A poco más de tres meses de su muerte en Madrid, una exposición integrada por 14 obras –11 lienzos de gran formato, dos pequeñas cartulinas y una escultura en hierro– celebra en La Habana el cumpleaños 80 del cantautor Pablo Milanés (1943-2022).
Se trata de la mirada colorista y el trazo ágil del artista holguinero Kamyl Bullaudy (1962), cuyas piezas inspiradas en el icono de la Nueva Trova Cubana estarán al alcance del público, en espacios de la productora PM Records, hasta el 31 de marzo próximo. Los interesados podrán acudir a esa sede de lunes a viernes entre las 10:00 a.m. y las 3:00 p.m., según informó la propia institución cultural en redes sociales.
“Siempre me interesó captar el movimiento de las cosas, plasmarlo en todo”, ha dicho Bullaudy, a quien cita el crítico Toni Piñera, en un texto curatorial a propósito de esta muestra en homenaje al trovador. “Sin duda, el tiempo nietzscheano del eterno retorno, con su concepción circular e infinita constituye uno de los componentes determinantes de su creación… En esa eternidad surge Pablo Milanés, cantado en formas y colores, con la ternura, sensibilidad y emoción con que vivió, creó para nosotros y cantó esa suerte de Himno al Amor que no se deja de escuchar a pesar del tiempo”.
Una zona muy reconocible del trabajo de Bullaudy –pintor, dibujante, ceramista y escultor figurativo “con un estilo netamente matérico y espontáneo”– son sus retratos del héroe nacional cubano, José Martí. Pero suma también, según Piñera, “el paisaje urbano y, dentro de él, esos malecones repletos de luz, colorido y gestos abstractos que son un canto a nuestra ciudad, los gallos y esas mujeres gordas que iluminan las superficies”.
“Allí surge la imagen del cantautor, rodeado de flora, en un ambiente idílico, en el que vibra la intensidad pictórica, y en la que parecen leerse muchos textos de sus canciones, en esa mágica ecuación creativa de unir las artes para reverenciar”, dice a continuación el escribidor. “Para homenajear a un hombre, que es también símbolo de una época cubana, de un tiempo, donde voz, poesía, música, vida, sentimientos, se amalgaman para entregarnos historias que revelan el lugar que ocupó, en el espacio de una época. Y hay algo que, por sobre todas las cosas, emerge de estas creaciones de Bullaudy: la eterna y leve sonrisa de Pablo, y, por ende, la felicidad que encontró al paso por la vida. De saber que cumplió con el deber de un Hombre de su tiempo”.
Sin embargo, bien sabemos que Pablo Milanés no fue –al menos no todo el tiempo– un creador de idilios al uso: cantautor de una amplia obra romántica, sí, pero a menudo contaminada por la historia, y viceversa. En todo caso, su tránsito vital revela a un hombre y un artista –acaso demasiado coherente, o demasiado contradictorio– que jamás abdicó a la pulsión de interrogar el presente.
Durante años, el músico –junto a Silvio Rodríguez una de las voces más reconocibles de la Nueva Trova, asociada a la épica fundacional de la Revolución cubana– fue un crítico sistemático de las arbitrariedades del poder en Cuba. Denunció, en particular, las violaciones de las libertades de expresión y creación, así como los estrechos límites para el ejercicio de la política en la isla.
El autor e intérprete de temas antológicos como “Yolanda” y “El breve espacio en que no estás” –fallecido el martes 22 de noviembre en la capital española tras “infecciones recurrentes”, efectos secundarios de “una enfermedad oncohematológica”– se presentó por última vez ante el público cubano en el verano de 2022, en lo que constituyó una estación especial, y no exenta de polémica, de la gira internacional Días de luz, que a la postre quedaría inconclusa.
Tras múltiples protestas en redes sociales, las autoridades cubanas se vieron obligadas a reprogramar el incómodo concierto habanero para el Coliseo de la Ciudad Deportiva, con mucho más aforo que la Sala Avellaneda del Teatro Nacional, donde originalmente se había fijado esa velada con sabor a despedida del 21 de junio de 2022.
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