El escritor y editor francés Philippe Sollers (1936-2023) falleció este 6 de mayo en París a los 86 años. Según trascendió, el autor de novelas como El parque (1961) o Paraíso (1974), será enterrado en Ars-en-Ré, oeste de Francia, en una ceremonia familiar privada.
La emblemática editorial Gallimard –en la cual fungió como director de colección y, últimamente, como miembro de su comité de lectura– despidió este sábado a Sollers: “El hombre enamorado de la libertad y las bellezas de este mundo, el amante de las bellas artes, la música y las letras que celebraba lo sagrado de aquí abajo, el incansable animador de la vida intelectual y literaria que creó y animó con sus amigos las revistas Tel Quel(1960) y L’infini (1983), el autor de una novelística innovadora e inconformista y de ensayos críticos de sensibilidad universal, el amigo furtivo y atento que nunca renunció a decir que «la felicidad es posible», se unió a «la verdad del gran silencio maravilloso»”.
“Vine, viví, soñé”, citó finalmente Gallimard, en su breve evocación de quien era ya, a los 22 años, un escritor famoso, tras la publicación de su relato “Le Défi” (“El desafío”) y de su primera novela, Une curieuse solitude (1958), elogiada por Louis Aragon.
En los años sesenta, Sollers fundó e impulsó junto a Jean-Edern Hallier la revista Tel Quel, que abanderó la nueva crítica literaria y abrió espacios para la filosofía y las ciencias humanas. Allí aparecieron asiduamente los escritos de figuras de primerísimo orden como Rolland Barthes, Mercelin Pleynet, Jacques Lacan, Jacques Derrida, Mijaíl Bajtin y los formalistas rusos, o bien la búlgara Julia Kristeva, con quien se casó en 1967.
Tras la desaparición de Tel Quel, Sollers fundaría la revista L’Infini (1983).
Obras como Drama (1965), Números (1968), Ley (1972), H (1973) o Paraíso (1974) constituyen ejemplos de la zona más experimental y vanguardista de la producción de Sollers, quien con Mujeres (1983) deriva hacia una tonalidad que a muchos recordó el estilo de Louis-Ferdinand Céline.
Un año después publicaría el libro autobiográfico Retrato de un jugador, y seguirían títulos como Corazón absoluto (1987), Fiesta en Venecia (1991) y El secreto (1992). El cambio de siglo vendría con las novelas Estudio (1997), Pasión fija (2000) y La estrella de los amantes (2002); además de la publicación de la biografía Casanova, el admirable (1998).
Su producción ensayística incluye los volúmenes Lógica (1967), Teoría de la excepción (1985), Improvisaciones (1991), La guerra del gusto (1994), El paraíso de Cézanne (1995), La palabra de Rimbaud (1999) y Elogio del infinito (2001).
Philippe Sollers mereció el Premio Fénéon (1858), por su primera novela, y el Premio Médicis (1961), por El parque. A lo largo de su carrera fue distinguido además con el Grand prix de littérature Paul-Morand y el Premio Príncipe Pedro (2006), así como Caballero de la Legión de Honor (1993) y Comendador de las Artes y las Letras (2014).
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