La llegada de la imagen de síntesis digital al cine de atracciones supone un desafío para el ámbito de juicio del espectador del cine generado a partir de lo real fotográfico, que desde entonces es invadido por una presencia indetectable por su aparato sensorial. Ello cuestiona la confianza absoluta que hasta el momento mereciera la visión como instrumento de juicio racional sobre lo visible. Dos películas muy conocidas tematizaron ese asunto justo en la época en que la innovación tecnológica que hoy damos por normal estaba en plena implantación.