Una retrospectiva del célebre fotógrafo Steve McCurry (USA, 1950), titulada Icons, es acogida por el Museo Franz Mayer de Ciudad de México. Más de cien instantáneas en gran formato integran la muestra: vasto recorrido por las imágenes más emblemáticas, los asuntos recurrentes y el estilo consumado por McCurry, una de las figuras más influyentes y discutidas del fotoperiodismo en las últimas cuatro décadas.
Inaugurada el pasado 7 de junio, Icons llegó a México después de un itinerario con asientos en Sidney, Madrid, Lisboa y Argentina. La estancia en el Museo Franz Mayer, que se extenderá hasta el 13 de agosto de 2023, se distingue por la inclusión de un conjunto de fotos tomadas por el prestigioso autor en la geografía latinoamericana.
“La exposición sumergirá a los visitantes en el universo fotográfico de Steve McCurry, a través de un viaje que lo llevó a algunos de los lugares más bellos y desgarradores del mundo. De Afganistán a la India, del sudeste asiático a África, de Cuba a Estados Unidos y de Brasil a Italia, Icons es una colección de imágenes […] fascinante en la que el elemento humano es el protagonista”, apuntan los organizadores en la página oficial del museo.
McCurry es internacionalmente conocido por su retrato de la niña afgana Sharbat Gula, publicado en la portada de National Geographic en 1985 con un impacto insólito e inmediato alrededor del mundo. Esta icónica imagen hace parte de la muestra; según su autor, cuando vio a la niña, supo enseguida que conseguiría “un retrato importante”, pues “su mirada mostraba la historia de Afganistán”; [en esa mirada] había “una especie de tragedia, de tristeza…”, “contaba que había más de tres o cuatro millones de afganos viviendo en campos de refugiados”.
El retrato es uno de los géneros más cultivados por McCurry y una de las prácticas que ha dotado de identidad autoral a su trabajo. Mas en Icons, desde luego, también se puede apreciar una amplia selección de instantáneas de personas en actividades cotidianas, niños jugando, paisajes, ferrocarriles…, otros motivos frecuentes en su trayectoria.
Por sobre la particularidad de las disímiles obras presentes, si algo deja constatar la muestra es que, en la prolífica producción del fotógrafo, justo cuanto importa es el ser humano en su cultura. Sus retratos se distinguen precisamente por la inteligencia con que las características idiosincráticas y prácticas tradicionales de los individuos pautan la recepción de la imagen. En tal sentido, el trabajo del autor se caracteriza por registrar la diversidad del mundo.
El constante desplazamiento de McCurry por los más diversos rincones del planeta, así como su participación en numerosos conflictos bélicos, le ha permitido testimoniar/archivar las miserias, las alegrías, los conflictos y las costumbres de las personas condicionadas por su medio y la coyuntura en que viven. Sus fotografías dejan ver desde niños que se divierten sobre un tanque de guerra en Beirut, hasta un cuidador de elefantes tailandés que lee con el animal al lado.
Como en su día Capa o Bresson, McCurry también ha contribuido a enriquecer la concepción y la práctica del fotoperiodismo. No ha dejado, tampoco, de frecuentar la polémica; por ejemplo, ha sido cuestionado por manipular las instantáneas para acentuar ciertos valores expresivos. Mas no hay dudas de que, como los buenos autores, sus fotos tienen un sello estilístico indiscutible y trascienden por sus valores documental, ético y estético.
Icons posibilita apreciar también esas características que hace especialmente reconocible su producción desde la perspectiva formal: el manejo protagónico del color como recurso expresivo, la potenciación de la clave lumínica, el sondeo constante de los códigos del retrato.
Obsesionado con viajar, acabado de graduar en la Pennsylvania State University, McCurry se fue a la India para fotografiar distintos rincones del país, un año después se trasladó a Pakistán y más tarde pasó a Afganistán. En este país, que atravesaba entonces por la invasión rusa, consiguió uno de los primeros testimonios visuales de la brutalidad de esa guerra. Tal labor le mereció un gran reconocimiento como reportero y aceleró su ingreso a la acreditada agencia Magnum Photos en 1986. Después ha estado presente en otros conflictos armados: las guerras del Golfo, del Líbano y de Irán. Son muchísimos los premios y reconocimientos conseguidos por McCurry durante su carrera: obtuvo el título de Fotógrafo del Año de la Asociación Nacional de Fotógrafos de Prensa y el distinguido World Press Photo, así como ha recibido en dos ocasiones el famoso premio Olivier Rebbot.
Esta gran retrospectiva itinerante, suerte de homenaje al significativo trabajo de McCurry, se pudo consumar gracias al trabajo conjunto de la empresa productora de festivales y exposiciones Sold Out, la agencia internacional de fotógrafos Sudest57 y la plataforma de entretenimiento en vivo Fever. La curaduría estuvo a cargo de Melissa Camilli y Biba Giacchetti, quienes sacrificaron la perspectiva cronológica a favor de la temática, con el propósito de condensar la singular mirada del fotógrafo.
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