Publican una reveladora biografía del escritor alemán W.G. Sebald

El volumen Speak, Silence: In Search of W.G. Sebald (Habla, silencio. En busca de W.G. Sebald), que saldrá publicado el mes próximo por la editorial británica Bloomsbury, constituye la primera biografía integral de este importante narrador y ensayista alemán cuya obra significó una de las revelaciones literarias más singulares de las últimas décadas del siglo XX.

Su autora es la inglesa Carole Angier, quien se especializa en la escritura de biografías de escritores y antes ha firmado sendos libros dedicados al italiano Primo Levi y a la anglodominiquesa Jean Rhys, ambos con notable reconocimiento crítico. En esta ocasión, Angier se basó en los testimonios de amigos y familiares de Sebald, así como en parte de su correspondencia inédita, para entregar un registro de la vida del autor de Los anillos de Saturno no exento de revelaciones, que hace de Habla, silencio… un documento de gran interés para los admiradores y estudiosos del escritor alemán.

“El libro presenta la búsqueda emprendida por Carole Angier tras las pistas de Sebald, desde su nacimiento como alemán de segunda generación hasta el fin de la Segunda Guerra Mundial, pasando por su rechazo de la herencia envenenada del Tercer Reich y su migración a Inglaterra”, comenta la editorial.

La nota de presentación añade que la autora “se interna en las profundidades de una mente creativa al límite, profundamente empática a la vez que despiadada”.

Angier localiza la génesis de la obsesión de Sebald con el nazismo y el Holocausto en el “gran trauma” sufrido por el escritor cuando fue expuesto a la magnitud de los crímenes cometidos por los alemanes, y a raíz de la revelación de que su padre había sido adicto del movimiento nacionalsocialista.

Según Angier, a los diecisiete años el adolescente Sebald asistió a la proyección, en su escuela, de un documental didáctico sobre la liberación del campo de Bergen-Belsen. “Era un lindo día de primavera, y los chicos esperaban una película de entretenimiento, como era costumbre. En vez de eso, una pila de cadáveres demacrados se amontonó ante ellos. Nadie supo cómo reaccionar, así que de ahí fueron a jugar fútbol, sin más”.

Luego, al preguntar a su padre –que había integrado las filas del ejército alemán– qué había hecho durante la guerra, este respondió: “No recuerdo”. Esta coincidencia de barbarie y silencio habría marcado profundamente el carácter de Sebald, y explicaría –según propone Angier– la inestabilidad psíquica que caracterizó durante toda su vida al escritor, quien fue víctima de tres colapsos nerviosos importantes e innumerables episodios de depresión. Pero también definió su opción por la escritura.

“La gente pierde la facultad de recordar. Esa es la función de la literatura”, expresó una vez Sebald ante sus alumnos de literatura alemana.

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Angier documenta igualmente el hábito de Sebald de atribuir sin previa consulta a los personajes ficticios de sus libros los testimonios de amigos (“No era que te escuchara, era que grababa tus palabras”, afirmó uno de ellos), lo cual le ganó no pocas enemistades. Y también da cuenta de su proceso de escritura, caracterizado por la revisión meticulosa y la constante reescritura.

Aunque la autora de Habla, Silencio… –un título, por cierto, que hace un guiño a ¡Habla, memoria!, del escritor ruso Vladimir Nabokov, admirado por Sebald– contó con la colaboración de las hermanas de Sebald, y de un número de amigos y compatriotas suyos, la viuda y la hija del escritor se negaron a darle su testimonio. Ello hace que este libro deba salir con la rúbrica de “biografía no autorizada”.