El artista cubano José Bedia celebra por estos días una retrospectiva en el Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey (México) con más de 102 piezas en exhibición que “permite apreciar el resultado de una investigación artística de varias décadas”, aseguró en la inauguración Taiyana Pimentel, directora de MARCO y curadora de la muestra. José Bedia. Viaje circular es el nombre de la exposición que abarca de la sala 6 a la 11 de la planta alta del museo. Se inauguró el 27 de enero pasado y estará abierta hasta julio.
Sin dudas, una celebración llena de sentido por partida doble, dado que México ha sido central en la carrera del artista cubano, particularmente, sus comunidades originarias, las cuales han influenciado de maneras múltiples su obra. “Son muy creativos en las comunidades indígenas. La gente piensa que están anquilosadas, y por supuesto que responden a una tradición, pero tienen una capacidad de asimilación de elementos nuevos muy grande y de interpretarlos a su forma y beneficio. Trato de influenciarme de estos elementos culturales, pero también de la filosofía y el pensamiento religioso de estas personas y comunidades”, dijo el artista en entrevista con el diario mexicano La Vanguardia.
Durante la charla inaugural en el museo, Bedia relató el origen de su interés por las culturas premodernas de América Latina y el mundo. Recordó que en su formación en La Habana –algo que puede extenderse a los programas de estudios de otros países– el modelo a seguir y estudiar siempre fue el arte occidental, hecho que nunca estuvo en sintonía con su sensibilidad y poética.
La muestra en MARCO es una prueba contundente de que la visión del arte que Bedia ha desarrollado por décadas está muy lejos del modelo eurocéntrico y muy cerca de la creatividad y simbología tribal. Además de Pimentel, la exhibición fue curada por José Bedia Fuertes, hijo del artista y director de su estudio. Ambos habían venido imaginando esta selección representativa de la carrera del artista desde hace 5 años, aseguró Pimentel en la apertura.
Dividida en diez secciones, José Bedia. Viaje circular incluye pinturas al óleo y en acrílico, crayón sobre papel, témpera, acrílico, técnica mixta y collage. La curaduría ha querido resaltar los diferentes intereses y etapas en la trayectoria del artista, aunque ocupan mayor espacio sus creaciones fechadas a partir del 2000 hasta las más recientes.
En la sección diez se encuentran las obras relacionadas con su estudio de las culturas afrocubanas. La mayoría de las piezas son textiles originarios de las comunidades de Malí. Antes de que los artesanos transformaran las telas en prendas, Bedia las intervino pintando figuras relativas a rituales, costumbres, creencias y deidades.
Otra sección relevante es la séptima. Allí están las obras del pintor que celebran la simetría como un elemento clave del arte tribal, en este caso, inspirado en el grupo de los seris en el norte mexicano.
La cuarta sección también es significativa desde el punto de vista formal. En este apartado predominan los formatos circulares u ovalados, que desafían el tradicional marco cuadrado y también aluden a la cosmovisión circular del universo.
En diálogo con sus obras aparecen en las salas piezas de la colección etnográfica de Bedia. Algunos de los símbolos o imágenes que pueden verse en los textiles, colgados de las paredes, que el artista ha conservado de sus investigaciones y estadías en comunidades de América Latina, África, Oceanía, Asia y Estados Unidos, se ven muchas veces trasladados a sus cuadros.
La inclinación artística de Bedia por los rituales y tradiciones premodernos tienen asidero en su experiencia de vida. Desde edad temprana es sacerdote de la Regla del Palo, religión afrocubana de profunda raíz conga, además de ser miembro de la Native American Church, de origen indígena.
Su primera visita a México fue en 1986. Aterrizó en tierra de los seris, en el desierto del sonora, al norte. También ha vivido y trabajado de conjunto con otros grupos indígenas en este país, como los wirrárikas, taraumaras, yaquis y coras.
Ya en 1997, MARCO exhibió a José Bedia. En aquel año, la exposición se nombró Crónicas americanas: obras de José Bedia y se centraba en destacar la influencia de las culturas ancestrales del continente americano en las obras del artista, sobre todo en las creadas durante los años noventa.
José Bedia es considerado desde la década del ochenta una figura clave del arte latinoamericano. Importantes museos en todo el mundo resguardan parte de su trabajo; algunos de ellos son: el Museo Bellas Artes de Cuba, el MoMa de Nueva York y el Tate Modern de Londres.
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