Marta Minujín, la diosa argentina del arte pop, celebra su mayor retrospectiva en Brasil

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Marta Minujín. Foto: Ámbito.
Marta Minujín. Foto: Ámbito.

A sus ochenta años, la diosa argentina del arte pop, Marta Minujín (1943), expone la mayor retrospectiva de su carrera en la Pinacoteca de São Paulo (Brasil). La exposición se llama En vivo, abarca siete salas de la emblemática institución brasileña e incluye 100 obras realizadas por la artista desde 1963 hasta la fecha.

La obra de “la embajadora del movimiento pop en Argentina”, así la publicita el museo, estará en exhibición hasta el 28 de enero de 2024. La gran retrospectiva coincidirá con la Bienal de São Paulo que se realiza de septiembre a diciembre.

Una estructura temporal, inflable, de colores, de 17 metros de altura, daba la bienvenida al público los primeros días de la exposición (hasta el 6 de agosto) en las afueras del museo para recordarle a la gente que estaba dejando atrás el mundo de concreto de São Paulo y se adentraba en el universo de Minujín, uno donde el juego, la alegría y la experimentación son clave.

La pinacoteca está llena de los colores vivos que caracterizan la obra de Minujín. A sus ochenta años, la artista continúa insuflando vitalidad por donde pasa. Revuélquese y viva, La habitación del amor (1963), Erotismo en technicolor (1964), Freaking on fluo (2010), El pago de la deuda externa argentina con maíz (1985) y Arte agrícola en acción (1978-1979) son algunas de las obras que animan las salas del museo brasileño.

Minujín es todo un ícono del arte pop en Argentina, tanto que le es imposible salir a la calle sin que la aborden las personas, por eso, se siente más a gusto viviendo en Nueva York, según ha dicho a la prensa de su país. La artista introdujo el happening en Latinoamérica y popularizó la interacción del público con la obra de arte. Para Minujín, el arte debe intervenir en la vida, cambiarla. Por eso, una vez la artista recubrió de helado el obelisco de Buenos Aires (símbolo nacional), desde su base hasta la cima, quitándole rigidez, y en otras ocasiones ha invitado al público a llevarse consigo partes de sus obras, como pueden ser panes dulces o libros.

En Brasil, ha recreado Galería Blanda, una instalación de 1973 realizada con 200 colchones, que se había echado a perder en Nueva York hace más de 20 años. “Me habían invitado a exponer en una galería que parecía de piedra y usé colchones reales para ablandarla, los saqué de un hotel clausurado cuando mataron a Martin Luther King, porque hubo tres crímenes en una noche. Estaba lleno de ocupas cuando entramos a buscarlos a ese lugar atroz, había gánsteres y prostitutas. Buscamos por los pisos más altos los mejores colchones y los tiramos por las ventanas”, contó la artista a la prensa sobre cómo armó la primera versión de la obra.

“Todo pasa en los colchones”, dijo Minujín en la rueda de prensa en la Pinacoteca. “Se pasa la gente el cincuenta por ciento de su vida en los colchones, la gente ama en los colchones, nace, muere […] Dormimos ahí siete horas todos los días”, argumentó cuando le preguntaron por qué trabajaba con estos objetos.

“Desde el inicio de la década de 1960, la argentina nos hace reflexionar sobre el papel del artista como provocador. Minujín nunca se ha restringido al espacio institucional ni a los formatos convencionales del arte. […] cuando aún era una joven artista, creó ambientes e invitó al público a vivir experiencias, literalmente, dentro de su obra”, comenta Jochen Volz, director general de la Pinacoteca.

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En los inicios mismos de su carrera, la artista argentina llevó adelante una intervención artística que sigue siendo fundamental para entender su poética. Aquel happening consistió en la quema de toda la obra que había creado mientras estudiaba en Francia. La artista buscaba despertar al espectador dormido y ponía el énfasis más en el proceso creativo que en el resultado final. “Para mí era una forma de intensificar la vida, de impactar al contemplador sacudiéndolo, sacándolo de su inercia”, comentó sobre aquel suceso. “¿Para qué entonces iba a guardar mi obra? ¿Para que fuera a morir en los cementerios culturales? La eternidad no me interesaba, quería vivir y hacer vivir”.

En otra sala de la Pinacoteca de São Paulo se ve la histórica instalación El Batacazo, que también ha sido recreada, 58 años después de su primera presentación en el Instituto Di Tella de Buenos Aires, en 1965. En aquel momento, cuatro tipos de íconos mediáticos guiaban a los visitantes a través de la instalación, pasando junto a jugadores de rugby, subiendo las escaleras para encontrarse con playboys y cosmonautas, y bajando por un tobogán para caer sobre el rostro de la actriz italiana Virna Lisi. En la Pinacoteca, los jugadores de rugby han sido sustituidos por futbolistas de Brasil y Argentina.

Marta Minujín tendrá este año otra gran exhibición en el Museo Judío de Nueva York y en 2024 ya tiene programadas exposiciones en Dinamarca, Bélgica y Gran Bretaña.

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