablemente, a muchos de los nuevos practicantes, pues constituyen propiedades del proceso de subjetivación que los hace ser. La delincuencia y la agresividad no son patrimonio del régimen abakuá. Todo lo contrario. Son resultado de la estratificación económica y cívica a que están condenados esos entornos en Cuba. El filme sostiene que los abakuás aspiran a promover valores de fraternidad no sólo dentro de su “ambiente”, sino para toda la comunidad.
Mayckell Perdomo realizó, sin dudas, una película de aguda percepción social que avivará el pensamiento e incitará asociaciones urgentes para la Cuba contemporánea. Con el estreno de Bongó itá en World Cinema Amsterdam, se certifica otra contribución a la imagen múltiple y compleja que el cine cubano independiente ofrece del país en la actualidad.
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Excelente resumen sobre el documental espermos ser considerado y no cabe duda que compite entre los mejores