Vista de la exposición de Greta y Gabriela Reyna en el Centro Hispanoamericano de Cultura (FOTO Orlando Yomil)

Oh Eva
Évame Eva
Évame si me transito

[…]

Me conforto en tu aliento
Miro por tus ojos
Empujo por tus ojos y me encuentro con las últimas cenizas
Me dejo en libertad
Ómnima mis pasos

[…]

Y corro –corro–
Corro por la playa hacia la casa abandonada…

[…]

Te cambio el café porque me mires
Todos los ojos abiertos son iguales.

Carlos Oroza

- Anuncio -Maestría Anfibia

Évame,[1] la exposición de las hermanas Gabriela y Greta Reyna, que se puede ver hasta el próximo 1ro de abril en el Centro Hispanoamericano de Cultura de La Habana, se anuncia como una necesidad de tránsito y transformación, que apela a la empatía y a la capacidad de ponerse en el lugar del otro. Es, en toda medida, un despertar sensorial donde priman sensibilidades en torno a la mujer, la feminidad, al contexto doméstico y social; expresadas desde las narraciones tropológicas de Gabriela y Greta Reyna (La Habana, 1991). Esta, su primera bipersonal, propone un diálogo entre ambos universos creativos al tiempo que potencia las particularidades de sus líneas de trabajo. La muestra se sustenta de esta forma desde una doble dimensión retórica que hurga en los entramados de su intimidad y que se expresa principalmente desde dos contextos: la casa y el cuerpo.

Al ser gemelas, Gabriela y Greta comparten un pasado que encuentra principalmente en la niñez los principales motivos creativos. Sin embargo, los focos delirantes de ambas, aunque convergentes, distan en su enunciación desde el punto de vista temático y técnico. Quizás esas mismas vivencias compartidas hayan sido atesoradas con matices diferentes; no en vano la memoria impone selecciones no necesariamente repetibles. Es el cronotopo, en efecto, un punto nodal en las praxis de las artistas; un ente que actúa por sí mismo como generador indispensable de sentidos y metáforas, donde –como recuerda Leonor Arfuch– “el tiempo se condensa, deviene compacto, visible para el arte, mientras que el espacio se intensifica, se abisma en el movimiento del tiempo, del sujeto, de la Historia y ambos son indisociables de un valor emocional”.

Son precisamente estos espacios –los habitados, los transitados, los recordados, incluso los imaginados– detonadores de sus relaciones afectivas, los diferentes tonos del amor y la pasión. Espacios que demandan de la complicidad con el(la) espectador(a) o, simplemente, generan conmoción. Desde ellos establecen un correlato técnico-material –valiéndose de los recursos instalativos, performativos y/o pictóricos– para evidenciar un entramado de emociones que circunscribe la idea de hogar, de identidad y de pertenencia.

Gabriela parte muchas veces del cuerpo como habitante, pero también como contexto. El cuerpo –especialmente cuando combina arte textil y performance— es unidad de medida e instrumento, con el cual cartografía y registra los sitios por donde transita.  Y, aunque en algunas ocasiones muestre espacios donde es apremiante su ausencia, resulta ineludible la huella que ha dejado su paso. Esta dualidad presencia/ausencia también se advierte en las instalaciones de Greta, donde sus interiores rotos rememoran, quizás, los mapas domésticos de su memoria.

En la obra de Greta habita el horror vacui, la casi frenética repetición de motivos que hace migrar del objeto a la pintura y también a la inversa, gesto que muchas veces se ha comprendido como calculado y comedido, y que nosotras percibimos como exaltación controlada. La forma del círculo la ha seducido desde siempre, para ella símbolo del misterio y de lo oculto, la ventana hacia lo desconocido, pero también la concreción del ciclo terminado, y la satisfacción ante ello: sanación y felicidad.

Para ellas, Évame puede traducirse como sedúceme, ámame, manipúlame, conviérteme en ti, convénceme de robar la manzana. Una apropiación devenida pórtico hacia sus intimidades, un umbral que desdibuja los límites entre lo íntimo y lo público, una persuasiva súplica que no excluye una atención crítica y reflexiva.

La Habana y Madrid, febrero de 2024


Notas:

[1] El título de la exposición se inspira en un neologismo del excepcional poeta y orador gallego Carlos Oroza. El término aparece en 1960 en Malú, uno de sus poemas más conocidos. Sobre évame el propio autor lo ha definido como “un nombre que se hace verbo”.

Colabora con nuestro trabajo
Somos una asociación civil de carácter no lucrativo, que tiene por objeto principal la promoción y fomento educativo, cultural y artístico. En Rialta nos esforzamos por trabajar con el mayor rigor profesional en la gestión, procesamiento, edición y publicación de los contenidos y la información. Todos nuestros contenidos web son de acceso libre y gratuito. Cualquier contribución es muy valiosa para nuestro futuro.
¿Quieres (y puedes) apoyarnos? Da clic aquí.
¿Tienes otras ideas para ayudarnos? Escríbenos al correo [email protected].

Deja un comentario

Escriba su comentario...
Por favor, introduzca su nombre aquí